Sociedad

La decepción de los mayores: España incumple y lleva 2 años de retraso en accesibilidad

Gonzalo Toca

Jueves 14 de noviembre de 2019

7 minutos

Solo se ha cumplido la mitad de los objetivos prometidos y no existe un organismo de control

La decepción de los mayores: España incumple y lleva 2 años de retraso en accesibilidad
Gonzalo Toca

Jueves 14 de noviembre de 2019

7 minutos

Las personas con discapacidad exigen a Correos oficinas más accesibles

Miles de mayores tienen motivos para estar cansados de las promesas. Algunas de las normas que iban a volver totalmente accesibles los espacios públicos llevan dos años sin cumplirse. Aunque España es uno de los países más accesibles, el medio rural está casi abandonado y a las ciudades se les acumulan las asignaturas pendientes. 

Judith Díaz es técnica de Accesibilidad en el departamento de Accesibilidad y Vida Independiente de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (@COCEMFE_). Según ella, “los ayuntamientos de las ciudades medianas y grandes no sitúan la accesibilidad universal entre sus prioridades”. Y eso que, añade, “la fecha límite para garantizar la accesibilidad universal era el cuatro de diciembre de 2017, cuando se incorporó en nuestro ordenamiento jurídico la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”, de obligado cumplimiento.

Llevamos dos años de retraso y, como matiza la experta, “solo se ha conseguido alrededor de un 50% de los objetivos previstos”. Además, ni ella ni nadie tiene el dato exacto de lo que se ha avanzado. Es una de las desventajas, dice, “de no contar con un organismo de control y seguimiento”. Más allá de las acciones puntuales de los tribunales, tampoco existe un organismo que sancione o llame al orden a las poblaciones que no cumplen los objetivos. 

Por si eso fuera poco, Díaz también reconoce que “en el medio rural existe una falta generalizada de infraestructuras accesibles en los espacios públicos”. Esto se suma a la larga lista de problemas que sufren los núcleos de población pequeños y a las razones por las que se están vaciando hasta desaparecer en algunos casos. La situación en el mundo rural incide, muy especialmente, en los mayores porque, en 2007, las personas que superaban los 70 años representaban el 16% de los municipios con menos de 10.000 habitantes y casi el 20% en los municipios con menos de 5.000. 

Accesibilidad mayores

 

Pero los problemas no son solo patrimonio de las poblaciones pequeñas. En algunas capitales españolas sigue siendo frecuente que sus cascos históricos sean inaccesibles o que algunas de las principales instituciones se instalen en edificios monumentales mal adaptados. Hace solo dos años, el 80% de las estaciones del tren de cercanías madrileño no era plenamente accesible y, hasta el año que viene, el 27% de las estaciones del metro en Madrid carecerá de ascensor. 

Leopoldo Centeno, subdirector del Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Física Gravemente Afectadas de la ONG Fráter Madrid (@FraterMadrid), reconoce que “nos hemos encontrado a veces [en la capital de España] con hospitales que utilizan los servicios para discapacitados como cuartos de limpieza, con plazas de aparcamiento para discapacitados que no permiten salir del coche con silla de ruedas o con aceras sin rampa en parkings para minusválidos”.

Pasos de peatones

Judith Díaz se pregunta “dónde están los itinerarios peatonales accesibles y sin barreras de 1,8 metros que exige la ley”. Además, añade que, cuando éstos existen, “en ocasiones los están invadiendo los monopatines, los patinadores y las bicicletas”. Por otro lado, sigue, “esos itinerarios peatonales deben tener continuidad por toda la ciudad para que, cuando nos bajemos de un autobús, podamos seguirlos desde la parada”. La experta concluye subrayando que “todos los pasos de peatones tendrían que ser ya accesibles”. ¿Cuántas ciudades españolas podrían decir que lo son? 

El jefe del Departamento Accesibilidad al Medio Físico de la Fundación ONCE (@ONCE_oficial), José Luis Borau Jordán, admite que le sorprende que, con la enorme diversidad y el abaratamiento de la tecnología, “quede mucho trabajo por hacer en el ámbito de la comunicación entre las ciudades y las personas discapacitadas”, miles de mayores entre ellas. Destaca, como ejemplo, “las dificultades que siguen teniendo los ciegos para saber el número del autobús que está llegando en ese momento a su parada”. Borau también señala otras deficiencias graves como “el poco énfasis que se hace en las necesidades de accesibilidad de los discapacitados cognitivos”, una categoría en la que cabrían, entre otros, los que padecen Alzhéimer o demencia. 

La decepción de los mayores: España incumple y lleva 2 años de retraso en accesibilidad

 

Judith Díaz recuerda, en este sentido, que “los problemas de accesibilidad no solo los sufren los discapacitados o los cuidadores”. También impactan de lleno sobre muchos mayores y, como matiza la experta, sobre “los niños y las familias que llevan carritos de bebé”. Eso convierte el problema de los espacios inaccesibles en un asunto que afecta a la vida diaria de millones de españoles y que, sin embargo, ni está ni se le espera en el debate público. ¿Cuál es el motivo? 

Los tres expertos consultados coinciden en que se ha avanzado muchísimo en los últimos años y en que no existe una brecha de accesibilidad ni entre ciudades medianas y grandes ni entre ciudades de regiones ricas y pobres. Allí es donde viven la inmensa mayoría de los españoles. Además, José Luis Borau cree que “España se ha convertido en uno de los líderes mundiales en accesibilidad”, algo que se ha traducido, según él, en una integración de los discapacitados mucho más profunda que en otros países. 

Al mismo tiempo, la ausencia de un organismo administrativo que recoja y evalúe los avances de los ayuntamientos en el cumplimiento de las leyes de accesibilidad universal impide que la población, los expertos y los colectivos afectados reciban información suficiente. Esa falta de transparencia beneficia a los políticos a los que menos les importa la accesibilidad y no contribuye a que los que sí apuestan por ella puedan rentabilizarlo en las urnas. Es un círculo vicioso.  

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Gonzalo Toca

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