Victoria Herrero
Viajes
48 horas en Zúrich, la otra cara del conocido centro financiero
Una preciosa ciudad que mezcla lo mejor del arte con su pasado histórico y sus espacios naturales
Hoy te traemos la escapada perfecta para un fin de semana. ¿El destino? La ciudad suiza de Zúrich que tiene mucho que ofrecer a sus visitantes, además de ser una de las mayores capitales financieras a nivel global.
Una localidad muy cómoda para recorrer a pie y en la que podrás descubrir su pasado histórico y arquitectónico en un viaje relámpago de un par de días. Suficientes para conocer la que dicen es una de las mejores ciudades del mundo, en cuanto a su calidad de vida, y que pese a no ser la capital suiza es todo un emblema en el ámbito cultural.
¿Por dónde comenzar?
Lo primero que podrás ver al llegar a Zúrich, si lo haces en tren, es su impresionante estación de ferrocarril. Bahnhofplatz es la más grande de todo el país y también una de las más antiguas, ya que data de mediados del siglo XIX. Tras admirarla por unos momentos, cruza las puertas de la entrada y te encontrarás de frente con la calle más larga, Bahnhofstrasse. La arteria de comunicación principal de la ciudad.
Si tu idea es recorrerla entera, llegarás al final hasta el lago de Zúrich, que visitarás más tarde. Eso sí, en el paseo no te faltarán atractivos entre incontables edificios señoriales, salpicados con algunas de las principales sedes de los mejores bancos del mundo. Por si fuera poco, es la calle donde están los restaurantes y las tiendas de moda. No en vano, es una de las arterias más caras de Europa.
Pero antes de darte un capricho en algunos de estos establecimientos, lo mejor para conocer la esencia de la bella localidad suiza es que te des un paseo por su encantador centro histórico. Lo bueno, además, es que puede verse en una mañana ya que no es muy grande. Así, durante estas horas puedes dirigirte a este conjunto de calles entre el río Limmat y Bahnhofstrasse, donde se encuentra el barrio más histórico y turístico de Zúrich. Un espacio que hasta principios del siglo XIX estaban flanqueado por unas murallas medievales, de las que ya no queda nada.
Todo un entramado de sinuosas callejuelas, casas históricas muy típicas de la arquitectura tradicional del país alpino, y algunas de las iglesias más importantes de la capital del cantón del mismo nombre. Es el caso de San Pedro, Augustinerkirche y la medieval de Fraumünster, con sus impresionantes vidrieras de Marc Chagall y su inconfundible cúpula puntiaguda de color azul.
Pero para templo religioso que no te puedes perder, Grossmünster, el más emblemático de la ciudad. En su interior guarda algunos secretos, como los trabajos de Augusto Giacometti, la cripta románica o las puertas de bronce de Otto Münch.
Un reflejo del pasado que, aunque en otro estilo arquitectónico, también puedes observar en la famosa Ópera de Zúrich, obra del estudio vienés Fellhner & Helmer, que lo levantó en el año 1891. Un escenario por donde han pasado algunos de los grandes de la música como Richard Strauss.
Naturaleza, arte y arquitectura van de la mano
Suiza es un país en plena naturaleza, por eso no es de extrañar que este sea uno de sus principales reclamos turísticos. Y en el caso de Zúrich, el verdadero protagonista y oasis de la ciudad es su conocido e impresionante lago. Si quieres disfrutarlo, sobre todo si hace buen tiempo, nada como darte un paseo por la orilla de esta superficie de agua, o bien coger un barco desde Bürkliplatz y recorrerlo plácidamente.
Precisamente, junto al lago de Zúrich se encuentra el Pabellón Le Corbusier, la última obra (y para algunos, la mejor) del arquitecto suizo. Fue su regalo a la ciudad en forma de acero y vidrio. Un impresionante espacio donde se proyectan exposiciones temporales sobre la vida y obra del genial artista, y que van desde el diseño de muebles hasta la fotografía y la pintura.
Muestras que también puedes contemplar en la gran galería de arte de la ciudad y que ahora es un museo de los más importantes del país, la Kunsthaus Zürich. Aunque la colección es extensa, su especialidad es el arte moderno con obras de Munch, Chagall, Kokoschka, Matisse, Picasso y, sobre todo, el ya mencionado Giacometti.
Si para finalizar este viaje exprés quieres tener una vista increíble de la ciudad en un entorno natural, la mejor idea es subir hasta la cima de Uetliberg. Incluso desde este punto elevado podrás contemplar a lo lejos la imagen de los Alpes. Aunque puedes coger el tren para llegar hasta aquí arriba, lo mejor es que te animes a hacer el recorrido a pie. No te llevará más de 40 minutos y tienes fuentes y bancos a lo largo de todo el camino para reponer fuerzas y descansar. El destino final merece este pequeño esfuerzo.
Ya se acaba el fin de semana, sin embargo, si te ha gustado Zúrich y quieres repetir la visita, esta vez con más días, siempre puedes volver para no perderte pueblos cercanos que son de lo más pintorescos, como es el caso de Winterthur, Baden bei Zürich, Lucerna o, también, contemplar maravillado las cataratas del Rin.