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Envolturas: tratamientos estéticos para cuidar la piel en profundidad

Mariola Báez

Foto: Bigstock

Sábado 1 de junio de 2019

3 minutos

Algas o arcillas pueden tratar desde la celulitis hasta la flacidez, dejando agradables sensaciones

hidratar la piel tras el verano
Mariola Báez

Foto: Bigstock

Sábado 1 de junio de 2019

3 minutos

Las envolturas son una técnica utilizada frecuentemente tanto en estética como en tratamientos hidrotermales que se aplican en balnearios y centros spa. Su efectividad radica en conseguir que los principios activos que encierran determinados elementos, como plantas, lodos, aceites o incluso alimentos como el chocolate, penetren a través de la piel y consigan efectos determinados.

Existe una gran variedad de tratamientos que se basan en la aplicación de envolturas con fines diversos. Mejorar la circulación sanguínea, favorecer la disolución de las grasas acumuladas  reactivando el drenaje linfático, o simplemente conseguir una piel más suave y firme, son algunos de los objetivos que se persigue con este tipo de tratamientos. Tal como señala la Asociación Española de Wellness y Spa el uso de arcillas, lodos marinos o algas es habitual y se aplican en forma de envolturas localizadas o generales especialmente en tratamientos de revitalización de los tejidos por su capacidad para hidratar en profundidad y favorecer la eliminación de toxinas.

En qué consiste un tratamiento de envoltura

Dependiendo del elemento natural que se aplique sobre la piel, la envoltura perseguirá un objetivo concreto. Puede tener una finalidad rejuvenecedora, reafirmante, antiinflamatoria, anticelulítica… Además, no hay que olvidar los efectos relajantes o tonificantes que conlleva este tipo de tratamientos de belleza.

Expertos esteticistas explican que el primer paso para que una envoltura resulte eficaz es realizar una profunda exfoliación de la piel, que permita que el producto natural aplicado penetre en las capas más profundas de la dermis.

Tras esta limpieza, que implica la retirada de células muertas y la dilatación de los poros cutáneos para una óptima recepción de la base de la envoltura, llega el momento de aplicar el producto idóneo según el objetivo del tratamiento y siempre teniendo en cuenta las características del tipo de piel.

Finalmente, se realiza la envoltura que consiste en cubrir la zona con algún tejido sintético o natural (lino). Para aprovechar al máximo las propiedades de cada producto, éste deberá mantenerse al menos unos 20-30 minutos y en algunos casos irá acompañado de distintas técnicas de termoterapia, es decir, aplicación de calor o de frío, que consigan intensificar los resultados.

Por último y transcurrido el tiempo recomendable, se procede a retirar la envoltura y el producto, generalmente mediante ducha con agua templada. La piel luce renovada, hidratada y nutrida en profundidad, por al aportación en sales minerales, proteínas y vitaminas que arcillas, algas, cacao o aceites hayan podido proporcionarle.

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Mariola Báez

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