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El sueño perdido no se recupera y otras mentiras extendidas

Olga Selma

Foto: Bigstock

Miércoles 12 de mayo de 2021

3 minutos

Algunas creencias sobre el sueño pueden derivar en hábitos poco saludables

El sueño perdido no se recupera y otras mentiras extendidas
Olga Selma

Foto: Bigstock

Miércoles 12 de mayo de 2021

3 minutos

La ciencia del sueño se ha desarrollado de manera significativa en los últimos años, proporcionando un conocimiento cada vez mayor sobre cómo dormirmos. Sin embargo, siendo común encontrar información basada en mitos que son creídos por mucha gente.

Con el objetivo de desmitificar algunas creencias, la National Sleep Foundation reunió a un panel de expertos para identificar los mitos del sueño más extendidos y que pueden causar confusión. Veamos algunos de ellos.

bigstock Mitos y verdades sobre el dormir

Lo que no es verdad

Uno de los mitos que más daño ocasiona consiste en pensar que el sueño se recupera, lo que no es cierto. Si pensamos que sí, podemos plantearnos dormir poco entre semana y recuperar las horas los fines de semana. Esta situación se produce en aquellas personas que duermen un promedio de 4-5 horas durante la semana y el sábado y domingo quieren recuperar las horas perdidas durmiendo hasta 12 horas seguidas. La realidad es que 4-5 horas diarias no son suficientes para mantener el cerebro totalmente despierto durante el día, y las personas que tienen este hábito sufren el denominado síndrome de deficiencia crónica de sueño y tienen un 40% más de posibilidades de sufrir accidentes de circulación o de trabajo.

Igualmente es falso que si no podemos dormir, es mejor quedarse en la cama hasta que nos entre el sueño. Los expertos en sueño recomiendan levantarse de la cama si no podemos conciliar el sueño pasados 20 minutos. En lugar de dar vueltas en la cama, es mejor levantarse, hacer algo relajante en un entorno tranquilo y oscuro y luego intentar volver a la cama. La razón por la que los expertos recomiendan este enfoque es que es importante asociar la cama con el sueño, en lugar de asociarla con el estrés que supone no poder conciliarlo. 

Tampoco la creencia de que hacer ejercicio por la noche perturba el sueño es cierta. Los estudios indican que incluso el ejercicio intenso por la noche no suele afectar el sueño. De hecho, hacer ejercicio por la noche ayuda a muchas personas a dormir mejor. Dicho esto, para otras personas puede que no sea tan beneficioso hacer entrenamientos intensos antes de ir a la cama, ya que puede dificultar que su cuerpo se relaje para dormir.

Lo que sí es verdad

En cambio, es cierto que dormir poco o mal engorda. Los estudios demuestran que un mal sueño interfiere en múltiples procesos del metabolismo. En concerto, puede provocar un mayor consumo de hidratos de carbono y, en consecuencia, una acumulación de grasa corporal. Además, dormir poco produce un 30% de reducción en la secreción de insulina y tiene consecuencias negativas sobre el funcionamiento de la glándula tiroides. Además, los niveles elevados de cortisol durante la noche, producidos por un mal dormir, contribuyen a debilitar nuestro sistema inmunológico.

También es verdad que dormir mal nos hace envejecer prematuramente, ya que la hormona del crecimiento es responsable en los adultos de la regeneración de la piel. Y esta hormona se segrega principalmente durante la primera mitad de la noche, en el estadio de sueño profundo. De forma que un mal sueño provoca que la piel envejezca de forma prematura, que adquiera mal color y aparezcan ojeras.

 

Sobre el autor:

Olga Selma

Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.

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