
Las dietas que ponen en peligro la buena memoria
Las ricas en grasas y azúcares se relacionan con el deterioro de la función cerebral

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La dieta que consumen muchas personas en los países desarrollados es rica en grasas saturadas y carbohidratos refinados. Desde hace tiempo se reconoce que la ingesta excesiva de esta llamada dieta de estilo occidental produce un aumento del peso corporal, una progresión hacia la obesidad, el desarrollo de trastornos metabólicos y cardiovasculares, como documenta un ensayo en 'Lancet', así como algunas formas de cáncer, tal y como se describe en otro estudio de la misma revista.
La evidencia también ha comenzado a vincular la ingesta de esta dieta con deterioros cognitivos. Por ejemplo, estudios epidemiológicos han demostrado que la ingesta de alimentos ricos en grasas y azúcares por parte de adultos de mediana edad y mayores predice tasas más rápidas de deterioro cognitivo normal relacionado con la edad y un mayor riesgo de trastornos neurológicos. Además, sus efectos nocivos sobre la cognición no se limitan a la mediana edad y las personas de más edad. Los estudios epidemiológicos han encontrado evidencia prospectiva y correlacional de deterioros cognitivos inducidos por la dieta durante la infancia y la adolescencia.
Investigaciones con roedores han confirmado que el consumo de alimentos con alto contenido en grasas y azúcares (HFHS, de sus siglas en inglés) provoca deterioro cognitivo, especialmente en tareas que requieren el hipocampo y las cortezas circundantes. Estos estudios también han demostrado que los déficits cognitivos ocurren rápidamente, mucho antes de los aumentos del peso corporal inducidos por la dieta y los cambios metabólicos asociados.
Por ejemplo, en uno de estos trabajos descubrieron que ratas alimentadas con una dieta HFHS de estilo occidental durante tan solo una semana mostraron déficits en una tarea de memoria de reconocimiento de lugares dependiente del hipocampo, pero no en una tarea de reconocimiento de objetos dependiente de la corteza.
Es importante destacar que estos ensayos también demostraron que el déficit de reconocimiento de lugares implicaba una incapacidad para usar la información de distancia y dirección (es decir, geometría espacial) para recordar la ubicación de los objetos.
La naturaleza de los deterioros cognitivos inducidos por la dieta en las personas es mucho menos conocida. Sin embargo, un metaanálisis reciente de estudios en humanos ha informado que, al igual que en roedores, las dietas HFHS deterioran selectivamente las formas de cognición dependientes del hipocampo, como la navegación espacial. Esta evidencia plantea la posibilidad de que, al igual que en los roedores, las dietas HFHS en humanos perjudicarían el uso de la información geométrica en tareas de navegación espacial.
Nuevas evidencias
Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Sídney (Australia) vincula las dietas ricas en grasas y azúcares con el deterioro de la función cerebral. Los hallazgos se basan en una creciente evidencia que demuestra el impacto negativo de ellas en la capacidad cognitiva, lo que se suma a sus conocidos efectos físicos.
Publicada en el 'Jpurnal of International Obesity', la investigación es la primera en evaluar directamente en humanos la relación entre las dietas HFHS, en particular las altas en azúcares refinados y grasas saturadas, y la navegación espacial en primera persona. Esta se refiere a la capacidad de aprender y recordar una ruta de un lugar a otro, un proceso que puede aproximarse a la salud del hipocampo cerebral.

El Dr. Dominic Tran, de la Facultad de Psicología de la Facultad de Ciencias, que ha dirigido dirigió la investigación, descubrió que las dietas HFHS tienen un efecto perjudicial en algunos aspectos de la función cognitiva. Es probable que estos se centren en el hipocampo, la estructura cerebral importante para la navegación espacial y la formación de la memoria, en lugar de afectar a todo el cerebro.
Mejoras con el cambio de dieta
"La buena noticia es que creemos que esta situación es fácilmente reversible. Los cambios en la dieta pueden mejorar la salud del hipocampo y, por lo tanto, nuestra capacidad para desenvolvernos en nuestro entorno, como cuando exploramos una nueva ciudad o aprendemos una nueva ruta de regreso a casa", ha declarado el investigador en un comunicado.
El equipo de investigación reclutó a 55 estudiantes universitarios de entre 18 y 38 años. Cada participante completó cuestionarios que registraban su consumo de alimentos azucarados y grasos. También se les evaluó la memoria de trabajo mediante un ejercicio de memorización de números y se registró su índice de masa corporal (IMC).
El experimento requería que los participantes recorrieran un laberinto de realidad virtual y localizaran un cofre del tesoro seis veces. El laberinto estaba rodeado de puntos de referencia que los participantes podían usar para recordar su ruta. El punto de partida y la ubicación del cofre se mantuvieron constantes en cada prueba.
Si encontraban el tesoro en menos de cuatro minutos, pasaban a la siguiente prueba. Si no lo hallaban en ese tiempo, se les teletransportaba a su ubicación y tenían 10 segundos para familiarizarse con ella antes de la siguiente prueba.
En una séptima prueba, se retiró el cofre del laberinto virtual, pero se pidió a los participantes que encontraran y marcaran su ubicación anterior basándose únicamente en su memoria. Quienes consumían menos grasas y azúcares pudieron localizar la ubicación con mayor precisión que quienes consumían estos alimentos varias veces por semana.
"Después de controlar la memoria de trabajo y el IMC, medidos por separado durante el experimento, la ingesta de azúcar y grasas de los participantes fue un predictor confiable del rendimiento en esa séptima prueba final", ha referido el Dr. Tran que insiste en que los resultados resaltan la importancia de tomar buenas decisiones dietéticas para mantener una función cerebral saludable.
Sabemos desde hace tiempo que consumir demasiada azúcar refinada y grasas saturadas conlleva riesgo de obesidad, enfermedades metabólicas y cardiovasculares, y ciertos tipos de cáncer. También sabemos que estos hábitos alimentarios poco saludables aceleran la aparición del deterioro cognitivo relacionado con la edad en adultos de mediana edad y mayores.