La pareja de casados más longeva del mundo: 83 años de matrimonio

A sus 107 y 108 años, Eleanor y Lyle Gittens parecen tener la fórmula para que una relación dure toda la vida. "Nos amamos", resume ella con sencillez. "Amo a mi esposa", coincide él con naturalidad. Este año, su historia ha alcanzado un nuevo hito: han sido reconocidos como la pareja casada más longeva del mundo, según confirma LongeviQuest. Se casaron el 4 de junio de 1942 y este año han celebrado su 83º aniversario, un testimonio de amor y resiliencia que ha sobrevivido a la guerra, la distancia y casi un siglo de vida juntos.

Su récord fue confirmado por la Global Validation Commission de LongeviQuest, que verificó su matrimonio con certificados oficiales, censos estadounidenses y archivos históricos de varias décadas. Con un edad combinada de 216 años y 132 días, superan a cualquier otra pareja registrada, incluyendo a los anteriores poseedores del título en Ecuador.

Amor en tiempos de guerra

La historia de Eleanor y Lyle comenzó en 1941, cuando ambos eran estudiantes en Clark Atlanta University. Lyle jugaba en el equipo de baloncesto y Eleanor asistió a uno de sus partidos contra Morehouse College. Ella no recuerda el resultado del partido, solo que fue la primera vez que vio a Lyle. Más tarde, él sería incluido en el Salón de la Fama de Baloncesto Masculino de la universidad.

Su boda, planificada a pesar de la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar mientras Lyle aún estaba en entrenamiento militar en Fort Benning, Georgia, y le fue concedido un permiso de tres días para viajar hasta Bradenton, Florida, ciudad natal de Eleanor. "Me pregunté si volvería a verlo alguna vez", recordó Eleanor sobre la despedida tras la ceremonia, según un artículo de 2022 en The Westside Gazette. 

Durante la guerra, Lyle fue enviado a Italia con la 92ª División de Infantería y Eleanor, ya embarazada, se mudó a Nueva York para trabajar en la producción de piezas de avión y conocer a la familia de Lyle. La única conexión que tuvieron fue mediante cartas censuradas, en las que, según Eleanor, más palabras fueron tachadas que visibles.

Construyendo una vida juntos

Tras el fin de la guerra, Eleanor y Lyle se reunieron definitivamente en Nueva York, donde criaron a sus tres hijos: Lyle Rogers, Angela e Ignae. Superaron las dificultades del posguerra, estudiaron y aprobaron los exámenes de servicio civil, consiguiendo empleos estables en el gobierno.

Entre las décadas de 1950 y 1960, los Gittens desarrollaron una rutina que fortaleció su unión: tras largas jornadas de trabajo, Lyle preparaba dos martinis para compartirlos juntos. Hoy en día, su tradición se ha transformado en una cerveza Modelo compartida al mediodía, un ritual sencillo que refleja su complicidad.

Eleanor, además, completó su doctorado en Educación Urbana a los 69 años y ambos permanecieron activos durante décadas en la asociación de exalumnos de Clark Atlanta University y en el Congreso Internacional de Arqueología Caribeña, viajando juntos a destinos como la isla de Guadalupe.

Una nueva etapa en Miami

Ya en su centenaria, la pareja se trasladó a Miami, cerca de su hija Angela. Desde su apartamento observan la ciudad y el puerto de cruceros: un espectáculo diario que a Eleanor le encanta. Lyle confiesa que extraña Nueva York: "Si no vives en Nueva York, estás de campamento", dice entre risas.

A pesar de sus años y de pasar la mayor parte del tiempo en cama, Lyle mantiene plena lucidez y curiosidad, utilizando su teléfono móvil con facilidad. La pareja disfruta de independencia, pero con la seguridad de tener a su hija cerca, formando un entorno perfecto para continuar su extraordinaria historia de amor.