
Un envejecimiento activo y un cambio de mirada de la vejez, claves para poner fin al edadismo
La experta Stella Iantzi lamenta que "actualmente está desaprovechada la experiencia de los mayores"

Se llama edadismo a la discriminación que se hace contra personas o colectivos por motivo de edad. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2021, una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que afecta a la salud de las personas mayores, que representan actualmente más del 20% de la población en España.
Existen diferentes tipos de edadismo, pero la experta en envejecimiento activo Stella Iantzi Vicente, docente del Máster Universitario en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia (@UniversidadVIU), hace especial hincapié en el edadismo autoinfligido.

Se trata de una forma de discriminación por edad con la que las personas mayores interiorizan todos los estereotipos negativos que promueve el edadismo, comportándose y actuando según estos prejuicios.
"Desde que nacemos se nos van instaurando pensamientos, como que hay una edad para todo y que a partir de cierta edad ya no puedes hacer tal cosa. Por ejemplo, ¿qué vas a hacer yendo a un gimnasio con 70 años si es solo para gente joven? O, ¿para qué te vas a cuidar a los 60 años si ya te quedan pocos años para vivir?", explica Iantzi a este diario, destacando el caso de la publicidad: "Hay ciertos productos, ciertas actividades, que van dirigidas a un público específico. Eso ya también refuerza esos idearios edadistas".

Autoedadismo: ¿cómo se manifiesta?
El autoedadismo "tiene muchísimo que ver con la autopercepción que tienen las mismas personas mayores de ellos", añade, y explica que esa autopercepción "viene de algo social, viene de un constructo social, son esas ideas que todas las personas hemos ido absorbiendo a lo largo de nuestra vida".
En concreto, según explica en una publicación en su perfil de LinkedIn, el autoedadismo se manifiesta a través de creencias limitantes, es decir, cuando las personas mayores "comienzan a aceptar ideas negativas sobre la vejez, como creer que son menos capaces o menos útiles", unas creencias que "pueden influir en cómo perciben sus propias habilidades y oportunidades". También a través de comportamientos autoexcluyentes, con los cuales "pueden evitar participar en actividades físicas, sociales o laborales, incluso si están en condiciones de hacerlo. Por ejemplo, una persona de 70 años podría dejar de buscar empleo o de involucrarse en nuevos proyectos porque ya es muy mayor para eso, aunque tenga experiencia y habilidades relevantes".
Asimismo, se manifiesta en la forma en que afecta a la salud mental y física. "Algunos estudios demuestran que las personas que tienen percepciones negativas de la vejez tienden a experimentar un envejecimiento más acelerado. La creencia de que es normal perder capacidades con la edad puede llevar a comportamientos menos activos, afectando la salud física. Además, aceptar estas creencias puede aumentar el riesgo de depresión y reducir el bienestar general", explica.
El efecto que tiene el edadismo en la salud también se manifiesta en una vida menos activa, y "con una vida activa no solo nos referimos a realizar actividad física, es también tener participación social".
La experta lamenta que "la visión de la vejez en la cultura occidental actual es un poco de que las personas mayores sobran, de que su opinión no es tan válida porque, a lo mejor, está desactualizada". Y aunque, aclara, no es algo que ocurra siempre, "a nivel general parece que el reconocimiento a las personas mayores es menor que hace unos años o en otras culturas".
¿Cómo hacer frente al edadismo?
No es sencillo hacer frente al edadismo, una discriminación por edad que, recuerda la experta, no es exclusivo de las personas mayores. Ante todo, Iantzi recomienda "darse cuenta de que, al final, esto es un constructo social y que no te tienes que sentir así", por lo que "hay que romper con esas ideas que se nos han instaurado durante toda la vida y empezar a buscar un propósito. Dejar de ver, por ejemplo, la jubilación, como una etapa en la que se termina la vida y verla como un punto de inflexión, verlo cómo un momento donde empieza otra etapa de mi vida en la que voy a hacer cosas que no he podido hacer mientras trabajaba".
Se trata, afirma la experta, de "buscar objetivos, propósitos que no hayas podido cumplir, y hacerlo". Explica, en este sentido, que "para mi tesis doctoral entrevisté a unas 53 personas ya jubiladas que estaban realizando una formación universitaria. Había casos de gente que no había podido ir a la universidad y que se había apuntado porque era una espinita que tenían clavada, lo querían conseguir. Otros me decían que siempre habían querido escribir un libro, y estaban utilizando esta etapa para hacerlo".
"Buscar un propósito", esa sería la clave para "disfrutar de esta etapa, que no es un punto y final", zanja. Señala que "por eso las políticas sociales, las instituciones y en conjunto toda la sociedad tiene que ir todos a una para conseguir que estas personas puedan disfrutar de esta etapa y sentirse realizadas, porque actualmente está desaprovechada la experiencia y todo lo que aportan las personas mayores, ya sea que estén jubiladas o no hayan llegado a esta etapa todavía. A veces ni siquiera se les tiene en consideración directamente", lamenta.
Es algo que, destaca, "se puede ver más en el ámbito laboral, cuando las empresas no contratan a personas mayores de 45 años porque consideran que ya son mayores. Y es verdad que igual, a nivel técnico, no están tan actualizados como una persona recién salida de la universidad, pero sí que poseen otras sabidurías y habilidades que, quizás, alguien más joven no tiene". El autoedadismo mencionado también puede provocar que "una persona mayor, al internalizar el estereotipo de que los adultos mayores no manejan bien la tecnología, puede evitar aprender nuevas herramientas digitales, disminuyendo sus oportunidades de desarrollo profesional", limitando así, no solo sus oportunidades laborales, también "reforzando los estereotipos en la sociedad", añade.
Ante esta situación, considera que es necesario "reconocerlos más, escucharles más, darles espacios, darles visibilidad y crear espacios intergeneracionales donde personas de distintas generaciones se junten y aprendan las unas de las otras. Son la clave para poder dar un paso más en contra del edadismo. En este sentido, quiero hacer algo que sirva como altavoz de este colectivo, por ello, en mi canal de YouTube DraStellaSocial, estoy difundiendo, entre otras cuestiones, sobre lo que es el envejecimiento activo y el edadismo, porque creo que un envejecimiento activo es una de las claves para terminar con el edadismo hacia las personas mayores".
El cambio de mirada hacia una más inclusiva de la vejez se conforma, así, como algo necesario para hacer frente a esta discriminación por edad.