Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
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Miércoles 10 de agosto de 2022
ACTUALIZADO : Miércoles 10 de agosto de 2022 a las 10:48 H
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Es posible que en algún momento de tu vida te hayas levantado con dolor en el cuello, rigidez y incapacidad para girar la cabeza hacia un lado. Si es así posiblemente era torticolis: este tipo de síntomas están causados por malas posturas, o movimientos bruscos asociados a la vida diaria y la práctica de deporte.
La torticolis es una contracción muscular prolongada en la región del cuello que origina dolor y dificultad para moverse y provoca que, mientras la cabeza apunta hacia un hombro, el mentón quede dirigido hacia el hombro opuesto. Existen dos tipos de causas por las que puede aparecer. Por un lado, está la torticolis por influencia genética, que es considerada hereditaria. Y, por otro lado, la que viene derivada de una lesión muscular, y se denomina tortícolis adquirida. En este caso, la fatiga y el estrés pueden ser la causa.
Cuando hablamos de la torticolis adquirida, en la mayoría de los casos el dolor desaparece de forma espontánea a los pocos días, aunque a veces puede durar hasta una semana.
Si pasado este tiempo la torticolis no ha disminuido es conveniente ir al médico. Mientras, para aliviar los dolores que puede causar la lesión se pueden seguir estos consejos:
Al tratarse, en la mayoría de los casos de una inflamación local, puede ayudarnos a aliviar el dolor aplicar un gel frío durante las 24/48 h desde que haya aparecido la rigidez en la zona cervical. No obstante, existen personas que notan una mayor mejora con una compresa caliente. Así que ambas opciones son beneficiosas, además si se prefiere también se pueden llevar a cabo los dos tratamientos de forma alternativa. En cualquier caso, lo haremos unas tres veces al día unos 15-20 minutos, pero nunca más de 30 ya que puedes inflamar más la zona afectada.
Aunque pude parecer muy evidente, es necesario que el músculo dañado tenga unos días de reposo. Debemos evitar practicar actividades deportivas, en las que pueda haber movimientos bruscos, como la natación, el tennis o el pádel, dando tiempo al cuerpo para que se recupere. Eso sí, si hablamos de una actividad física suave, es recomendable practicarla, ya que la inactividad total tampoco es buena. Un masaje terapéutico también puede ser recomendable.
A veces, la rigidez no desaparece, y la lesión muscular sigue doliendo, así que llegados a este punto, podemos tomar un antiinflamatorio, como el ibuprofeno. Sin embargo, en caso de que el mal permanezca vale la pena acudir al medico, para que valore el estado de la contracción.
Para evitar futuras torticolis, la prevención es clave, por lo que debemos prestar atención a algunas recomendaciones. Nuestra postura corporal es un elemento fundamental para evitar contracturas y molestias musculares. Además, debemos intentar relajar la zona del cuello y trapecio, que acumula mucha tensión, con distintos estiramientos suaves y movimientos que nos permitan destensionarlo, como rotar cuidadosamente la cabeza en ambas direcciones unas quantas veces al día.