Teresa Rey
Preguntas
Por qué se produce un blefaroespasmo y cuándo debe preocuparnos
Aparece por una contracción del músculo orbicular, que bordea el ojo, de forma involuntaria
El blefaroespasmo o espasmo palpebral se produce por una contracción del músculo orbicular, que bordea el ojo. Esta es espasmódica, involuntaria y repetitiva, dando lugar a distonías o a la aparición de posturas o movimientos anormales en la zona. Existen distintas intensidades, lo cual determinará su gravedad y abordaje.
Distintas intensidades
A veces ocurre de una forma muy leve, de modo que es como una especie de tic y se manifiesta con un ligero temblor en el párpado o vibración. En estos casos, la causa subyacente puede estar relacionada con alguna situación de estrés, alteraciones del sueño o incluso con un consumo excesivo de estimulantes como pueden ser la cafeína. En un principio se resuelve de forma automática, y no requiere un tratamiento especial.
En otras ocasiones, afecta a los dos ojos, es bilateral, dando lugar a un cierre no controlado de los mismos, y hasta puede acompañarse de otros movimientos no deseados de otras partes del cuerpo, como cuello, cabeza o boca. El problema es que suele ir en progresión, incrementándose la intensidad y la frecuencia, y en el caso de no tratarse puede llegar a ser incapacitante y generar alteraciones visuales.
También puede surgir un espasmo hemifacial que como indican los oftalmólogos no es una distonía en sí, pero en la que se ven afectados los músculos de un lado de la cara con movimientos repetitivos e incontrolados que interfieren en el ojo. Estos casos se producen normalmente cuando el nervio facial está comprimido por alguna arteria o por un traumatismo.
Los posibles desencadenantes
Entre las causas destacan la sequedad ocular, por irritación de la córnea o de la conjuntiva. Cuando al ojo le falta lubricación, el párpado tiende a compensar esta situación realizando más movimientos para suplir esta carencia. También puede deberse a algún traumatismo cerebral, alteraciones en el sistema nervioso central o efectos adversos de ciertos fármacos.
Es un trastorno que no debe dejarse de lado una vez que aparece, pues según los expertos detrás de su causa puede haber un factor neurológico y no oftalmológico. Una vez detectado, su tratamiento variará en función de qué lo ha provocado. Se puede recomendar el uso de gafas de sol, aplicación de gotas lubricantes, medicamentos y en algunos casos también es posible aconsejar toxina botulínica. Esta se tiene que aplicar cada tres meses y con ella se consigue disminuir la transmisión de impulsos eléctricos de las terminaciones nerviosas a los músculos.