Medicina preventiva

Actuar frente a la fragilidad, pilar para mantener la calidad de vida de los mayores

Mariola Báez

Lunes 6 de mayo de 2019

3 minutos

Ganar salud, prevenir enfermedades, lesiones y discapacidad ha de ser el objetivo

Actuar frente a la fragilidad (Bigstock)
Mariola Báez

Lunes 6 de mayo de 2019

3 minutos

El aumento de la esperanza de vida supone un reto para la medicina actual, especialmente en lo referido a la atención geriátrica. En este sentido, el concepto de fragilidad se presenta como un término objetivo fundamental a la hora de prevenir múltiples dolencias que pueden afectar a las personas de edad avanzada.

En el Documento de Consenso sobre Prevención de Fragilidad y Caídas en Personas Mayores, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, señala que la fragilidad puede considerarse una situación previa a la discapacidad y a la dependencia, que puede detectarse, por lo que, es posible intervenir sobre ella para frenar su avance. El Ministerio determina, por tanto, la importancia de establecer protocolos de detección precoz y manejo de la fragilidad en la atención primaria sanitaria.

Según datos del Ministerio, la fragilidad afecta en España al 12% de la población mayor de 65 años. Además, un tercio de esta población y la mitad de los mayores de 80 sufre alguna caída al menos una vez al año, caídas que provocan consecuencias clínicas en un 70% (principalmente fractura de cadera). Ante esta situación, España y el conjunto de la Unión Europea trabajan en la detección precoz y en el establecimiento de los mecanismos necesarios de intervención sobre la fragilidad.

Medidas de prevención e intervención frente a la fragilidad

También la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) incide en la importancia de la detección precoz para tomar medidas efectivas que frenen la fragilidad. Esta condición de mayor vulnerabilidad hace que aumente el riesgo de sufrir situaciones adversas a medida que avanzan los años. La disminución de la fuerza y de la resistencia física, así como de distintas funciones fisiológicas son características de la fragilidad, una situación que puede prevenirse y, en determinados casos, revertirse.

Una dieta ajustada a las necesidades individuales y específicas de las personas mayores, ejercicio físico que favorezca el envejecimiento activo y prevenga enfermedades como la sarcopenia, una correcta valoración de la persona que acude a la consulta de atención primaria y una actuación eficaz ante los primeros síntomas, son algunas de las medidas fundamentales para actuar frente a la fragilidad y evitar que el deterioro físico y cognitivo deriven en situaciones de dependencia o discapacidad.

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