Aunque el término 'enfermedad mental' pueda causar cierta alarma o preocupación entre aquellos que desconocen su profundidad, lo cierto es que los trastornos mentales abarcan una amplia gama de problemas como, por ejemplo, las fobias, la ansiedad, el estrés post-traumático, la anorexia nerviosa, la adicción o el abuso de sustancias, la depresión o incluso los trastornos del sueño o sexuales.
Por eso, para el año 2030, la Organización Mundial de la Salud (@WHO) estima que los problemas mentales serán la principal causa de discapacidad del mundo. De hecho, solo en España, el 25% de la población padece, ha padecido o padecerá algún tipo de trastorno mental, que representa una de cada cuatro personas.
Lamentablemente, solemos asumir de manera errónea que estamos sanos cuando nuestro cuerpo no presenta ninguna enfermedad de carácter físico, lo que aumenta la discriminación, la marginación y los estigmas que rodean dichas patologías y a quienes las sufren en primera persona. Bajo esta premisa, ¿cuáles son los mitos más extendidos sobre las enfermedades mentales?
Nada más lejos de la realidad. La gran mayoría de personas con problemas mentales no tienen más probabilidades de sufrir ataques violentos que el resto. Sin ir más lejos, solo del 3% al 5% de los pacientes corren este riesgo, siempre y cuando estén diagnosticados de una enfermedad mental muy grave, como el trastorno Antisocial de la Personalidad o el trastorno explosivo intermitente, por ejemplo.
Muchos de los tratamientos diseñados para mejorar la calidad de vida de los enfermos mentales incluyen medicamentos, sin embargo, esto no significa que obligatoriamente se enganchen a ellos. Además, un gran porcentaje de pacientes deciden no medicarse y recurrir a otros métodos terapéuticos.
Tal y como indican desde la plataforma Supercuidadores (@SUPERCUIDADORES), entidad acreditada por el Servicio Público de Empleo Estatal y la Universidad Internacional de La Rioja (@UNIRuniversidad), esta afirmación es falsa pues "este tipo de patologías son muy comunes. Se pueden producir porque influya un factor genético, como ocurre con la esquizofrenia o la depresión. O pueden estar condicionadas por hechos que sufra la persona: la pérdida de un ser querido, problemas laborales".
Si los pacientes reciben el tratamiento adecuado y viven en un entorno que apoya y favorece su condición, lo más seguro es que su estado mejore considerablemente. Es cierto que se trata de un proceso largo y complicado y que se deben seguir a rajatabla muchas pautas y recomendaciones, pero no es una misión imposible. De hecho, la mayoría retoman su rutina habitual con normalidad.
Aunque parezca que solo los adultos mayores pueden sufrir una enfermedad mental, "los más pequeños también pueden padecer alteraciones emocionales como los adultos, debido a factores biológicos, psicológicos y sociales", tal y como indican desde la plataforma Supercuidadores. Si notas un comportamiento raro y continuado en tu nieto, es posible que no se trate únicamente de una llamada de atención o un signo de mala educación.