Los efectos del cambio de hora en otoño: ¿por qué nos afecta?
Dr. Eduard EstivillFoto: Bigstock
Sábado 25 de octubre de 2025
3 minutos
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Sábado 25 de octubre de 2025
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Volvemos a entrar en esta recomendación que nos hacen las autoridades sanitarias. Hay que cambiar la hora. Y vuelve la polémica, aunque cada vez más, tenemos razonamientos científicos para sustentar nuestra opinión contraria a este cambio.
Siempre hemos comentado que es necesario establecer un horario único y dejar de cambiar las horas en otoño y primavera. Por esto me gusta comentar en este artículo, las últimas novedades científicas de un centro altamente fiable y especializado en sueño: la Universidad de Stanford en California (EEUU). Nos dicen:
El cambio de hora que realizamos en otoño, atrasando el reloj una hora para volver al horario estándar o “de invierno”, no es solo un trámite anual molesto: tiene efectos negativos que la ciencia está demostrando con datos legítimos. Nuestro estudio reciente, revela cómo este cambio afecta nuestra salud de forma significativa.
¿Qué le pasa al cuerpo con el cambio de hora?
Nuestro cuerpo tiene un reloj interno que controla nuestro ritmo circadiano, que regula el sueño, la energía y muchas funciones vitales. Alterar este reloj solo una hora provoca un “jet lag” temporal, como cuando viajamos a otra zona horaria. Pero no es solo cansancio, sino que este cambio o descompensación, también afecta a varios sistemas biológicos y especialmente en niños, adultos mayores, personas con cronotipos “vespertinos” y personas con insomnio. Puede durar días o semanas.
Nuestros colegas en Stanford lideraron un estudio que simuló escenarios sin cambios horarios y concluyó que mantener el horario estándar durante todo el año reduciría riesgos de salud importantes:
- Menos accidentes cerebrovasculares (ACVs).
- Menor incidencia de obesidad.
- Mejor sincronización biológica y menos “estrés circadiano”.
Sólo en EE.UU estiman que evitar el cambio podría prevenir cientos de miles de ACVs y millones de casos de obesidad, cada año. Los efectos prolongados incluyen una peor salud cardiovascular, afectación del sistema inmune, y trastornos de salud mental.
Esta información científica nos lleva, una vez más a apoyar la idea de que no “nos cambien más los horarios”. Nuestros colegas expertos en sueño de la Universidad de Stanford, California y otras instituciones médicas, recomiendan eliminar el cambio horario y mantener fijo el horario estándar, que se adapta mejor a nuestro reloj biológico. Nosotros apoyamos totalmente esta idea. Y volvemos a “gritar”: que las autoridades sanitarias y políticas nos escuchen.
