Carmen de Grado
Opinión

La mujer mayor hoy y cómo la veía Munch

Carmen de Grado

Jueves 21 de abril de 2022

4 minutos

La mujer mayor hoy y cómo la veía Munch

Jueves 21 de abril de 2022

4 minutos

La mujer mayor hoy y cómo la veía Munch

Mujer 1925, Eduard Munch, 155 por 230 cm., Museo Munch de Oslo, Noruega.

 

Munch se refiere a las obras que realizó hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX como ¨un poema de amor, ansiedad y muerte¨. Pensaba por entonces reunir más de veinte de sus pinturas a sus textos escritos para formar el friso de la vida. Expresan un ánimo atormentado sobre la mujer, el varón, la sexualidad, las relaciones, la vida y la muerte.

Yendo de izquierda a derecha, vemos en este óleo tres figuras femeninas en distintos momentos de la vida y un varón:

  1. Una joven vestida de blanco, arquetipo de la virgen, con flores en sus manos dirigiéndose hacia el agua y el cielo, en una playa, con espacio en torno a ella. Comparativamente ocupa la mitad  de la obra. En la otra mitad las tres figuras restantes.
  2. Una mujer totalmente desnuda, las manos en la nuca en  gesto seductor, mirando hacia el frente a un posible  observador.  Sus cabellos algo rojos y sus piernas abiertas, apoyando su pubis sobre un tronco o figura fálica oscura, arquetipo de la mujer fatal.
  3. Una mujer muy cercana a la anterior vestida totalmente de negro sobre un fondo oscuro es expresión de lo terrible y dramático de la vida, arquetipo de la viuda.
  4. A continuación un hombre oscuro separado de ellas por una figura fálica de color rojo desde la altura de los genitales hacia abajo que parece ser el tronco de un árbol.

Su obra es un precedente del expresionismo alemán y una manifestación del simbolismo. Ilustra sus ideas sobre los momentos en la vida de una mujer. Es el resultado de lo que el imaginario colectivo consideraba respecto de las mujeres, asociadas de manera central a lo reproductivo y al hogar, viviendo con los años una etapa de frustración y melancolía en la que se ha terminado la energía y vitalidad antes disponibles y las actividades han mermado o desaparecido. Esto cuando no se asocia abiertamente a decrepitud y enfermedad.

Estos prejuicios, ideas preconcebidas de lo que será nuestra vida si continúa muchos años, condicionaban fuertemente las fantasías, las formas de vestirse y comportarse, la organización de la vida cotidiana y la administración del tiempo de las mujeres que llegaban a sus 60 años a comienzos o mediados del siglo pasado. Hoy, vemos cada vez más mujeres y varones de muchos años enrolados en programas de tipo social o recreativo, realizando actividad física y colaborando en la vida familiar.

Muchas disciplinas con sus aportes contribuyen a estos cambios. La psicogerontología tiene un lugar cada vez más eficaz brindando fundamentación y programación preventiva. Los que denominamos factores protectores para envejecer saludablemente tienen su eje en el ser creativo, buscando permanentemente nuevas respuestas a los problemas que se nos plantean.

Sabemos hoy que aquello que planificamos y proyectamos en el curso de nuestras vidas ejerce influencia en nuestra biología y en lo social. Confluyen en ello estudios muy específicos realizados desde las neurociencias en conjunción con experiencias en gerontología. Cada vez más profesionales revisan sus premisas a la luz de las nuevas investigaciones.  

Un psiquismo flexible, dispuesto a ir en busca de los cambios, de integrar lo nuevo, de entender las dificultades que se presentan como una oportunidad de crecimiento, de salir fortalecido de los duelos, de ensayar nuevas soluciones a pesar de la incertidumbre que ello produzca, de valorar lo que proviene de la emoción y el sentimiento profundo, para proyectarse al futuro en su quehacer con otros, promueve un envejecimiento saludable.

El auge de lo femenino está cobrando nueva fuerza, no solo por el hecho de que al vivir más años los grupos activos de mujeres son cada vez más numerosos y visibles, sino porque el arquetipo femenino ligado a lo sensorio-emocional y afectivo, a formas de expresión más holísticas, sin directivas unidireccionales pero más inclusivas, está cobrando fuerza en todas las manifestaciones de la cultura, las artes y las ciencias.

Sobre el autor:

Carmen de Grado

Carmen de Grado

Carmen de Grado es Licenciada en Psicología, Máster en Psicogerontología, ex docente en la Universidad Maimónides de Buenos Aires (Argentina) y actualmente en el Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento (INICIEN).

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