Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorSi bien la distimia es un trastorno depresivo, di diagnóstico no corresponde al de una depresión severa, no obstante, comparten síntomas y tratamiento.
La distimia se caracteriza por periodos largos de tristeza extrema provocando que quien la sufre se sienta en un pozo sin posibilidad de salir a flote.
La depresión tiene entre otros síntomas autoestima baja, tristeza y melancolía, insomnio… síntomas que más o menos todos hemos experimentado en alguna ocasión y por distintos motivos. Cuando estos síntomas nos hacen pensar que somo incapaces de superarlos se convierten en depresión y cuando la depresión para a ser severa, la persona puede llegar a experimentar pensamientos suicidad o incluso a autolesionarse.
Cuando esta depresión no es severa, pero sí se hace crónica, prolongándose en el tiempo aparece la distimia.
Por su parte la distimia es una tipo de depresión leve, persistente y que se alarga en el tiempo, con una duración superior a los dos años. Se caracteriza por presentar síntomas vegetativos o somáticos que incluyen pérdida de peso, despertarse horas antes de lo habitual, pérdida de interés por las actividades diarias, alteraciones de la vida social. Son persona que sufren una “doble depresión” pues pasan por periodos de altibajos dentro de un mismo estado de melancolía y apatía generalizado. Además, pueden presentar otras alteraciones mentales como el trastorno de ansiedad o de personalidad.
Si ya de por sí las enfermedades o trastornos mentales cuesta que estén reconocidos socialmente, en el caso de la distimia esto se hace más patente por lo discreto de sus síntomas, teniendo la persona que la sufre problemas para que su entorno le entienda y le pueda ayudar.
Podríamos diferenciar la depresión de la distimia por cuatro motivos principales. La distimia:
Además, más del 75% de los pacientes que padecen distimia presentan algún otro trastorno o enfermedad crónica como alguna dolencia física, problemas de drogadicción u otros desórdenes.
A día de hoy no se ha podido determinar cual es la causa concreta de la aparición de la distimia, aunque existen varios factores de riesgo que pueden contribuir a su aparición como son los factores genéticos, psicosociales, ambientales y alteraciones bioquímicas.
Es un trastorno que afecta al 2% de la población y, según las estadísticas, afecta 5 veces más a las mujeres que a los hombres.
A grandes rasgos, podemos decir que la distimia es un trastorno que afecta principalmente a mujeres con antecedentes familiares de trastornos depresivos y que están o han estado sometidas a situaciones de gran estrés o ansiedad emocional.
Por último, hay que destacar la incidencia que tiene la distimia en las personas mayores que viven solas y que tienen añadido otro mal: la soledad. Pasar mucho tiempo solos, sin ninguna compañía, puede dar paso a la desmotivación, la pérdida de interés por las cosas y a la despreocupación por uno mismo y por las actividades diarias.
Cuidarse y preocuparse por uno mismo es el primer paso para luchar contra la distimia. La ayuda de una profesional podrá determinar cuál es el alcance del trastorno, qué otras patologías se pueden presentar y ayudará al paciente a ver que hay más camino por hacer y a aceptar que se padece este trastorno.
La psicoterapia acompañada de un tratamiento farmacológico si se precisa y actividades que ayuden a relajarse como es el yoga, la meditación o el taichí, serán las herramientas necesarias para adoptar una actitud realista y valiente y conseguir que los síntomas mejoren.
Hay que tener presente que muchas personas que conviven con la distimia llevan una vida plena y totalmente normalizada.