Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

No hay medicamento inocuo

Ramón Sánchez-Ocaña

Martes 13 de octubre de 2020

ACTUALIZADO : Viernes 16 de octubre de 2020 a las 11:27 H

4 minutos

Medicamentos, lo que debe saber

Martes 13 de octubre de 2020

4 minutos

Pildoras

 

El medicamento debe de usarse cuándo, cómo y dónde está prescrito. Una utilización incorrecta puede acarrear muchos problemas. Porque, debemos insistir, no hay medicamento inocuo. Cada día, los medicamentos son más potentes y la gran mayoría de ellos –más del 90%– apenas tienen 25 años. Es un dato a tener en cuenta: cada vez se logran medicamentos más potentes, más activos, más fuertes, más eficaces y, por tanto, más peligrosos.

Nadie duda de que los medicamentos son de una importancia capital. Pero toda droga –y los medicamentos lo son– pueden provocar efectos indeseables.Todo medicamento es potencialmente un peligro si no lo usa quien debe o lo usa de manera inadecuada. Porque sus acciones no son perfectamente conocidas y dependen de tantos factores que pueden surgir problemas. 

Es verdad que antes de que un medicamento llegue al público tiene que atravesar una exhaustiva serie de controles. Primero, con animales, después, con seres humanos. Y aun así, hay una serie de efectos que no pueden ser conocidos, bien porque no hay un suficiente número de casos, bien porque se dan situaciones en que no es posible la comprobación.

Cualquier principio activo produce en el organismo humano una serie de efectos simultáneos. El principal, es el terapéutico. Pero pueden no ser despreciables otros. Un antihistamínico neutraliza los efectos de la histamina y, por tanto, resulta antialérgico, pero puede tener efectos sedantes y puede producir trastornos de visión. Hay antianémicos que pueden producir vértigos o caídas de tensión. Y es sabido, por seguir con ejemplos, que el uso de corticoides, además de engordar, puede provocar ulcera gástrica. Algunos antibióticos pueden afectar al oído y oscurecer los dientes.

Presentación

Medicamentos hay muchos y de muy distinta presentación. Hay inyectables, jarabes, píldoras, grageas o pastillas, supositorios, cremas , pomadas... Lo importante y de lo que debemos ser conscientes es de que cada uno es así por algo. Es evidente que no es lo mismo utilizar unas gotas para los ojos que curar una infección ocular con una serie de inyecciones.

El medicamento suele actuar a nivel general y por ello se busca que pase a la sangre, bien a través del aparato digestivo, bien, si se pretende una acción más rápida, por inyección. Y también hay varias formas de inyectar. Por ejemplo, subcutánea como seria la insulina. Pero puede ser intramuscular o la más rápida de todas, directamente en sangre a través de la vena. Cada una tiene su indicación, porque cada forma de administrar un medicamento tiene también su manera de difundir la sustancia activa. O rápida y enérgica, como podría ser la inyección intravenosa o lenta y constante como podría ser la digestiva.

Son muchos los factores que hay que analizar antes de prescribir un fármaco y una forma de administración. No podemos creer que se trata de un capricho. Por eso resulta absurda y hasta peligrosa la automedicación. Un medicamento útil para una persona puede desencadenar en otra una serie de reacciones indeseables.

Pregunte

No dude en consultar al médico o al farmacéutico todos los detalles del tratamiento. Por cierto, que cuando le receten un medicamento, sería conveniente comentar con el médico si está tomando otro fármaco, si es alérgico/a, o si está embarazada. Y pida todos los detalles por escrito.

Se pretende que la sustancia, el principio activo, llegue a la sangre. Allí permanece un tiempo, hasta que poco a poco se va eliminando. Lo normal es que mientras dure el tratamiento, se quiera que esa sustancia activa permanezca en una determinada concentración. Por eso, recomiendan que se tome a intervalos determinados de tiempo. Así, cuando una dosis empieza a descender de nivel, una nueva dosis lo mantiene en la tasa adecuada. Si tarda más tiempo del debido en ingerir la dosis siguiente, la concentración habrá descendido, con lo que el nivel será insuficiente. Y si se toma sin  haber transcurrido el tiempo indicado, es fácil que la concentración llegue a ser excesiva, con el peligro claro de que llegue a niveles tóxicos.

Cuándo

Si le dicen que debe tomarlo con las comidas se debe posiblemente a que si lo toma con el estómago vacío puede sentir malestar gástrico; o si tiene alguna dolencia en el aparato digestivo, puede agravarse. Por eso debe ser con las comidas; no antes ni después.

Pero si le dicen que tiene que ser en ayunas, seguramente se debe a que el estomago lleno puede dificultar la absorción de la sustancia activa. Así que ya sabe que debe tomarlo o una hora antes de comer, o dos horas después de haber comido.

Y recuerde…

- No crea que por ingerir más medicamento va a obtener una curación más rápida. Más cantidad de sustancia activa no aumenta la eficacia y sí la posible toxicidad.

- En muchas ocasiones la ingestión de alcohol potencia los efectos de los fármacos. Consulte y lea detenidamente el prospecto. Mejor no ingerir alcohol durante un tratamiento médico.

- Hay fármacos que si se toman simultáneamente pueden alterar sus efectos e incluso anularlos. Hay algunos antibióticos que inhiben el efecto de algunos anticonceptivos orales (píldora).

 -Nunca deben estar los medicamentos al alcance de los niños. Los colores vivos les atraen.

- No guarde los restos de un tratamiento para una nueva ocasión.

- No tire los envases originales ni el prospecto. El envase indica la fecha de caducidad y el prospecto puede refrescarle la memoria de para qué es y de las dosis.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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