Sociedad

Descubren por qué algunas personas no logran superar el miedo tras un trauma

Stefano Traverso

Foto: Bigstock

Domingo 7 de septiembre de 2025

5 minutos

Tres factores biológicos influyen en la forma en la que se procesa el miedo

Descubren por qué algunas personas no logran superar el miedo tras un trauma
Stefano Traverso

Foto: Bigstock

Domingo 7 de septiembre de 2025

5 minutos

¿Por qué algunas personas logran dejar atrás una experiencia traumática mientras otras reviven el miedo durante años? Un equipo de investigadores liderado por la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha identificado tres factores biológicos decisivos en la forma en que procesamos el miedo: el sistema hormonal del estrés, la microbiota intestinal y una firma genética cerebral. 

El estudio, publicado recientemente en la revista científica internacional Translational Psychiatry, ofrece nuevas claves para comprender y tratar los mecanismos que mantienen activo el miedo tras un trauma y plantea posibles dianas terapéuticas para mejorar su tratamiento. 

“El miedo es una emoción necesaria para sobrevivir. Sin miedo, la humanidad ya se habría extinguido. Pero cuando se queda encendido, puede convertirse en una trampa mental”, explica el neurocientífico e investigador principal del estudio, Fernando Berrendero, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. 

Los trastornos de ansiedad, entre ellos el trastorno por estrés postraumático (TEPT), afectan a millones de personas en todo el mundo.  

Según la Organización Mundial de la Salud, más de 300 millones de personas vivían con algún tipo de trastorno de ansiedad en 2019. En el caso del TEPT, el miedo no solo se recuerda: se revive una y otra vez, como si el cuerpo no supiera que el peligro ya ha pasado. 

Un modelo experimental para estudiar la extinción del miedo 

Para analizar esta “trampa del miedo”, el equipo de Berrendero empleó un modelo experimental validado en neurociencia, en el que se estudió la respuesta de ratones macho y hembra expuestos a un estímulo condicionado.

Algunos animales fueron capaces de extinguir su respuesta de miedo (resilientes), mientras que otros siguieron reaccionando como si la amenaza persistiera (susceptibles), lo que reproduce de forma experimental la variabilidad observada en humanos tras un trauma. 

A partir de esta diferencia, los investigadores analizaron múltiples variables fisiológicas y detectaron alteraciones en tres grandes sistemas biológicos. 

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Hormonas, microbiota y genes: tres vías hacia una mejor comprensión del trauma 

En los animales susceptibles se observó una sobreactivación del eje hormonal del estrés, con niveles elevados de corticosterona y de la hormona CRH, junto con una menor expresión del receptor NR3C1, encargado de frenar esa respuesta una vez pasado el peligro. Esto indica un sistema incapaz de “apagar la alarma” del miedo. 

Por otro lado, los ratones resilientes mostraban una microbiota intestinal más diversa y rica en bacterias antiinflamatorias, mientras que los susceptibles presentaban un ecosistema bacteriano más pobre y con posible perfil proinflamatorio. “La relación entre microbiota y emociones ya no es una hipótesis: nuestros datos refuerzan que la microbiota intestinal puede modular el miedo”, explican los autores. 

El análisis genético reveló también 31 genes con actividad alterada en la amígdala, región cerebral clave en la regulación del miedo. De ellos, 14 están relacionados con trastornos como la ansiedad y el estrés postraumático, lo que abre la puerta a nuevos biomarcadores de vulnerabilidad. 

El papel del sexo biológico en la respuesta al trauma 

El estudio también ha identificado diferencias relevantes entre machos y hembras, observando una mayor proporción de hembras clasificadas como susceptibles al miedo persistente. Aunque se trata de un modelo animal, los investigadores subrayan su relevancia para futuras investigaciones. 

“Estos resultados refuerzan la necesidad de incluir la variable sexo en los estudios preclínicos. Durante décadas, los modelos en neurociencia se han basado casi exclusivamente en machos, lo que limita nuestra comprensión de diferencias biológicas clave”, destaca el investigador de la Universidad Francisco de Vitoria. 

Hacia un diagnóstico más preciso y tratamientos personalizados 

El proyecto, titulado INDIF-FEAR (PID2023-151223OB-I00), ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, dentro de la convocatoria de Proyectos de Generación de Conocimiento 2023, y cuenta con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid y el Parque Científico de Madrid. 

Aunque se trata de una investigación en ratones, sus conclusiones abren nuevas vías para el desarrollo de herramientas diagnósticas y terapias personalizadas en humanos. 

“El miedo es universal, pero la manera en que lo procesamos y superamos depende de factores biológicos que apenas estamos empezando a conocer. Entender esa variabilidad es esencial para avanzar hacia tratamientos más eficaces y personalizados”, concluye Berrendero

La investigación continúa ahora en la búsqueda de nuevas herramientas diagnósticas y tratamientos personalizados que ayuden a mitigar el impacto del miedo persistente

Comprender por qué algunas personas logran superar un trauma y otras no es una de las grandes preguntas de la salud mental. Este estudio aporta nuevas respuestas desde la biología, y abre la puerta a formas más eficaces y personalizadas de detectar y tratar el miedo persistente. 

Sobre el autor:

Stefano Traverso

Stefano Traverso

Stefano Traverso es licenciado en Ciencias de la Comunicación en la USMP de Perú; con un máster en Marketing Digital & E-commerce en EAE Business School de Barcelona. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación en Perú, especializándose en deporte, cultura y turismo.

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