Cómo preparar la casa para el frío del invierno: 5 claves para mantener el calor y ahorrar
La temporada de invierno se acerca y nuestro hogar debe ser confortable y eficiente energéticamente
Aunque las temperaturas son aún templadas en muchos lugares, el frío puede, en ocasiones, pillarnos desprevenidos, por lo que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recordado algunos consejos que ayudarán a acondicionar el hogar de cara al invierno y con los que se puede ahorrar energía... y dinero. En los meses fríos, los gastos de calefacción suponen en torno al 50% de las facturas energéticas. Estas sencillas claves pueden ayudar a poner la casa a punto y mantener el hogar con una temperatura confortable y saludable, sin gastar de más.
1. Pon a punto tu sistema
Antes de que llegue el frío conviene revisar la instalación de calefacción. Los pasos a seguir son muy distintos si hay radiadores, suelo radiante, una bomba de calor...
- Radiadores
Si hay radiadores, es importante comprobar el estado de los mismos para ver que funcionan bien. Si cerraste las llaves de paso de algún radiador cuando acabó la temporada pasada, acuérdate de abrirla y haz una prueba para comprobar que el agua circula sin problemas. En el caso de que no sea así, se deben purgar los radiadores. Si el sistema de calefacción es central, es habitual que la propia comunidad realice una comprobación del sistema antes de poner la calefacción en funcionamiento. Para ello suelen avisar a los vecinos del encendido para que puedan comprobar si todos los radiadores se calientan adecuadamente, y de no ser así, modificar el equilibrado hidráulico o purgar los radiadores de la vivienda.
Si quieres regular la temperatura de los radiadores a tu gusto, es recomendable instalar válvulas termostáticas que funcionan automáticamente. Es mucho mejor tener abiertos solo los radiadores que se van a utilizar. Cierra tanto los radiadores como las puertas y las ventanas de las habitaciones que no se utilicen hasta que se necesiten.
Es importante no cubrir los radiadores. Cubrir los radiadores con elementos decorativos o usarlos para secar la ropa conlleva que la calefacción tenga que hacer un mayor esfuerzo para llegar a la temperatura a la que la has configurado y, por tanto, un mayor consumo de energía. Por el contrario, poner reflectores en los radiadores, como un panel reflectante entre el radiador y la pared, te ayudará a aprovechar y distribuir mejor el calor, recuperando entre un 10-20% del calor que se pierde hacia el muro.

- Caldera
Si tienes caldera, es conveniente que realizar algunas comprobaciones antes de poner en marcha el sistema de calefacción:
Revisa la presión de la caldera y hazlo cuando esté en frío. Aunque generalmente la presión debe estar entre 1 y 1,5 bares (zona verde del manómetro), consulta antes el manual de instrucciones del aparato y asegúrate de cuál es la presión recomendada por el fabricante. Si tuviese una presión inferior a 0,5 bares, los más probable es que la caldera no funcione. Por suerte, las calderas suelen contar con un sistema de seguridad que las desactiva en el caso de presiones excesivamente bajas. Si la caldera también sirve para calentar el agua sanitaria, hay que cambiarla a Modo inverno o Calefacción + ACS. Normalmente, viene indicado con los símbolos de un radiador para la calefacción y de un grifo para el agua caliente.
Ajusta la temperatura de trabajo de la caldera. Si esta es de condensación, se aconseja que la temperatura sea de 55-60˚C. En el caso de una mixta (calefacción+ACS), la temperatura de salida del agua de los grifos recomendada dependerá de si se trata de un sistema instantáneo (40-50˚C) o de una caldera con acumulador incorporado (55-60˚C).
- Suelo radiante
Si tienes suelo radiante, conviene comprobar el estado de los circuitos hidráulicos para asegurarte de que estén limpios. La primera limpieza debe hacerse a los dos años de su instalación, y las siguientes deberán ser más o menos frecuentes según la calidad del agua y el uso que se realice de la instalación. Además también habrá que realizar una limpieza de los tubos del suelo radiante propiamente, que son los que se encuentran en el suelo. Para realizar esta limpieza es necesario inyectar agua y aire a presión, haciendo una purga del agua y la suciedad que se puede acumular en el interior de estos.
Comprueba la presión y temperatura del agua, que no debe pasar de los 29 °C en las láminas del suelo. Si la presión del agua es baja, puede afectar al rendimiento del sistema. Revisa también que no existan fugas o filtraciones en las tuberías que podrían causar daños en el suelo y afectar el rendimiento del sistema.
- Acumulador eléctrico
Si tienes acumuladores eléctricos, para optimizar su uso, se debe programar su carga en las horas más baratas, ajustar las ruedas de carga (para almacenar más o menos energía) y descarga (para que el calor dure más o menos), y mantener una temperatura media constante para no sobrecalentar la vivienda. Un mantenimiento regular, como limpiar las rejillas, y una programación correcta son esenciales para su buen funcionamiento. En este sentido, es recomendable programar la carga y descarga cuando las tarifas eléctricas son más bajas.

Ajusta la rueda de descarga, que controla la cantidad de calor que se emite. Si se pone en el mínimo, el calor acumulado durará más, pero la temperatura será menor. Por otro lado, ajusta también la rueda de carga, que determina la temperatura a la que se calentará el núcleo del acumulador. Ajustar su nivel permite almacenar más o menos energía en los ladrillos internos. Lo más eficiente es adaptar la carga a la ocupación de la casa. Si hay gente en casa, se puede usar una carga intermedia y la descarga al mínimo para mantener una temperatura agradable pero, si la temperatura es baja, se pueden subir ambas ruedas. Para un correcto funcionamiento del sistema mantén limpias las rejillas de ventilación. Adapta la cantidad de carga al tamaño de la habitación que deseas calentar.
- Bomba de calor aire-aire
Si tienes bomba de calor aire-aire, revisa los filtros de la unidad interna. Estos filtros son las piezas que se encargan de absorber las partículas de polvo y evitar que lleguen al ambiente: es importante mantenerlos limpios para que el rendimiento del aire acondicionado no se vea afectado. Para limpiarlos debemos aspirarlos o lavarlos con agua fría. Utilizar agua caliente podría encogerlos o deformarlos, al igual que los productos inflamables. Debemos dejarlos secar a la sombra y espera a que estén bien secos antes de volver a colocarlos en el aparato. Lo recomendable es hacer esto como mínimo una vez al año (o más a menudo si lo usas todo el año).
No debemos olvidar limpiar el resto del split, especialmente la parte por donde desagua. Evita que se acumule agua, ya que podría convertirse en un foco de bacterias y malos olores. Esta unidad exterior no debe estar obstruida. Evita también tapar la entrada y salida de aire de los splits, para que no trabajen en exceso. Presta atención a los consumos eléctricos y la carga del refrigerante. Si notas anomalías, llama a un profesional para que verifique el líquido de refrigeración. Las alteraciones de presión, las fugas o defectos pueden afectar a la eficacia del aparato.
Como vemos, dependiendo del tipo de aparato existen modos de uso que favorecen el ahorro. El modo Eco consigue reducir el consumo en un 30% y el modo Night desconecta, además, el equipo pasadas unas horas. Puedes evitar el consumo de stand-by apagando el aire acondicionado en los meses en que no vaya a ser utilizado: si hay un interruptor para esto en tu cuadro eléctrico, es sencillo.

2. Ajusta el termostato
El termostato es el dispositivo encargado de regular el encendido y el apagado del sistema de calefacción, por lo que hay que asegurarse de que funciona correctamente. Para ello:
Sube la temperatura ambiente y comprueba si la caldera se pone en funcionamiento. Después, baja la temperatura del termostato y comprueba si el sistema se apaga. Recuerda comprobar las pilas si el termostato es digital.
3. Mantén la temperatura adecuada
Algo tan sencillo como establecer la temperatura de la casa a 21˚C puede provocar un ahorro de hasta un 20% de energía. Es mejor abrigarse un poco que ir en manga corta como si estuvieras en pleno verano. Por la noche debemos ponerla un poco más baja: con una temperatura de 16˚C durante la noche, estaríamos ahorrando un 13% con respecto a mantenerla encendida a 20˚C.
4. Revisa el aislamiento de puertas y ventanas
Invertir en unas buenas ventanas a la larga es muy rentable. Pero si no es el momento, también es posible mejorar el aislamiento de la casa:
Tapona la entrada de corrientes de aire colocando pequeños sistemas de plástico en puertas y ventanas, los clásicos burletes, para impedir tanto la entrada de frío como la salida de calor. Además, la temperatura interior de la casa se mantendrá. Si hay grietas en los muros alrededor de puertas y ventanas, deben sellarse con masilla resistente al agua por el exterior de la casa.
5. La decoración también aísla
Utilizar alfombras y cortinas de color oscuro para que absorban la radiación solar podrá ayudar a mantener e, incluso, subir la temperatura de la casa. También lo hará usar cortinas dobles como, por ejemplo, una cortina fina que permita entrar la luz y el calor del sol y otra más gruesa que no deje pasar el frío nocturno. Otras formas de mejorar el aislamiento es cubrir las paredes con cuadros o estanterías (la temperatura de una pared donde hay un cuadro puede llegar a ser 1,5 ˚C más alta que la de una pared desnuda), o bien poner un zócalo para proteger del frío que sube del suelo.



