Cartas a la directora

Sobre esas historias de 40 años olvidadas bajo una montaña de papeles

Menchu Vila

Sábado 11 de septiembre de 2021

5 minutos

Papeles
Menchu Vila

Sábado 11 de septiembre de 2021

5 minutos

Cartas al director (cintillo)

 

¿En qué papelera o cajón olvidado tiraron ustedes, presidente y ministros del Gobierno de España, nuestras historias de vida? ¿En qué rincón de sus escritorios, ministros y políticos, siguen acumulando polvo, sin haberse abierto nunca, hasta que un empleado diligente haga  limpieza y las envíe al contenedor de reciclar papel?  

Quizá ni siquiera recuerden de qué hablo. Hagamos memoria… 

Hace unos pocos meses, ante las dudas del ministro de Seguridad Social sobre lo que debía  entenderse por una larga carrera laboral, desde la asociación ASJUBI40 nos sentimos en la  obligación de explicárselo. A ustedes, Sr. Presidente y Sr. Ministro, y ya, de paso, a todas las  fuerzas políticas con representación parlamentaria.  

Y qué mejor forma de hacerlo que a través de un puñado de historias de vida laboral, muy reales, contadas por sus protagonistas. Porque las estadísticas ofrecen datos, son herramientas muy útiles, pero también son juguetonas y todos sabemos que, con un poco de  habilidad de quien las maneja, pueden ayudar a respaldar un argumento, pero también su contrario.  

La realidad no puede, no debe, por tanto, interpretarse solo a la luz de los datos. También se  hace preciso profundizar en lo que se esconde tras ellos. Y lo que se esconde aquí son esas historias vividas con mucho esfuerzo

Por eso lanzamos el reto a nuestros asociados (la gente de ASJUBI40) y les pedimos que se las contaran. Para que usted, ministro, y los responsables políticos, pudieran acercarse un poco mejor a la realidad de nuestra generación y entendieran nuestra demanda de justicia.  

Y de ahí nació un pequeño y artesanal libro titulado Esta es mi historia de una larga carrera  laboral… 40 cartas a la Comisión del Pacto de Toledo, que entregamos a todos ustedes,  ministros, diputados y senadores, en un acto a las puertas del Congreso hace unos meses… ¿recuerdan? 

Sí, reconozco que quizá no todos esos relatos tengan un lenguaje muy literario, que algunos  puedan ser, incluso, farragosos o difíciles de leer, que muchos parece que se copien de unos a otros, porque hay algunas circunstancias que, por desgracia, ¡se repiten machaconamente!  

Pero tengo que decir que cuando llegaron a mis manos todas esas cartas y tuve el honor –sí, el honor– de leerlas todas para seleccionar unas pocas que representaran a nuestro colectivo, y que así ustedes tuvieran a bien dirigirnos algo de atención (una media hora de su tiempo, no  más), solo para que pudieran hacerse una idea antes de tomar decisiones…, digo, cuando me enfrasqué en esa lectura, a mí me emocionaron.  

Conocía la mía, claro, plagada de renuncias durante mi adolescencia, y, tras muchos años de  superar retos, con un final abrupto, arrojada al desempleo. Pero no fui del todo consciente del problema, en toda su dimensión, hasta que no leí algunos cientos de historias más de compañeras y compañeros de la asociación. Nuestra etapa laboral era un explosivo cóctel con dos ingredientes principales, unos tiempos muy grises, durante los años finales del franquismo, con muchas necesidades en las familias, y de ahí nuestra “escandalosa” temprana incorporación al mercado laboral (años 60 y 70, con más o menos 14 o 15 de edad), y una crisis bestial durante nuestros últimos años de carrera, que se cebó especialmente con nuestra generación (años 2008 a 2012, con más o menos 56 o 57). 

Y pensé… “claro que sí, estos relatos tienen que llegar a sus manos, ministros, ministras,  diputadas… los tienen que conocer, porque quizá los intuyan, o puede que conozcan alguno de  oídas, o por sus padres o abuelas, pero así, reunidos, …”. 

¿Fuimos demasiado ingenuos cuando pensamos que habría un antes y un después en el  tratamiento de las jubilaciones anticipadas con carreras de cotización de más de 40 años, una vez entendidas, aunque fuera a través de unos pocos ejemplos, las circunstancias de las  personas que reclamamos un trato específico hacia nuestro colectivo? 

¿Fuimos demasiado ingenuos cuando creímos que la función de la política debía ser entender y atender las demandas que son de justicia y que, en nuestro caso, significaba resarcirnos, y no seguir castigándonos, por ser los principales perjudicados de dos periodos negros de la historia de nuestro país? 

¿Fuimos demasiado ingenuos cuando vimos que este era el momento de lograrlo, con un Gobierno supuestamente sensible a las demandas sociales y no sometido a otros intereses

Seguramente la respuesta es que sí, lo fuimos. Pero lo mismo aún están a tiempo de tirar de ese montón de papeles de su escritorio, de esa montaña de informes, documentos, libros, reseñas… que tienen por ahí medio olvidados, como los “no demasiado importantes”, y  recuperar este pequeño libro del que les hablo, que quizá, en el mejor de los casos no fue directo a la papelera, y quedó ahí, cogiendo polvo.  

Y entonces quizá, no sé…, pero lo mismo… les emociona, como a mí


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Menchu Vila