Francisco Obrador, exalcalde de Calviá (Mallorca) y exsecretario general de la UGT en Baleares (@UGTIllesBalears), participó en la puesta en marcha del programa piloto de los viajes del Imserso hace ya casi 40 años –los primeros se organizaron en 1985–.
A sus 80 años, recuerda con 65YMÁS cómo surgió la idea de crear estos paquetes vacacionales, que tenían como objetivo dinamizar la economía de las zonas de costa, duramente azotadas por el desempleo en temporada baja.
El sindicalista cuenta también cómo vivieron los jubilados de aquella época esta experiencia novedosa. "Para muchos era la primera vez que veían el mar", recuerda. Y es que, en los 80, el turismo que hoy se considera de masas era un lujo para muchos, puesto que la pensión media rondaba los 200 euros.
PREGUNTA - ¿Cómo y por qué se crearon los viajes?
RESPUESTA - Surgieron, porque había problemas graves de paro en temporada baja. Yo era alcalde de Calviá y secretario general de la UGT de Baleares y, por aquel entonces, organizábamos lo que llamábamos: Iniciativas Locales de Empleo. Los viajes eran una de éstas. En esa época, salieron también otras como las escuelas taller, la formación dual, etc. Todo se creó como un programa de empleo con el INEM (actual SEPE) y el Ministerio de Trabajo.
P.- ¿Se le ocurrió a usted la idea?
R.- Salió de aquí. Y también las escuelas taller. Yo era secretario general de UGT y alcalde del municipio turístico por excelencia en España. Así que lo concebimos como una opción de ocupación durante todo el año, que además era rentable para el Gobierno y la sociedad.
Así se lo planteé a Joaquín Almunia, que era ministro de Trabajo –éramos buenos amigos– y nos dijo: "Vamos a probarlo". Y así empezamos, como una prueba de empleo entre los hoteleros, la UGT y el INEM. Nos sentamos, diseñamos un programa y se hizo.
P.- ¿Por qué escogieron a personas jubiladas como usuarios?
R.- Los mayores del centro de la península eran los que quizá tenían algo de dinero para participar en temporada baja. Así que se trataba de ayudarles y de abrir un mercado nuevo.
P.- ¿Cómo publicitaban los viajes?
R.- Venían en grupos y se apuntaban. Lo conocían a través de los ayuntamientos y del Ministerio de Trabajo. La primera oferta fueron 8.000 plazas en tres zonas concretas de Baleares y en hoteles específicos.
Y luego, hacíamos un seguimiento económico cada tres meses, con el Gobierno Civil, el INEM, el delegado provincial de Trabajo y el sindicato. Nos sentábamos, hacíamos los números y demostramos que era rentable. Así que más que una obra social, era una política de empleo.
P.- ¿Cuánto duraban por aquel entonces estos paquetes?
R.- Solían ser 15 días. Y después se hizo también con el programa de los balnearios. Pagaban a la agencia y esta tenía acordado un porcentaje con los hoteles para que los viajes fuesen más baratos, con un 30% o 40% de bonificación.
P.- ¿Qué actividades se realizaban en aquel Imserso?
R.- Todas las que se pueda uno imaginar. Los mayores se iban contentísimos. Para ellos era toda una novedad, porque hacían de todo: bailes regionales, música, excursiones... Sobre todo, a la gente que venía de Castilla, de los pueblos, les impresionaba el mar y la playa, ya que no lo habían visto antes. Y gracias a este éxito, los viajes se fueron expandiendo. Incluso, en un momento dado, se planteó hacerlo con extranjeros, a través de los sindicatos. Tuvimos una reunión con franceses y alemanes, pero tenían ya montado su sistema de turismo social de otra manera.
P.- ¿Cómo se vivió en el sector turístico español la creación de los viajes?
R.- No buscábamos nada revolucionario, queríamos algo efectivo y práctico, como saber que, al año, ya íbamos a tener varios miles de trabajadores temporales contratados como fijos.
Me acuerdo que, durante las primeras temporadas, los hosteleros pidieron una nueva modalidad de contrato, para verano e invierno, porque temían que se acabase en algún momento el programa de viajes pero, al final, se vio que eso no ocurría. Todo siguió aumentando de forma lineal.
Posteriormente, se creó el Ministerio de Asuntos Sociales, cuando Almunia dejó el cargo y ya estaba Manuel Chaves. En ese momento, se empezaron a concebir los viajes, no tanto como una fuente de creación de empleo, sino como una acción de cara a los mayores, desde el punto de vista social. Y yo ya me desvinculé del proyecto.
Eso sí, el impacto fue grande en la zona. Sólo diré lo que me comentaban los pequeños comerciantes: "Prefiero el invierno, con los mayores, al verano, con los turistas que vienen". Y era, porque los del Imserso gastaban barbaridades y consumían productos locales, bisutería, chaquetas de piel, etc. para ellos y para llevarlos a los hijos y nietos.
P.- Con perspectiva, ¿cómo ve actualmente el programa de Turismo Social del Imserso?
R.- Todo tiene que evolucionar. Hoy en día es una oferta turística más, que cuenta con la ayuda del Ministerio de Derechos Sociales, pero nada más. En los años 80 no era eso, se trataba de una acción para lograr crear más empleo, que controlaba el Ministerio de Trabajo con los ayuntamientos y los sindicatos.
P.- ¿Qué opina del cambio que se realizó para esta temporada 2023/2024, incluyendo más destinos, aumentando la calidad y subiendo los precios?
R.- No lo he seguido. Fui alcalde ocho años, pero después me metí a nivel nacional y en otros proyectos diferentes.
P.- ¿Cree que estos viajes siguen siendo atractivos y rentables?
R.- Sí, porque es una manera de viajar barata. Y creo que todo debe adaptarse a la situación en la que vivimos. Lo que había en el año 83/84 no tiene nada que ver con la actualidad. Ni los motivos, ni los intereses, ni los políticos son los mismos. Hay otros objetivos.
P.- ¿Cree que el impacto en la economía de estos viajes es menor?
R.- Es un programa social más, que funciona como una ayuda para los mayores, porque su objetivo cambió. Así que lo que vale, a partir de la llegada de Manuel Chaves, es la repercusión social, más que el empleo creado. Ahora bien, no deja de ser un programa interesante, porque ayuda a muchos mayores a poder viajar.
P.- ¿Piensa que el programa debería ampliarse al resto de Europa?
R.- Se ha dicho. Sería interesante, pero con función social. En los 80, la finalidad era económica, de creación de empleo.
P.- ¿Se ha apuntado alguna vez a estos viajes?
R.- No. Tengo 81 años. Me jubilé a los 65 años, después de ser presidente del Consejo Económico y Social de Baleares, luego me fui de cooperante a América y África. Pero por un accidente me tuve que volver y me dediqué a la formación. Así que realmente no me he jubilado.
P.- ¿Le hubiese gustado participar?
R.- Yo, al final, más que nadie, lo viví en primera persona, cuando iba a los hoteles para hablar con los jubilados. Cada año me invitaban y tenía contacto con los hoteleros, los trabajadores, con todos. Eso sí, yo no he participado, por mi trabajo y situación.
P.- ¿Recomendaría a su entorno cercano apuntarse?
R.- Sí. Todo lo que sea viajar y conocer nuevas realidades me parece muy interesante. Ahora bien, los programas tienen una finalidad. Cuando uno pone infraestructuras y dinero público, debe tener claro su objetivo. Por aquel entonces, se buscaba el empleo y, ahora, que los pensionistas tengan una mejor jubilación. Esa es la diferencia.
P.- ¿Cree que ha cambiado la visión respecto a los mayores y que las políticas públicas, como estos viajes, se centran más en ellos? ¿Hemos ido a mejor en eso?
R.- Sí. Es diferente. Hoy, un jubilado no es como los pensionistas de los 80 de los que hablo. Muchas de esas personas venían del campo. Han pasado 40 años. Ha cambiado mucho el país en estos años.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.