La enfermedad de Alzheimer se manifiesta a través de síntomas muy diversos siendo dos de los más comunes las paranoias y las suspicacias. Ambos son los que más angustia y desasosiego producen tanto en los enfermos como en los cuidadores, explican desde la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer “Tierra de Barros” (@AlzTierraBarros). Su manejo es, por tanto, importante para los dos.
La paranoias son delirios que hacen creen al enfermo que el resto de las personas que le rodean son malas, injustas o están intentando hacerle daño. También se llegan a imaginar que les persiguen, y todo ello sin una base real.
Como consecuencia el afectado se vuelve sospechoso y miedoso, de hecho pueden acusar de robo a quien les cuida, de que les engañan con otros o que rumorean a sus espaldas. Las paranoias tienen además relación con la pérdida de memoria que va apareciendo en el alzhéimer. Tanto es así que cuando empiezan a no recordar dónde han puesto las cosas, es cuando acusan al cuidador de que se las ha quitado. Sospechan de todo lo que les rodea. Del mismo modo, cuando dejan de reconocer a quienes están a su lado, consideran que son desconocidos y comienzan a desconfiar de los que están alrededor.
Según el grado de estas paranoias el médico puede recetar algún psicótico, pero esto solo lo debe decidir el facultativo y aplicarlo si lo considera necesario. En estas situaciones es vital que el cuidador sepa cómo actuar y no se sienta frustrado frente a estas reacciones del paciente.