Sociedad
Nuevas viviendas para mayores: "Entre el cohousing y las residencias debería haber algo intermedio"
Irene Lebrusán, experta en envejecimiento del CNIE, defiende que no son sustitutos
Mucho se ha escrito sobre las opciones surgidas alrededor de las viviendas para mayores en los últimos años fruto del envejecimiento de la población, como el cohousing, el Senior Living y otros tipo comunidades colaborativas para mayores basadas en compartir espacios y servicios con otras personas... Pero tal como aclara en esta entrevista la socióloga del Centro Internacional sobre Envejecimiento (@cenie_es), Irene Lebrusán Murillo (@IreneLebrusan), para saber por qué no acaban de triunfar en España es necesario aclarar conceptos, salirnos de los anglicismos "que en España no se entienden" y sobre todo reflexionar sobre si son o no una alternativa a las residencias actuales.
Esta investigadora postdoctoral de la Universidad de Harvard (@Harvard) y profesora en la Universidad Autónoma de Madrid (@UAM_Madrid) defiende además que este tipo de modelos requieren muchos años de desarrollo, además de que presentan una serie de dificultades. "Lo que sucede es que en el cohousing no se plantean los cuidados que hay en las residencias. En realidad, entre el cohousing y las residencias, debería existir un planteamiento que no existe". Además recuerda que la mayoría de los mayores españoles, "prefieren quedarse en su vivienda durante el mayor tiempo posible", por lo que se deberían investigar en ese sentido.
PREGUNTA.- Lo primero es preguntarte, ¿qué entendemos por cohousing o vivienda colaborativa para mayores? ¿Para qué público está pensado exactamente?
RESPUESTA.- La sensación general es que tenemos diferentes planteamientos para definir lo que es el cohousing. El primer problema que tenemos, y que me señalan, sobre todo mujeres mayores cuando voy a dar conferencias, es que utilizamos conceptos: cohousing o senior living, que están cogidos de otros idiomas y que en España no terminan de significar nada. Y además que lo utilizamos de manera intercambiable. Hablamos de cohousing, coliving, como si fuesen sinónimos y no lo son. Y de hecho, vienen a sustituir a conceptos que en nuestro país ya existían.
Concretamente el coliving es compartir casa, pero la cuestión del cohousing sénior, el gran problema que tenemos es que existen diferentes definiciones de qué significa exactamente e intentamos llevar a nuestro terreno definiciones que en otros países sí que tienen, y que de hecho son posibles en otros países del norte de Europa, por ejemplo, y que en España pueden tener dificultades añadidas, de uso de suelo, por ejemplo. Un cohousing, en teoría sería un “establecimiento colectivo”, es decir, distinto al hogar, y esto tiene que ver con una serie de cuestiones de ordenamiento legal. Un proyecto de cohousing, independientemente de que la iniciativa sea pública, privada, colaboración público privada, sería un conjunto de personas que deciden compartir un determinado espacio en el que tienen una serie de espacios privados, pero que también tienen otros que comparten. Pero es cierto que nos encontramos con frecuencia con diferentes definiciones.
P.- Aunque existen cerca de una decena de proyectos en funcionamiento en España – entre los que destacan el proyecto pionero de Santa Clara (Málaga) (1991) y la que hasta ahora es la referencia del cohousing sénior, el Centro Social de Convivencia Trabensol (2013), además de numerosos proyecto en cartera, ¿por qué parece que no llegan a imponerse como alternativa a las residencias?
R.- Creo que aquí hay una cuestión y es qué es lo que define a las residencias y cuáles son las preferencias de hábitat en España. Las personas en su gran mayoría (90%), prefieren quedarse en su vivienda durante el mayor tiempo posible. Y esto es porque permanecer en un entorno conocido tiene una serie de beneficios para las personas mayores, según demuestran numerosos estudios, que beneficia a su salud mental, con su sociabilidad, su salud física, etc.
Entonces, para plantear alternativas como el cohousing, tienes que plantearlo con muchos años de antelación, además de ser conscientes de que tienen una serie de dificultades. Pero la cuestión es que la gente se va a las residencias cuando ya no les queda otra opción. Es decir, cuando ya están muy enfermos, cuando tienen problemas de salud o movilidad, etc. Suelen ser varios motivos para tomar esa decisión, pero suelen atender a estas cuestiones. Es decir, que existe una necesidad urgente de que las personas que hacer con las personas que ya no puedan permanecer solas en sus casas en las condiciones que desearían, que en muchas ocasiones tiene que ver con pérdida de capacidades cognitivas. Lo que sucede es que en el cohousing no se plantean los cuidados que hay en las residencias. En realidad, entre el cohousing y las residencias, debería existir un planteamiento que no existe.
P.- Entonces, ¿cómo se debería resolver este tema de los cuidados?
R.- Esto es también una cuestión que tiene que ver con los gastos. Tener a personal especializado, 24 horas, aportando una serie de actividades, –primero no existe porque no se plantea–, y después, porque tiene un sobrecoste. Ahora mismo en el cohousing no se plantean los cuidados que se ofrecen en las residencias, sino para personas que no son dependientes. Y aquí también surge un problema con cómo se definen los cuidados. Y es que cuidados, es cualquier cosa: que te hagan un café por la mañana puede ser un cuidado, pero eso no tiene nada que ver con un cuidado de larga duración, que es el que necesitan muchos mayores. Ese es el gran problema. Asumimos que en el cohousing se van a encargar de manera compartida de estos cuidados y no es cierto.
La conclusión es que nos volvemos a plantear el mismo problema de siempre y es que las residencias están enfocadas a una serie de cuidados específicos, que no se pueden plantear en los hogares y que en los cohousing, donde lo que se plantea es una creación de la comunidad, lo que se plantea es que es muy difícil que puedan darse y que sus miembros sigan formando parte activa de la comunidad. La cuestión está en que estamos confundiendo conceptos y estamos planeando cuidados intercambiables y no lo son. Por eso el cohousing no es una alternativa a las residencias, porque no están preparados para dar el tipo de cuidados que se dan en las residencias, tal y como los entendemos en España.
"El cohousing no es una alternativa a las residencias, porque no están preparados para dar el tipo de cuidados que se dan en las residencias"
P.- ¿Ocurre lo mismo en otros países?
R.- En otros países existen una serie de residencias híbridas o residencias intermedias, en las que las personas según van teniendo unas mayores necesidades, van pasando de planta. Dependiendo de tu estado de salud, te van proporcionando unos cuidados u otros. Pero eso aquí en España no sucede. No se está planteando eso. Pero es que además, si tú estás muy sano y muy estupendo, no te quieres ir a una residencia. Cuando te vas a una residencia es porque tienes estas necesidades.
El cohousing, que además es algo que se está implantando poco a poco, no está preparado para dar respuesta a esa necesidad de cuidados de larga duración o de alta demanda. El cohousing no es una solución, sino que es una alternativa. Pero es una alternativa para personas que están en situación de salud. No para personas que ya necesitan esos cuidados y que son normalmente las que van a residencias.
P.- ¿Crees que es todavía un modelo 'elitista' e idealizado?
R.- Sí, lo considero un modelo muy idealizado. Y por otro lado, cuando utilizamos conceptos como el de 'elitista', a lo mejor una serie de personas pueden sentirse ofendidas por el concepto. Cuando estamos hablando de cohousing nos referimos a un conjunto de personas que evidentemente tienen todo el derecho a plantear sus alternativas residenciales cuando sean mayores, o cuando son mayores, pero lo cierto es que implica tener una capacidad de negociación no solamente entre las personas, sino incluso con las administraciones para vivir de manera colaborativa. Hay muchas cosas que gestionar.
Creo que el modelo está muy idealizado también porque se plantea un tipo de comunidad y un tipo de modelo, que sería maravilloso que existiese, pero en la realidad las personas tenemos conflictos, porque es normal y es lo que se deriva de la convivencia. Entonces, en estos planteamientos, que además son muy a largo plazo lo que sucede en algunos de estos cohousing, y esto no lo digo por creencia sino por lo que me han contado una serie de personas que estaban ahí, es que son proyectos muy largo plazo en los que acaban teniendo una serie de conflictos entre ellos. Es decir, si tú cuando te casas, sabes que existe la posibilidad de divorciarte, ¿cómo no va a existir esa posibilidad con tus vecinos?
P.- Entonces, ¿lo ves poco viable en el corto plazo?
R.- No, esto no significa que no vaya a ser un modelo posible, pero sí que tiene una parte de idealización. Además, cuando se habla de 'elitista', lo cierto es que los modelos de cohousing se dan entre personas con unos niveles socioeconómicos, incluso educativos, que no son los de todo el mundo. Otro punto es que se producen entre personas que sí que son mayores, pero del primer tramo de mayores, entre los 60 y los y 70 y tantos años. Pero de 80 para arriba, no encontramos a tantas personas que decidan optar por el cohousing. Quizás haya que preguntarse directamente cuál es el motivo.
Es decir, personas de edades muy avanzadas no se plantean este tipo de cuestiones. No solamente porque son proyectos a muy largo plazo, sino porque también implica una concepción del mundo de generaciones más jóvenes y aunque hablemos de temas como la intergeneracionalidad, lo cierto es que no se llegan a producir incluso cohousing intergeneracionales entre personas muy mayores, sino que estamos hablando de personas entre los 60 y los 70 años.
