Victoria Herrero
Consejos
Consejos para que tu casa sea más segura para los niños
Riesgos que sobre todo se dan en la cocina o en el baño, donde tenemos productos tóxicos
Para un abuelo no hay nada como pasar tiempo con los más pequeños de la casa. Sin embargo, a la satisfacción de poder cuidar de su nieto se une la responsabilidad de hacerlo bien para que no sufra ningún accidente imprevisto. Los niños no paran, son curiosos y en medio segundo pueden hacer cualquier tipo de trastada, sobre todo si ya empiezan a gatear o andar. Además, a esa edad todavía desconocen si algo es peligroso.
De esta manera, tu vivienda debe ser segura y estar lista para recibir a tu nieto sin problema alguno. Y para adaptar tu hogar, nada como seguir unos útiles consejos de seguridad. Pero no hay barrera y medida protectora comparable al celo de uno mismo. Es decir, no le dejes solo y sin vigilar ni un instante. Por eso, antes de su visita y si esta noche duerme con vosotros, es bueno pasar revista a toda la casa para comprobar que no falta nada en materia de prevención infantil.
Los peligros que esconde tu cocina
En esta estancia es donde están muchos de los riesgos que pueden provocar una desgracia en apenas unos segundos. Por eso, lo primero y más esencial es mantener fuera del alcance del niño toda clase de utensilios y objetos con los que se pueda hacer daño, sobre todo tenedores y cuchillos.
Si los guardas en un cajón a la altura de tu nieto, siempre puedes echar mano de una serie de dispositivos de goma. Sirven para unir los cajones con el resto del mueble y hace falta algo más que la fuerza de un menor para poder quitarlos y abrirlos.
Además, acuérdate de guardar bien arriba otros pequeños electrodomésticos, como pueden ser la batidora, el tostador y la cafetera. Resultan poco adecuados a esas edades tan tempranas, especialmente si les da por meter la mano. Unas medidas de seguridad que sobre todo debes extremar cuando estés cocinando. No dejes que el pequeño se acerque a la zona del fuego. Imagínate el disgusto si le da por coger una olla con agua hirviendo o se le cae encima aceite caliente. Lo mismo que si pone la mano encima de la vitrocerámica o de los fogones de gas.
Controlado este espacio, el cuarto de baño es otra de las habitaciones donde debemos aumentar esas medidas preventivas. Por ello, pon fuera de su vista aparatos eléctricos como el secador de pelo o las maquinillas de afeitar, así como objetos cortantes como las pinzas o las tijeras. Y si le vas a dar un baño, permanece con él cuando esté dentro de la bañera llena de agua. No te vayas ni siquiera un par de segundos.
Golpes o caídas
Cuando un niño está aprendiendo a andar, lo raro sería que no se cayese. Es más, si la caída no es muy aparatosa, incluso le puede servir para ir aprendiendo poco a poco a coger soltura y confianza a la hora de ponerse de pie. Pero el problema viene cuando se cae por unas escaleras o si está encima de una silla o un taburete sin la vigilancia necesaria. Hay que estar con cien ojos, como se dice, y muy pendiente de que no se lastime. Por eso, si además hay escaleras, coloca unas barreras en esa zona para tu mayor tranquilidad. De esta manera evitaremos golpes de lo más aparatosos.
Lo mismo que si controlas otro de los focos más conflictivos en materia de seguridad infantil: las esquinas de los muebles o las puertas. Si no quieres que se hagan daño, opta por colocar unos protectores de silicona en mesas o aparadores, mientras que para los espacios de paso es aconsejable comprar unos prácticos topes para situar entre las puertas, también en las correderas. Su mano quedará a salvo con este sistema.
En el caso de los muebles, también es bueno no ponerlos demasiado cerca de las ventanas, no sea que "trepen" por ellos y se les ocurra intentar abrirlas.
Son curiosos por naturaleza
El refranero popular acierta en muchas ocasiones. "La curiosidad mató al gato" es una expresión que bien podemos aplicar en el caso de los niños, pero en un sentido figurado. Accidentes que pasan y que se deben a su inmensa curiosidad por todo lo que les rodea. Un interés por descubrir el mundo que les lleva a tocar todo y a querer meterse cualquier cosa en la boca.
Esto último es muy fácil de evitar si no dejamos a su alcance todo aquello que tenga unas dimensiones pequeñas por si se puede atragantar, como es el caso de los botones, las pilas, las monedas, las canicas o las cuentas. Y eso por no hablar de lo que sucedería si el niño coge un recipiente con medicinas, cosméticos o, peor, un producto de limpieza. Todos esos botes deben estar en un armario donde el niño no llegue, ni siquiera subido a una silla, y si es posible bajo llave.
Unos peligros a los que podemos sumar esa afición infantil por tocar los enchufes o meter juguetes en ellos. No corras riesgos innecesarios y cúbrelos (que no se te olviden las regletas que puedas tener por el salón) con unos protectores especiales.