Cartas a la directora

¿Dónde está la bolita?

Enrique Román

Foto: Europa Press

Domingo 16 de mayo de 2021

6 minutos

¿Dónde está la bolita?
Enrique Román

Foto: Europa Press

Domingo 16 de mayo de 2021

6 minutos

Cartas al director (cintillo)

 

El pasado día 12 de Abril, cuando el Ministro Escrivá compareció ante el Pacto de Toledo, para “intentar explicar” lo que pretende ofrecer o hacer a los pensionistas, tuve la sensación de que me había perdido, no conseguía llevar el hilo…decía para mi: “claro él es Ministro y yo no”, y es lógico que no logre llegar a entenderle, pero viendo las imágenes y las caras que manifestaban los representantes del Pacto de Toledo que estaban presentes, ya me quedé más tranquilo, no era el único que no captaba a la primera la mayoría de las diapositivas, y mucho menos las palabras atropelladas que balbuceaba el Ministro. Incluso le dijeron, y con toda la razón, de que esas presentaciones, cercanas al jeroglífico, se distribuyeran antes de la reunión para tener un nivel de comprensión mayor cuando fueran presentadas; cogió a todo el mundo con el pie cambiado. Se tardó mucho en coger el paso. Desde mi punto de vista, la pedagogía en política es mala, porque hay malos docentes. A mi me gustan más “las cuentas de la vieja”, de esas que casi tienes que contar con los dedos. Entre unos que no saben transmitir, y otros que transmiten esas mentiras que no son verdades, vamos listos. Nos hará falta un curso especial, como esos de la NASA, para que sepamos bajar de la luna.

A pesar de esa lógica indicación, el Ministro se parapetó (siempre está a la defensiva) diciendo que los discursos no se presentan antes para que lo lean los demás. Una defensa muy inocente y sin ningún atisbo de prosperar, puesto que lo que el Sr. Escrivá expuso fue una presentación repleta de gráficos y números…no un discurso. El discurso lo “intentó” dar él apoyándose en la presentación proyectada en la sala, siendo a veces necesario hacer un esfuerzo sobrehumano para seguir tales designios para el pensionista.  

Pero el momento más desafortunado y desacertado, fue cuando iba a responder sobre “las carreras de más de 40 años”, realizando una pregunta totalmente incoherente y absurda: ¿Qué se entiende por una carrera particularmente larga?... ¡¡Cáspita!! (por no decir algo más fuerte). Al oír esto, yo que tengo casi 44 años cotizados, hasta dude de que yo lo supiera, ¿me faltaban algunas variables que él tenía y que a mi se me escapaban, que para eso es ministro, y yo no? Me trasladé a uno de esos momentos que hemos visto en ciertas películas: ¿Dónde está la bolita?... ¡¡Córcholis!! (por no decir algo más fuerte), creía que yo sabía dónde estaba, pero en realidad, tenía mis dudas en donde había puesto la bolita, me sentí desconcertado, aturdido por tal pregunta…y con una cara que expresaba mucha mala leche.

Evidentemente me retiré de mi juego mental que yo mismo me había creado. Y por mi cabeza empezó a transitar una secuencia de fotogramas que incluían fragmentos nostálgicos sobre mi vida laboral, y el sacrificio que supone trabajar más de 40 años cuando empiezas a una edad en la que se debería de estar instalado el cariño y la cultura…pero no fue así. 

Una "carrera particularmente larga"

Ni gobiernos anteriores, ni gobiernos actuales, no deben saber, o no quieren saber, lo que es una “carrera particularmente larga”.

Me acuerdo perfectamente cuando empecé a batirme en duelo con todas las adversidades que te brindan cuando comienzas a trabajar con 14 años. Corría el año 1972, me levantaba a la 6 de la mañana, mi madre, con mucho cariño, me preparaba el Cola-Cao y unas galletas rellenas de mantequilla ¡¡que ricas!!; las madres, buenas y generosas, siempre están contigo, tengas la edad que tengas. Después cogía un autobús y el metro, y en una hora y cuarto estaba en mi trabajo de botones. Más adelante me puse a estudiar después de mi horario laboral, llegando a casa a las 11 de la noche.

Y así, con algunas variantes, durante casi 44 años, hasta que fui “invitado” a abandonar el mundo laboral, un escenario lleno de obstáculos, donde una legislación extensa, normorréica, hacen que en la mayoría de los casos sean puros decorados, y en otros sean armas letales, ocasionando que la defensa del trabajador se haga harto difícil y muy complicada.

44 años cotizados, más un año de “la mili”, que no se cotiza, pero que te obligaba el Estado a cumplirla. Entretanto, te casas, tienes hijos, cumples ese pacto social…y cuando llegas al final; bien por que no tienes más remedio al ser expulsado; bien, por otros motivos, y en los dos casos, cumpliendo con creces (años cotizados) tu participación y contribución con tu país, te ves castigado con un porcentaje injusto y mezquino en tu pensión, aún habiendo sobrepasado con creces el periodo exigido. No hay premio…hay castigo ¡¡Diantre!! (por no decir algo más fuerte). Y ahora el Ministro se nos descuelga con dilatar un año más la respuesta que nos tendría que haber dado hace ya unos meses. Cada mes que pasa, es un mes más de penurias para el pensionista y un mes más que se acumula a lo que ya nos han penalizado. 

Como en el fútbol, no tendremos más remedio que solicitar que se revise en el VAR, para que se pueda impartir la justicia que dignamente nos merecemos. Creo que se entiende la comparativa. Como el VAR lo resuelva a nuestro favor, detectará algo en este bonito país que está fallando desde hace mucho, mucho tiempo. Casi seguro es quienes lo han dirigido, y actualmente quienes lo dirigen, aunque estos últimos tienen la oportunidad de cambiar todo lo que hace sufrir a trabajadores y pensionistas.

Sr. Escrivá, ya encontré la bolita, y a la primera, y eso que no soy Ministro, por que sé perfectamente lo que es una carrera particularmente larga de trabajo, de aportación…de mucho esfuerzo. Y como ya lo sé, no quiero gastar más palabras.

Pd.: Como mi carrera la estoy escribiendo “al detalle”, se la podría mandar en modo libro. Se sorprendería…


Enrique Román, miembro de Asjubi40 (@asjubi40).

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