Paula Buedo
Política
Voto en blanco, voto nulo y abstención: en qué se diferencian y cómo influyen
Según el CIS, el 2,9% de los encuestados tiene claro que no irá a votar el 23J
Las elecciones generales del 23J llegan en un momento donde la tensión política ha hecho mella en la implicación política de la ciudadanía. Algunas personas ya tienen claro a qué partido destinarán su voto, pero otras se empiezan a plantear la posibilidad de no elegir la papeleta de ninguno.
Según el barómetro de julio de 2023 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ninguno de los principales nombres de la política nacional obtienen un aprobado, un desencanto que puede influir sobre los resultados de la jornada electoral. Además, este mismo informe indica que un 2,9% de los españoles tiene claro que no irá a votar y un 1,4% votará en blanco o nulo.
Sin embargo, aunque parece que no existe ninguna diferencia entre no ir a votar y hacerlo en blanco o nulo, lo cierto es que las lecturas del gesto pueden ser diferentes.
¿A quién beneficia cada uno?
Normalmente, las personas que quieren mostrar su rechazo a la situación política se preguntan qué efecto puede conseguir con las diferentes estrategias. Existen algunas creencias populares que, por ejemplo, consideran que el voto en blanco favorece a los partidos más grandes.
Lo cierto es que no es exactamente así. Se considera voto en blanco aquel sobre vacío. Es un voto válido, por lo que se tiene en cuenta en la repartición de escaños y de ahí la idea de que beneficia a los mayoritarios. Sin embargo, es una forma que algunas personas eligen como protesta no contra el sistema, sino contra los partidos y políticos que lo integran.
El problema con los partidos pequeños viene por la “barrera” del 3%. Si una candidatura no llega a ese mínimo, queda descartada y no puede acceder al reparto de escaños, según el sistema D’Hondt. Por tanto, un voto en blanco, que se contabiliza como válido, perjudica a los pequeños porque les hace más complicado llegar al 3%.
Por otro lado, el voto nulo y la abstención, que consiste en no ir a votar, tienen el mismo efecto jurídico. Los votos rotos, deteriorados, rayados, pintados o con varias papeletas no tienen validez alguna, por lo que no se tienen en cuenta.
Este tipo de votos son una protesta contra el sistema en sí mismo y ha sido aprovechado por muchas personas para emitir votos, cuanto menos, singulares. Una rodaja de chorizo, dibujos, mensajes contra los políticos… En el momento del escrutinio, los sobres pueden revelar “votos” de lo más particulares. Por el contrario, la abstención puede ser leída como un signo de indiferencia o pasividad, aunque también hay quien la practica como rechazo al sistema electoral actual.
La principal diferencia, por tanto, reside en la validez. El blanco sí se tiene en cuenta, pero el nulo computa como una abstención más.