Hacer ejercicio para mantenerse en forma resulta esencial para cualquier persona y especialmente recomendable para las mayores. Como bien indica la Organización Mundial de la Salud, es adecuado que “los adultos de 65 en adelante dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas”.
Sin embargo, esto no siempre es posible, ya sea por la pereza que puede aparecer en el momento de salir a caminar o de ir al gimnasio, o porque el clima no ayuda (salir a la calle en invierno a ejercitarse suele ser más complicado). Si esto sucede, solo queda la opción de ejercitarse en casa y uno de los aparatos que ayudan a llevarlo cabo, incluso a los más perezosos, son los pedaleadores.
Como sabrás o imaginarás, estos aparatos consisten en un par de pedales que funcionan como una pequeña bicicleta estática y que se pueden utilizar mientras se realizan otras actividades lúdicas como ver la televisión o incluso leer. Resultan especialmente indicados para las personas mayores porque los movimientos que requieren son muy naturales y no resultan lesivos si se adopta una posición incorrecta. Asimismo, también facilitan la rehabilitación para aquellos que han sufrido una lesión o están recuperándose de una operación.
Como acabamos de apuntar, los pedaleadores están indicados para quienes no pueden realizar movimientos muy bruscos y de gran potencia. Es más, facilitan el juego de las piernas de tal modo que estas se mueven naturalmente, ayudando a una mejor circulación sanguínea. A esto hay que añadir que las personas que tienden a llevar una vida sedentaria, podrán hacer algo de deporte, lo que repercutirá en un mayor control del peso y en la reducción de los niveles de colesterol. En definitivas cuentas, las ventajas que ofrecen los pedaleadores podrían resumirse en las siguientes:
Como ocurre con cualquier otro producto, hay varios tipos de pedaleadores, de cara a ajustarse a los diferentes perfiles de usuarios. Eso sí, en general podríamos dividirlos en dos: los manuales y los eléctricos. Como supondrás, los primeros solo funcionan mediante la fuerza que el usuario les imprima. Por su parte, los eléctricos disponen de un motor que puede controlar el movimiento, evitando esfuerzos extra especialmente a las personas que estén en un proceso de rehabilitación o tengan las extremidades muy débiles. No obstante, estos dispositivos también pueden emplearse de un modo manual. Para ello solo habrá que deshabilitar el motor y empezar a pedalear.
En el momento de decidirse por uno u otro modelo, es recomendable tener en cuenta algunos parámetros para adquirir el pedaleador que mejor se ajuste a las características de quienes lo vayan a utilizar.
Además de todo lo expuesto, cuando utilices un pedaleador en casa debes saber lo siguiente: