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Qué cabrea a los empleados de su jefe: las 15 peores actitudes que puede tener un líder

Beatriz Torija

Lunes 12 de abril de 2021

8 minutos

“Las personas no se van de las empresas, se van de los jefes”

Qué cabrea a los empleados de su jefe
Beatriz Torija

Lunes 12 de abril de 2021

8 minutos

Todos hemos lidiado en alguna ocasión con un mal jefe, o un jefe que tiene alguna de las 15 siguientes malas actitudes. Si has trabajado en alguna ocasión con un superior que las reunía todas… ¡enhorabuena!. Porque con toda probabilidad te has convertido en un todoterreno capaz de tolerar la frustración y trabajar en internos muy muy difíciles.

Cuando analizábamos recientemente las cosas que de verdad cabrean a tu jefe, nos decía Juan Mateo, director del instituto superior de negociación de la Universidad Francisco de Vitoria, presidente de EyeKnow Films y autor de numerosos libros, como ‘El trabajo dignifica y cien mentiras más’ o ‘Cuentos que mi jefe nunca me contó’ que “es cierto que las personas no se van de las empresas, se van de los jefes, y que no hay nada peor en el mundo que un mal jefe”.

Nada más lejos de la realidad. Según datos de la compañía de empleo y orientación Adecco, en el 75% de los casos en los que una persona decide dejar una empresa, su jefe o superior directo tiene algo que ver. Estas son las 15 peores actitudes que puede tener un jefe:

1) Exhibiciones de poder recurrentes

Hay personas que, con motivos o sin ellos, necesitan dar un golpe en la mesa cada cierto tiempo para auto afianzarse. Hasta tal punto es así, que sus empleados ya saben que, después de cierto tiempo de calma, se acerca una tempestad. No saben cuándo surgirá exactamente, ni cuál será el detonante… pero la esperan. Y no se equivocan. Como asegura Daniel H.Pink en su libro Drive, el enfoque de la ‘zanahoria y el palo’ es absolutamente erróneo. Terminando minando la motivación de los trabajadores.

2) Desconfianza

Si un empresario no entiende que el activo más importante de su empresa son las personas, está abocado al fracaso. Desconfiar constantemente de los trabajadores y pensar que su único objetivo es trabajar lo menos posible, el escaqueo, cuando no deliberadamente el robo o detonar la compañía… solo logrará ser un imán para ese tipo de personas. Porque los trabajadores comprometidos, huirán en cuanto puedan.

3) No comunicar

Curiosamente, los peores líderes, esos a los que tanto les gustan las reuniones, son los que peor comunican. En primer lugar, “su forma de comunicación suele ser unidireccional y no existe la posibilidad de que el grupo pueda llevar a cabo sugerencias o defensa de ideas”, explica Randstad. Pero, además, cuando ocurren cosas verdaderamente importantes, que afectan a toda la empresa y las personas, no lo cuentan

Qué cabrea a los empleados de su jefe

4) No reconocer jamás un trabajo bien hecho

Con frecuencia se subestima el poder del reconocimiento. “Elogiar en detalle un trabajo bien hecho demuestra que estás prestando atención y no lanzas frases vacías. Cuando las personas sienten que están haciendo un buen trabajo, quieren estar aún más a la altura de las circunstancias”, asegura Adecco en su blog. Un buen jefe reconoce el trabajo bien hecho y es capaz de motivar e inspirar a sus empleados, además de fomentar su entusiasmo. Y un empleado motivado es un empleado productivo.

5) Y hacer siempre notar los errores

Los elogios se hacen siempre en público; recriminar un error, en privado”, asegura Pascual Llongeras, presidente de Genesis Latam Consulting. Hacer notar siempre los errores de las personas, y hacerlo en público, es uno de los peores gestos que pueden tener los jefes. Un buen jefe entiende que nadie es perfecto y, en lugar de centrarse en recriminar el error, lo que hace es buscar una solución entre todos. Las recriminaciones no llevan a ningún lado y dificultan mirar hacia adelante y avanzar.

6) Atribuirse el mérito

Sí que hay algo peor: atribuirse el mérito de los trabajadores, robar las ideas y las aportaciones de tu equipo. Esta práctica, además de desleal y muy fea, es un billete directo hacia la desmotivación y los recelos de los trabajadores más eficientes que, en el futuro, difícilmente se esforzarán por hacer bien las cosas. Total, ¿para qué?

7) El don de la infalibilidad o no reconocer jamás un error propio

Un manager es tan humano como cualquiera de las personas que lidera. Y se equivoca, como todo el mundo. “Los éxitos son del equipo, y los errores, del jefe” dice Llongeras. Sin embargo, no son pocos los jefes que no reconocen jamás un error. Aun peor, quienes además de no reconocerlo, lo que intentan es adjudicárselo a otro.

8) Falta de empatía y poca preocupación por los empleados

Los buenos líderes se caracterizan por ser comprensivos y cercanos a su equipo. “No siempre hay que desvincular los temas profesionales de los personales. De hecho, los expertos en Recursos Humanos aseguran que, en un futuro, la línea entre ambas cuestiones será más difusa que nunca” asegura Adecco. “Debes preocuparte por tus empleados, saber cómo están e ir un pasito más allá de las cuestiones estrictamente relacionadas con el trabajo. Así, te convertirás en un jefe más cercano y, además, podrás entender por qué el nivel de tus trabajadores puede alterarse en un momento determinado”, añade.

9) Donde dije digo…

Hemos recogido el testimonio de una persona que aún recuerda cómo en un antiguo trabajo, llegó un momento en el que decidió grabar las reuniones que celebraba con su jefe. Su jefe le recriminaba constantemente que no había entendido sus instrucciones, que no estaba haciendo las cosas tal y como le había pedido. Y comenzó a grabar esas reuniones para volver a recurrir a las instrucciones de su jefe posteriormente, dudando de las notas que tomaba durante la reunión. Hoy, esta persona, que llegó a dudar de sí mismo y de que realmente entendiera bien lo que pedían, sabe que era aquel jefe quien constantemente cambiaba de parecer y no recordaba sus palabras. “Nos volvía locos a todos”, asegura.

En efecto, hay muchos jefes a los que se les podría aplicar ese refrán: ‘donde dije digo, digo Diego’. Cambian de opinión con frecuencia, lo que hoy les gusta mañana les parece mal y viceversa. Trabajar con ellos, es hacerlo en un constante estado de alarma.

Qué cabrea a los empleados de su jefe

10) El jefe colega

Tener una buena relación con los subordinados es tan importante como que la tengan los empleados entre ellos. Todo esto redundara en un buen clima de trabajo y, por tanto, en una mayor productividad. Pero, ¡ojo! una cosa es mantener una buena relación, y otra muy diferente buscar una relación excesivamente cercana. Esto puede dar lugar a confusión de papeles, límites difusos y problemas. De hecho, no es raro ver cómo algunos jefes pasan de un extremo a otro, del colegueo excesivo al absolutismo.

11) Crear mal clima deliberadamente

La unión hace la fuerza, todos lo sabemos. Pero hay algunos jefes que confunden esta afirmación… y creen que el buen ambiente y la unión entre los trabajadores irá en contra suya. Aunque parezca mentira, hay jefes que buscan enemistar a los trabajadores entre ellos, sin darse cuenta de que esto no hace sino debilitar el trabajo, la productividad y la propia empresa. Tras una actitud de este tipo, asegura Juan Mateo, se esconden “muchos miedos y complejos, que un buen líder no debería tener”.

12) Gusto por las reuniones… improductivas

Si después de una larga reunión nadie es capaz de sacar un puñado de conclusiones claras y objetivos concretos, ¿de que sirve?. En general, no falla. A los peores jefes les encanta vivir de reunión en reunión. Les gustan las reuniones programadas y recurrentes, pero también les encanta programar reuniones a salto de mata en cualquier momento, cortando el ritmo de trabajo. Suelen alargarse más de lo debido y todas son bastante improductivas.

13) Promesas incumplidas

Solo se debe prometer un beneficio o un incentivo cuando se está seguro de que se va a cumplir. Anunciar una formación específica, un profesor de inglés, la posibilidad de librar los viernes por la tarde, cheques restaurante, o el teletrabajo de forma permanente uno o dos días a la semana… y que después nunca llegue, es una mala estrategia. Y aún peor, si se hace deliberadamente. Puede que genere un efecto de euforia entre los trabajadores en un primer momento. Pero la sensación de desengaño posterior, es peor.

14) No permitir la flexibilidad horaria ni el teletrabajo

“Si permito a María que los martes y jueves salga media hora antes para ir a sus clases de esgrima, aunque me haya ofrecido una alternativa para recuperar ese tiempo, ¿qué será lo próximo? Tendré que aceptarlo todo. Mi negativa es, en realidad, para que sus compañeros no se molesten”. Salvo que María tenía otro nombre y que su compromiso los martes y los jueves era de otra naturaleza, esta frase es real.

Aquel jefe se escudaba en el resto de trabajadores para demostrar una actitud autoritaria. En efecto, estamos ante un jefe absolutista que, tal y como define Randstad, este tipo de líderes no dejan espacio de movimiento a las personas y su manera de liderar es limitativa.

15) Jamás defiende a su equipo

Dentro de un equipo, y en el trabajo día a día, pueden surgir discrepancias y fricciones. Y se solucionarán entre todos. Pero, de puertas para afuera, de cara a capas superiores dentro de un organigrama (el jefe supremo, vaya), o de cara a un cliente u otros colaboradores, un buen líder, defiende a su equipo a capa y espada.

Sobre el autor:

Beatriz Torija

Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.

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