Medicina preventiva

El número de desfibriladores aumenta en España... pero es insuficiente en algunas regiones

Carlos Losada

Foto: B+Safe

Lunes 17 de junio de 2019

3 minutos

El año 2018 acabó con 5 unidades por cada 10.000 personas, lo que nos deja lejos de otros países

Uno de los desfibriladores que hay en España
Carlos Losada

Foto: B+Safe

Lunes 17 de junio de 2019

3 minutos

A pesar de que el número de desfibriladores haya aumentado de un modo considerable en los últimos años –hasta un 150%–, España aún está por detrás de otros países como Francia, Japón o Estados Unidos. Al finalizar el año 2018, en nuestro país había un total de 23.000 desfibriladores instalados fuera del ámbito sanitario, lo que suponía 5 por cada 10.000 ciudadanos.

Por Comunidades Autónomas

Estos datos ofrecidos por B+Safe (@AlmasBSafe) también apuntan cuál es la situación en cada comunidad autónoma. La que mejor ratio presenta es la Comunidad de Madrid, con un desfibrilador por cada 753 personas. La siguen Extremadura (1 por cada 1.102 ciudadanos) y País Vasco (1 cada 1.259). Por el contrario, el podio de las comunidades con menos unidades por persona lo forman Andalucía (1 cada 4.400), Asturias (1 cada 4.878) y La Rioja (1 cada 10.400).

Gráfico

No obstante, poco a poco se ha ido regulando la obligación de instalar estos equipos en espacios públicos como centros comerciales, estaciones de tren y autobús, aeropuertos, empresas privadas, colegios, polideportivos, etc., de manera que cada vez hay más espacios cardioprotegidos.

¿Qué son los espacios cardioprotegidos?

Se trata de zonas que disponen de un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas adecuadamente formadas con el objetivo de poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino, hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

En este sentido, desde la empresa B+Safe explican que “para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos”.

A todo esto hay que añadir que existen 4 pasos claves para atender un paro cardíaco repentino, a saber:

  • Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
  • Rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
  • Desfibrilación temprana.
  • SVA y cuidados post-resucitación.

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Carlos Losada

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