Con los niños pequeños, curiosos por naturaleza, hay que estar muy pendientes para evitar accidentes o que nos llevemos un disgusto. El verano es una de esas épocas en las que debemos extremar esa vigilancia de nuestros nietos, sobre todo si estamos con ellos disfrutando de un divertido día en la playa o la piscina. Así, aquí van algunos buenos consejos para evitar no perderles de vista y que, en todo momento, no corran peligro alguno.
Toda precaución es poca y no debemos confiarnos con los más pequeños de la casa, especialmente con aquellos que todavía no han aprendido a nadar. No es necesario no apartar la mirada del niño que ni siquiera podamos parpadear, sino ser lógicos y responsables en este sentido. Así que, mejor dejar el móvil en el bolso y consultarlo más tarde una vez que estemos en la toalla tranquilamente sentados.
Para estar siempre atentos, puede ayudarnos la conocida como regla 10/20: mirar a nuestro nieto cada 10 segundos y comprobar que, en caso de un problema, podemos llegar a él o alcanzarlo con un brazo en no más de 20 segundos.
Lo mejor es que, desde que tenga edad para ello, aprenda a defenderse en el agua, ya sea flotando si se cae de forma accidental o nadando. Para los que aún no sepan, lo mejor es colocarles medidas de seguridad adaptados a su edad y cuerpo, que sean de calidad y que cumplan su función. Los chalecos son los mejores elementos en este caso.
El escenario cambia, pero las imprudencias que llevan a un fatal desenlace siguen ahí. Si no queremos que un tranquilo día de playa acabe de forma que nadie desea, sigue a rajatabla estos acertados consejos: