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Descubren el vínculo genético entre la inteligencia infantil y la longevidad de los padres

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Viernes 31 de octubre de 2025

9 minutos

Factores genéticos de ambos influyen en las capacidades cognitivas precoces y en el tiempo de vida

Descubren el vínculo genético entre la inteligencia infantil y la longevidad de los padres
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Viernes 31 de octubre de 2025

9 minutos

¿Se hereda la longevidad a lo largo de generaciones?

 

El objetivo del campo de investigación de la epidemiología cognitiva es describir y explicar las asociaciones fenotípicas entre la función cognitiva evaluada en la juventud (que evita en gran medida la causalidad inversa) y la salud y muerte en etapas posteriores de la vida. Los análisis de datos de seguimiento a largo plazo de grandes cohortes procedentes del Reino Unido, Dinamarca, Israel y Suecia muestran que las puntuaciones más altas en las pruebas de función cognitiva en la juventud (infancia, adolescencia o adultez temprana) se asocian con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas a mediados o finales de la adultez, según un estudio de Nature Human Behaviour.

Una revisión de 16 estudios separados, que extrajeron datos de más de 1 millón de participantes (22.453 muertes), encontró que, en promedio, para una puntuación de la prueba de función cognitiva de 1 desviación estándar más alta en la juventud, hubo un 24% (IC del 95% = 23-25) menor riesgo de muerte durante un período de seguimiento de entre 17 y 69 años

La relación cognición-longevidad

¿Qué causa esta asociación? La relación cognición-longevidad no se vio afectada por la posición socioeconómica infantil, se observó en un rango de capacidades cognitivas y se vio tanto en hombres como en mujeres. Se observó cierta atenuación debido a la educación y la clase social ocupacional adulta de la persona.

¿Podría parte de la asociación entre cognición y longevidad ser causada por diferencias genéticas? Se han realizado grandes estudios de asociación de todo el genoma (GWAS) para examinar la etiología genética molecular de las diferencias de las personas en las puntuaciones de las pruebas de función cognitiva. También hay GWAS sobre longevidad, como se demuestra en Nature Genetics. Estos datos de GWAS permiten una comparación entre rasgos; es decir, uno puede comparar los loci que alcanzan significancia estadística de todo el genoma en cognición con aquellos que son significativos a nivel de todo el genoma en longevidad. Además, se puede derivar una correlación genética entre los GWAS de estos dos rasgos para describir su efecto genético compartido promedio. Una estimación del vínculo genético entre la función cognitiva y la longevidad (obtenida al revertir la mortalidad por todas las causas).

Sin embargo, a diferencia de los análisis fenotípicos, en los que la función cognitiva infantil se utiliza como predictor de la longevidad hasta la vejez, las correlaciones genéticas entre estas variables se han derivado utilizando la función cognitiva evaluada en la edad adulta y en la vejez. Esto deja sin respuesta la pregunta de si la causalidad/confusión inversa (es decir, que la mala salud en la edad adulta y en etapas posteriores de la vida influye tanto en la función cognitiva como en la longevidad) impulsa parte de la asociación genética entre la función cognitiva y la longevidad.

Nuevas evidencias 

Hasta la fecha, no tenemos conocimiento de ninguna correlación genética reportada en un estudio entre la función cognitiva evaluada en la infancia y la longevidad. Ahora, sin embargo, investigadores dirigidos por el Dr. W. David Hill, en la Universidad de Edimburgo (Escocia), han identificado una correlación genética significativa entre la función cognitiva infantil y la longevidad, lo que proporciona la primera evidencia genética molecular de que la inteligencia medida en la juventud comparte factores genéticos con la longevidad. Publicado en la revista Genomic Psychiatry, este estudio representa un avance crucial para comprender por qué los niños más inteligentes tienden a vivir más.

 

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El descubrimiento aborda un viejo enigma en la epidemiología cognitiva: si bien los estudios han demostrado sistemáticamente que los niños que obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia tienden a vivir más, los mecanismos biológicos subyacentes siguen siendo esquivos, como hemos comentado antes.

Una nueva arquitectura genética

El equipo de investigación analizó datos de estudios de asociación genómica de 12.441 individuos para la función cognitiva infantil y de 389.166 individuos para la longevidad parental. Estos conjuntos de datos masivos les permitieron calcular la primera correlación genética entre la inteligencia medida específicamente en la infancia y la longevidad, evitando así los posibles efectos de confusión que pueden producirse cuando la función cognitiva se mide en la edad adulta.

El Dr. Hill y el profesor Ian Deary descubrieron que la correlación genética entre la función cognitiva infantil y la longevidad parental era de 0,35, lo que indica una etiología genética compartida sustancial. La heredabilidad basada en SNP fue del 27,3 % para la función cognitiva infantil y del 28,9 % para la longevidad parental, lo que confirma que ambos rasgos tienen fuertes componentes genéticos.

Lo que hace que este hallazgo sea particularmente convincente es que elimina las preocupaciones sobre la causalidad inversa. Al medir la función cognitiva en adultos, la mala salud podría influir tanto en el rendimiento cognitivo como en la longevidad. Al centrarse en la función cognitiva infantil, los investigadores pudieron examinar la relación genética pura entre la inteligencia temprana y la longevidad.

La investigación empleó la regresión de puntuación de desequilibrio de ligamiento, un sofisticado método estadístico que examina los patrones de variación genética a lo largo del genoma. Este enfoque reveló efectos mínimos de estratificación poblacional, con intersecciones de LDSC cercanas a 1 para ambos rasgos, lo que garantiza la fiabilidad de la estimación de la correlación genética.

Mecanismos biológicos y direcciones futuras

La correlación genética identificada en este estudio es consistente con múltiples modelos biológicos. Una posibilidad es la pleiotropía horizontal, donde las variantes genéticas afectan de forma independiente tanto la función cognitiva como la longevidad. Esto respaldaría la hipótesis de la "integridad del sistema", que sugiere que los factores genéticos producen cuerpos y cerebros mejor preparados para resistir los desafíos ambientales a lo largo de la vida.

Alternativamente, la pleiotropía vertical podría explicar la relación, donde la función cognitiva infantil influye causalmente en la longevidad a través de vías intermedias. Una mayor inteligencia infantil puede conducir a mejores resultados educativos, estilos de vida más saludables y posiciones socioeconómicas más favorables, todo lo cual contribuye a una vida más larga.

Aún quedan interrogantes sobre qué regiones genéticas específicas impulsan esta correlación y qué sistemas biológicos median dicha relación. Investigaciones futuras podrían explorar si determinadas regiones cromosómicas muestran correlaciones más sólidas, lo que podría identificar dianas terapéuticas. Además, examinar cómo varía esta relación genética en diferentes poblaciones podría revelar información importante sobre las interacciones entre genes y ambiente.

El estudio también plantea interrogantes interesantes sobre las perspectivas evolutivas de la inteligencia y la longevidad. ¿Por qué la selección natural favorecería variantes genéticas que mejoran tanto las capacidades cognitivas como la longevidad? Comprender estas dinámicas evolutivas podría proporcionar una comprensión más profunda del desarrollo y el envejecimiento humanos.

Implicaciones

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la medicina personalizada y las intervenciones de salud pública. Comprender la arquitectura genética compartida entre la función cognitiva y la longevidad podría fundamentar estrategias para un envejecimiento saludable y la preservación cognitiva. Si bien los factores genéticos no se pueden modificar directamente, la identificación temprana de individuos en riesgo podría permitir intervenciones específicas para optimizar las trayectorias de salud.

 

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La investigación también enfatiza la importancia de apoyar el desarrollo cognitivo en la infancia, ya que los beneficios pueden extenderse mucho más allá del rendimiento académico e influir en la salud y la longevidad a lo largo de la vida. Las políticas educativas y las intervenciones en la primera infancia que mejoran el desarrollo cognitivo podrían tener beneficios para la salud pública más amplios de lo que se reconocía anteriormente.

Fortalezas y consideraciones del estudio

El estudio utilizó datos genéticos a gran escala de cohortes bien caracterizadas, lo que proporcionó una sólida capacidad estadística para detectar correlaciones genéticas. Al centrarse específicamente en la función cognitiva infantil, los investigadores evitaron la confusión derivada de afecciones de salud relacionadas con la edad que podrían influir tanto en la cognición como en el riesgo de mortalidad en poblaciones de mayor edad.

El equipo de investigación reconoce que las correlaciones genéticas representan efectos promedio en todo el genoma y no identifican mecanismos causales específicos. Investigaciones futuras que utilicen métodos como la aleatorización mendeliana podrían ayudar a desentrañar las relaciones causales entre la función cognitiva y la longevidad.

Esta investigación, revisada por pares, representa un avance significativo en la epidemiología cognitiva, ofreciendo nuevos conocimientos sobre la base biológica de las asociaciones entre inteligencia y longevidad mediante una rigurosa investigación experimental. Los hallazgos desafían los paradigmas existentes sobre la independencia de los procesos cognitivos y de envejecimiento. Mediante el empleo de enfoques innovadores de genética estadística, el equipo de investigación ha generado datos que no sólo impulsan el conocimiento fundamental, sino que también sugieren aplicaciones prácticas en medicina preventiva y salud pública. La reproducibilidad y validación de estos hallazgos mediante el proceso de revisión por pares garantiza su fiabilidad y los posiciona como base para futuras investigaciones. Este trabajo ejemplifica cómo la investigación de vanguardia puede acortar la brecha entre la ciencia básica y las aplicaciones transnacionales, lo que podría tener un impacto en profesionales de la salud, educadores y legisladores en los próximos años

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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