Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Anorexia nerviosa o mental: lo que debemos tener en cuenta

Ramón Sánchez-Ocaña

Viernes 9 de octubre de 2020

4 minutos

Anorexia nerviosa o mental: lo que debemos tener en cuenta

Viernes 9 de octubre de 2020

4 minutos

Pildoras

 

La anorexia nerviosa o anorexia mental es uno de los problemas que va en aumento progresivo y grave. Es, sin duda, una enfermedad mental. Y quizá la única enfermedad mental que puede matar. Puede empezar por la obsesión  por el peso, porque socialmente se ha impuesto la delgadez. La presión  de la sociedad para adelgazar y la publicidad de dietas han ido creando en nuestras adolescentes la idea de que un cuerpo rellenito es una especie de castigo. A todo esto se une la naciente coquetería. Porque prácticamente todas las jovencitas, hacia los 14 años quieren quitarse un par de kilos. En ese escenario social es en donde se desarrolla la anorexia nerviosa. 

Quien padece la enfermedad pierde el apetito por un cambio de sus propios instintos. Hay un trastorno mental que  llega a distorsionar su propia percepción. Como si se miraran en uno de esos espejos de feria que distorsionan la imagen. Se han hecho estudios significativos sobre cómo ven sus propios cuerpos. Y, por ejemplo, una de las conclusiones más sorprendentes es que tienen un error de hasta un 60 por ciento en la idea de la anchura de la cara. Sin embargo, en cuanto a la talla la percepción es bastante correcta. Y lo mismo si se le dice que haga el cálculo de la anchura de cualquier objeto. La prueba se hizo pidiéndoles que calcularan la anchura de troncos de madera y la respuesta fue bastante aproximada. Ello confirma que las anoréxicas tienen una idea bastante exacta de las proporciones para todo, menos para su propio cuerpo. Un hecho significativo de la afección mental de esta enfermedad: cuanto más adelgaza, más gorda se ve... En definitiva, la anorexia podría definirse como la situación en que existiendo las condiciones fisiológicas para tener hambre, no se produce la conducta de comer. El factor cultural sobrepasa el fisiológico. Es como si el centro de regulación del apetito estuviera desplazado.

Aunque no es un mal exclusivamente femenino, la proporción es mucho mayor  en la mujer.  Puede afirmarse que por cada  diez mujeres que enferman, la padece solo un chico. Hay quien sostiene que se debe a que la maduración sexual de la mujer es mucho más brusca, más abrupta. Y también puede deberse a que la sociedad es mucho más permisiva con los varones, especialmente en los países más desarrollados, que es de donde provienen todos los datos. Los estudios señalan que la edad en que aparece la anorexia se sitúa entre los 12 y los 25 años.

Retrato-robot

Si hubiera que buscar un tipo medio de enferma tendría las siguientes características. Es insegura e indecisa. No tiene confianza en si misma. Tiene muy poca habilidad para relacionarse, como si fuera de una timidez excesiva. Habla incluso de lo difícil que le resulta tener amigas. En la casa hay siempre una abuela o una madre autoritaria, controladora y protectora al máximo. Y un padre fundamentalmente pasivo, que está, pero no participa. Es trabajador, pero parece estar más atento al trabajo que a la familia.

En ese ambiente, empieza la obsesión por el peso. Quiere adelgazar a toda costa. Y empieza por dietas desequilibradas y absurdas. Incluso tiene tanto miedo a engordar que llega a provocarse vómitos. Por si fuera poco, empieza a tener un cierto regusto con su fuerza de voluntad. Llega casi a disfrutar con su sacrificio y está contenta de sobreponerse, de dominar la apetencia... Empieza a ver a los demás como gente descuidada, que abandona su figura y su imagen. E incluso empieza a no querer ser como los demás.

Tiene una actividad constante. No se detiene un segundo. Incluso es capaz de estar  largo tiempo estudiando por la noche y  no sentir  fatiga, ni sueño. Esta actividad suele llamar la atención, porque no concuerda con su apariencia física, que acaba siendo de extrema delgadez.

Otro detalle significativo es que no quieren ser adultas. Tienen miedo a la responsabilidad que eso conlleva. Prefieren seguir siendo niñas, y guardar la misma relación que tenían con los demás. Porque en el fondo, lo que sienten es un enorme miedo a las cosas nuevas. Su ideal sería que todo, siempre, siguiera como está.

Tiene muy poca o nula información sobre aspectos sexuales. Tiene la idea de que es algo sucio y aberrante. Y situaciones que cualquiera podría considerar normales, las considera asquerosas. Llega a tanto el desprecio por sí misma que para no destacar en lo que destacaba –normalmente brillante en algún aspecto intelectual– lo destruye. Y puede pasar de grandes éxitos a estrepitosos fracasos.

Para tener en cuenta

- La incidencia de la anorexia nerviosa está aumentando en todo el mundo. Y en un 95 por ciento de casos se da en chicas de alto nivel intelectual.

- Es una enfermedad mental. Hay que partir de esa base para poder ponerle remedio.

- Hay una serie de signos que deben llamar la atención, como indicadores de que  hay que hacer algo:La anoréxica  tiene miedo a engordar que no disminuye con la pérdida de peso. Tiene una imagen distorsionada de si misma,porque  tiene alterado el esquema corporal.

- Hay siempre una pérdida importante de peso. Normalmente de hasta un 25 por ciento del peso original.

 -No hay una enfermedad física que justifique ese adelgazamiento.

- Un rasgo bastante frecuente es la desaparición de la regla y la disminución del tamaño del pecho.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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