Lo vintage está de moda, es decir, todos aquellos objetos o accesorios que aún no pueden catalogarse como antigüedades, pero cuyo valor y atractivo han aumentado considerablemente con el paso del tiempo. Un buen ejemplo de ello son las máquinas de escribir, los instrumentos musicales, las primeras videoconsolas que salieron al mercado, las prendas de ropa de marcas que ya no existen y, por supuesto, las cámaras fotográficas instantáneas.
En este sentido, la lomografía también ha experimentado una resurrección apoteósica, pues los modelos que siguen esta técnica se han revalorizado y los coleccionistas y aficionados a la fotografía buscan desesperadamente su propio ejemplar. Pero, ¿en qué consiste dicha tecnología?
Se trata de un tipo de fotografía que fue inventada por la Sociedad Lomográfica, fundada en Austria en los años 90, mediante la experimentación con una Lomo LC-A, un modelo analógico bastante barato y limitado. El resultado fueron una serie de imágenes de alto contraste, colores intensos y un enfoque suave que se alejaban bastante de la profesionalidad que reinaba en la época.
Desde entonces, la lomografía se convirtió en un movimiento artístico que ensalzaba las imperfecciones y huía de las normas que, supuestamente, todos los fotógrafos debían seguir para obtener imágenes de calidad, un término que desde ese momento es mucho más subjetivo.
Las fugas de luz, el uso de lentes de plástico de colores, la aparición del viñeteado, el error de gamma, los primeros planos o los objetos en movimiento son algunos de los rasgos que caracterizan a la fotografía lomográfica. Bajo esta premisa, ¿cómo puedes sacar el máximo partido a tu antigua cámara lomo?