La clave para llegar a los 100 años: "Ser positivo, buena persona, vida activa y alimentación"
Un estudio analiza el perfil de los centenarios en residencias: mujer, lúcida, dependiente y activa
El 41% de los centenarios mantienen un funcionamiento cognitivo normal o deterioro leve
Esforzarse, ser buena persona, cuidar la alimentación, mantener una actitud positiva y tener una vida activa.
Estas son algunas de las claves de vida para llegar a los 100 años. Así lo pusieron de manifiesto las propias personas centenarias en un acto celebrado recientemente en el que se presentó el documental 100 años de vida, 100 años de legado, realizado por la patronal AESTE (@AESTE_oficial).
Un corto, que da voz a Clara (105 años), Ángela (101), Josefa (103), Pedro (101) y María (1015), los cuales reflexionan sobre su experiencia vital y dan pistas sobre las posibles razones que explican su longevidad –puede ver el vídeo abajo–.
Además, en el evento de presentación del documental se dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en residencias sobre centenarios del cual se desprende que el perfil de las personas de más de 100 años que viven en estos centros responde al de una mujer, lúcida, pero dependiente desde el punto de vista físico, con un nivel socioeducativo bajo, que lleva menos de tres años ingresada y que participa activamente en actividades y talleres.
En concreto, se realizó una encuesta a 1.146 usuarios, la mayoría mujeres –86%–, de entre 100 y 105 años.
Deterioro cognitivo
Uno de los hallazgos más interesantes fue que este grupo de la población no siempre llega a centenario con unas capacidades mentales limitadas: sólo el 39% tenía deterioro cognitivo severo.
Por contra, el resto mantenía cierto grado de lucidez, memoria y atención, y un 14% tenía una funcionalidad intelectual normal.

Dependencia motora
En cuanto a sus capacidades motoras, la dependencia total alcanzaba el 33,16% en la muestra analizada.
Ahora bien, de los residentes centenarios, el 9,43% conservaba su independencia total.
Según interpretan desde AESTE, estos porcentajes, tanto los de capacidades físicas como mentales, demostrarían que las residencias han progresivamente ido evolucionando de espacios meramente asistenciales a complejos ecosistemas de convivencia que exigen una personalización de los cuidados.
Perfil educativo
En cuanto a su perfil educativo, en el estudio destacan que es bajo, con un 58,37% que cuenta con estudios básicos. Es más, un 20,2% carecía de ellos.
Estos porcentajes responden a la realidad social de las personas nacidas en la década de los años 20 del siglo pasado, cuando las mujeres solían tener que renunciar a formarse, para dedicarse a tareas de cuidado.
Participación en talleres
Otro de los datos que se extraen de la encuesta es que buena parte de los centenarios participan en actividades estructuradas en los centros.
El 37,15% de los centenarios realizaba talleres como actividad principal, mientras que un 31,5% participaba en fisioterapia y, un 31,4%, en terapia ocupacional.
Estas actividades son esenciales, explican en el estudio de AESTE, no sólo por su dimensión lúdica, sino como una herramienta de estimulación cognitiva y dignificación, que ayuda a mantener el sentido de pertenencia y utilidad.

Tiempo en las residencias
Finalmente, un aspecto destacable es que un número considerable de estas personas ingresa en etapas muy avanzadas de su vida: el 41,14% llevaba entre uno y tres años en la residencia, y el 14,67% llevaba menos de un año.
"El conjunto de estos resultados redefine la imagen de las personas centenarias en España. Frente a la idea de dependencia absoluta, aparece una población diversa, activa, mayoritariamente femenina y cognitivamente heterogénea, que vive la longevidad como una etapa prolongada más que como un desenlace. Las residencias, lejos de ser espacios de final de vida, se consolidan como entornos de permanencia, acompañamiento y estimulación, donde el cuidado profesional es tan importante como la creación de vínculos, la continuidad vital y el sentido emocional. Estos datos constituyen un paso más allá en el conocimiento de la longevidad en España, abriendo una nueva narrativa sobre el envejecimiento: una narrativa que entiende el cuidado no como asistencia pasiva, sino como una forma de garantizar dignidad, propósito y bienestar en esta etapa de la vida", concluyen en el estudio.
Cabe recordar que los centenarios están dejando de ser progresivamente una excepción en España. Y es que el país tiene una de las esperanzas de vida más altas del mundo, unos 84 años, y el número de personas de más de 100 años no ha parado de aumentar en la última década –un 76%–, llegando a casi 20.000.




