
Rosa María Calaf: "La edad no es una carga, sino un valor social"
La periodista, investida doctora honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid

La mítica corresponsal internacional Rosa María Calaf (Barcelona, 1945), miembro del Comité Editorial de 65YMÁS, ha sido investida este miércoles como doctora honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid (@uc3m). El Consejo de Gobierno de la universidad pública ha decidido el reconocimiento a Calaf, calificada como "referente del reporterismo televisivo en España".
Calaf, que estudió Derecho y Periodismo, ha sido una de las corresponsales más veteranas de TVE, con 37 años de labor periodística a sus espaldas. En sus más de tres décadas de experiencia profesional informó para TVE sobre política, economía, conflictos, catástrofes, cultura y sociedad. Es especialmente conocida por su trabajo como corresponsal en Estados Unidos, Moscú, Buenos Aires o la corresponsalía de Asia-Pacífico. En 1983 fue cofundadora de la televisión autonómica TV3 junto al periodista Alfons Quintá. Está considerada una de las periodistas más prestigiosas del último medio siglo.
Discurso de investidura
Buenos días, señor Rector, Presidencia, claustro de profesores, representantes de las instituciones y de la sociedad civil, estudiantes, amigas y amigos, señoras y señores. Gracias. Muchas gracias.
Creo que siempre he sido muy afortunada; ocupar este estrado me lo corrobora. Siento una profunda emoción, una gran responsabilidad y una inmensa alegría al recibir este Doctorado Honoris Causa. Es un extraordinario reconocimiento a mi trabajo, un trabajo que es mi pasión y que, como todas las cosas importantes en la vida, ni ha sido fácil ni lo he hecho sola.
No estaría aquí sin mis compañeras y compañeros de redacción, cámaras, montaje, producción; sin la ayuda de periodistas locales y de agencia; sin la confianza de RTVE; sin José Joaquín Marroquí, aquel sabio mediático, innovador y referente que vio en mí más de lo que yo misma veía y me dio la primera oportunidad, en 1970, cuando una mujer reportera era una completa anomalía. (Su hija está por aquí. Beso, Marimen).
"Se lo dedico a mi abuelo materno, incansable viajero"
Sin tantas personas que me han dejado entrar en sus vidas y confiado en mí para contar sus historias y sin tantas y tan diversas que se han detenido para escucharlas. Sin las mujeres periodistas invisibilizadas por la historia y la dictadura que me precedieron, de las que aprendí a conquistar los miedos impuestos por el patriarcado que nos quiere limitadas. Sin las personas etiquetadas como “mayores” que compartieron sus conocimientos conmigo y me enseñaron que la edad no es una carga, sino un valor social.
Pero tampoco estaría aquí sin mi familia y sin mi colegio. Permítanme que dedique este honor que recibo hoy a mi abuelo materno, incansable viajero ya en el siglo XIX, que no me contaba cuentos sino historias de personajes reales; a mis padres, apasionados melómanos y ávidos lectores, que me educaron en la igualdad y me mandaron a viajar en los 60 cuando en España imperaba la oscuridad y la sumisión; y a mis maestras de la escuela mixta sistema Montessori, única en la Barcelona de los años 50, que sustentaron mi rebeldía. Me dejaron ser como quería ser.
"Esa profesión no es para mujeres"
Aunque, ¿quién me iba a decir que hoy estaría aquí cuando, en la Facultad de Derecho de los años sesenta, éramos cuatro gatas y nos impedían asistir a la clase de causas de nulidad matrimonial… tema demasiado escabroso para las chicas. O cuando, en el año 70, ya periodista titulada, quería dedicarme a la información internacional y me decían aquello de: “Pero esa no es profesión para mujeres".
Se diría que sí que lo es , … como todas las demás. Este Doctorado muestra cuánto hemos avanzado en nuestros derechos y, por ende, hacia una sociedad más justa. Asimismo, me da la oportunidad de señalar que queda todavía mucho por hacer, y mucho que resistir para no retroceder. El viento no sopla de cara.
Toda mi gratitud, pues, para quienes, en este centro universitario de excelencia, habéis decidido valorar el reporterismo internacional de terreno - absolutamente imprescindible , tanto que hasta se nos prohíbe estar-, otorgarme a mí el privilegio de representarlo en esta solemne ocasión y, además, que sea precisamente en esta prestigiosa Universidad Carlos III de Madrid, precioso símbolo de la acogida generosa que siempre me ha brindado esta ciudad.
Siento un profundo respeto y admiración por las instituciones de enseñanza. Solo el saber nos hace libres y solo la libertad nos hace iguales. En este acto, me congratulo de que se unan los dos pilares de toda sociedad democrática sana: la educación y la información. Una enseña a pensar y la otra enseña a mirar. Hasta se mata para impedirlas. Por vosotros ,los más de 200 periodistas palestinos asesinados en Gaza.
Una consulta de Naciones Unidas, a más de nueve millones de personas en más de cien países, preguntaba qué era lo que hacía que las cosas mejorasen para todo el mundo, la respuesta mayoritaria fue: la educación. El no dejar “saber “responde siempre a una voluntad de dominar. Porque si no la prioridad de dictaduras y líderes autoritarios es, sin excepción, el intervenir educación e información. Ambas son catalizadores de derechos, protectoras de libertades.

"El periodismo es desenmascarar lo oculto y romper silencios atronadores"
Francisco de Quevedo ya expresara en el s XVI que en la ignorancia del pueblo está seguro el poder de los Príncipes. Siglos después, Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos de América y principal redactor de su Declaración de Independencia, señalaba que una nación ignorante jamás podría ser libre. Hoy en día, redes mediante, sospecho que añadiría diría que aún peor que la ignorancia es el cúmulo de conocimientos mal digeridos. Asimismo, Jefferson ante el dilema de un país con gobierno y sin periódicos o un país con periódicos y sin gobierno se inclinaba, sin dudar, por la última opción.
El objetivo del periodismo es servir a la ciudadanía buscando la verdad hasta donde sea posible con rigor y honestidad. Es comprometerse con la veracidad. Es desentrañar lo complejo. Es desenmascarar lo oculto y romper silencios atronadores. Es proporcionar el conocimiento cabal de los hechos contrastados para facilitar la formación de opinión pública fundamentada.
Nunca ha sido fácil ni siempre se ha hecho bien. Nunca han faltado propósitos de interferencia y manipulación en la tarea crítica ni periodistas que han sucumbido a intereses ajenos a la vocación informativa. Sin embargo, hoy los bulos, las tergiversaciones se diseñan y se producen con gran calidad y se diseminan con asombrosa amplitud y rapidez, es decir, con mayor eficacia que nunca.
"Si antes la información era poder, ahora el poder es la desinformación"
Si antes la información era poder, ahora el poder es la desinformación. La falsedad se compra mejor que la reflexión argumentada. Mentir es fácil y barato, contrastar es difícil y caro. La crónica rigurosa que provoca que su receptor se haga preguntas y que busca las responsabilidades ante el acontecer, incluso las propias, el gran reportaje de investigación, que pone el foco en los claroscuros y las incertidumbres actuales, luchan para no ser engullidos por el marasmo digital o la indiferencia, la desconfianza, la crisis de atención.
En este escenario, la revista CIDOB de Asuntos Internacionales aborda como la aceleración digital ha transformado los medios, las narrativas, el consumo de la información, la configuración de la opinión pública, así como propicia los cambios políticos y legislativos de la UE para proteger la libertad de expresión en este escenario cambiante, incluso, de agresión geoestratégica. Nada es como era, para bien y para mal. Conviven avances magníficos y retrocesos temibles. Hay mucho que hacer para ser capaces de entender, de aprovechar y de desechar.
La tecnología a disposición en estos momentos es la mejor herramienta que hemos tenido nunca para el acercamiento a lo diferente y el conocimiento de lo distinto, para la comprensión y el consenso, para recabar datos y confirmar, pero, eso es si se usa en positivo. Con un uso perverso va a tener la misma fuerza para conseguir todo lo contrario.
Un exceso de nostalgia no es en absoluto saludable, pero, la alerta para salvaguardar la esencia del periodismo sí lo es. Estamos viendo cómo cada vez más la tecnología no se pone al servicio de un mejor contenido informativo, sino al contrario. El fanatismo ocupa el debate, el pluralismo se estigmatiza, las instituciones se socavan, la polarización destruye el diálogo. Ucrania, Gaza, Sudán, las vidas perdidas en el Mediterráneo o en el Darién no nos importan. Agujeros en la conciencia mundial.
Dominan estrategias de comunicación que se valen de algoritmos sesgados y todopoderosos sin ningún tipo de control y al servicio de quienes los pagan. Nunca tuvimos tantas historias ni tan pocas certezas sobre lo que es verdad. La fascinación de las gentes por sentirse protagonista ha destruido la intermediación. Se multiplican al infinito los contenidos, las fuentes, los relatos, los prescriptores. El papel del periodista y su responsabilidad con la veracidad, el bien común, en suma, con los derechos humanos se difuminan hasta desaparecer.

'Spin doctors' o cómo los gabinetes de prensa moldean el mensaje
Todo esto, no es un fenómeno súbito ni casual, sino cuidadosamente programado y de vigilante cocción del que se sirven unos y otros. Por poner una fecha, en 1984, siendo yo corresponsal en los Estados Unidos, corrían los tiempos de la relección de Ronald Reagan. En el Auditorio Municipal de Kansas City acababa de celebrarse el segundo debate con su oponente Walter Mondale.
A las 21:30, segundos después de que acabara, se produjo un revuelo en la sala de prensa. Una docena de hombres bien trajeados y de mujeres con vestidos de seda empezaron a mezclarse con los periodistas esparciendo opiniones con gran seguridad. No eran simples empleados del departamento de información, eran asesores importantes de los candidatos con un papel relevante que interpretar.
Así publicó el New York Times la presentación en sociedad de los ya bautizados como Spin Doctors. Era el 21 de octubre y fue la primera ocasión en que el término se mencionó en la prensa. Cuatro días después, el Washington Post definió el concepto “asesores que hablan con los periodistas para influir en su texto".
“Dictaban” titulares inmediatos, reduciendo la capacidad del periodista de construir su propio análisis. La idea gira en torno a la combinación de “spin”, con el sentido de dar una visión sesgada o torticera a una narración y “doctor”, como experto que corrige o ajusta el relato. Desde entonces, la figura aparece como intermediación obligada, ofreciendo a la prensa interpretaciones empaquetadas ¡de lo visto y oído!
Yo he vivido una época en la que las y los periodistas podíamos, en términos generales, hablar de forma casual, conversar off de récord con ministros, altos cargos y hasta jefes de gobierno. A veces, en pasillos o en un ascensor o en el bar del hotel. No era ni siquiera extraño alojarse en el mismo establecimiento. Hoy en día este contacto es prácticamente imposible. Los gabinetes de comunicación filtran, moldean, supervisan cualquier contacto. Se ha creado una muralla invisible que aleja al periodista de las fuentes, de todo poder real, de los hechos.
Frases diseñadas para ser titulares, reacciones preparadas para viralizarse, silencios estratégicos, filtraciones interesadas. Ruedas de prensa sin preguntas, simple lectura de comunicados. Prioridad al encuadre visual y verbal, al “cómo se dice”.
"La desinformación algorítmica se disfraza de libertad de expresión"
El periodismo se ha empobrecido y se ha empobrecido el debate público y el objetivo de control periodístico porque con mensajes unidireccionales, sin preguntas incómodas, sin posibilidad de repreguntar no hay rendición de cuentas. En los años 90 se profesionalizó la comunicación política y , de hecho, toda comunicación. La cobertura informativa empieza a centrarse en la “estrategia” y la “batalla de percepciones”.
En el actual ecosistema, el contacto humano se sustituye. La desintermediación se ha consolidado. Los políticos se dirigen “directamente” al público. Donald Trump tuiteando a millones de seguidores a las 6 de la mañana, marca la agenda antes de que la prensa independiente pueda establecer las prioridades y la verborrea digital dificulta la contextualización y el contraste de lo comunicado.
Cuando Elon Musk, tras la victoria de Donald Trump, dijo a creadores de contenido y a usuarios de las redes “vosotros sois los medios ahora”, reafirmaba, por una parte, la guerra contra los medios tradicionales de referencia, especialmente, los críticos y, por otra, implicaba que cualquiera podía convertirse en informador, tomar el control de la narrativa y de la difusión.
Se erosiona el valor del espacio de independencia necesario para una buena información contrastada. La verdad factual pierde frente a la narrativa estratégica: lo importante ya no es tanto qué pasó, sino cómo se percibe que pasó. La falsedad no penaliza. De la propaganda limpia, de la censura clara se ha pasado a la desinformación algorítmica que, además, se disfraza de libertad de expresión.
La hipnosis de las redes devora la cultura y el sentido crítico. Los valores colectivos se debilitan. Mostramos conformidad con desigualdades intolerables. Impera un déficit de ideario, de ética, de instituciones solventes, de liderazgo cualitativo y moral. El mundo está desorientado, falto de referentes sólidos, aquejado de una inflación narcisista. En declive económico, social y político.

"El periodismo honesto y riguroso se ve intimidado"
La democracia se vacía y se tambalea en un escenario que mezcla capitalismo salvaje, injusticia social, la mentira legitimada, la prevalencia de la turbulencia de las opiniones y el abismo de les emociones. Líderes autocráticos llegan al poder por las MISMAS urnas… que QUIEREN inutilizar después.
El periodismo honesto y riguroso se ve intimidado paradójicamente por aquellos que tienen la obligación de garantizárselo a la ciudadanía. Muchas son las sombras, pero, yo sigo viendo luz mirando a tanta gente de bien, a tantos jóvenes que no se resignan, a periodistas de hoy y que lo serán mañana trabajando con verdad y con alma.
Las sociedades libres no se improvisan. Decía Tucídides, hay que elegir entre descansar o ser libres. Se construyen cada día, en las aulas, en las redacciones, en los hogares, en la conversación pública. Y se sostienen solo si hay ciudadanos educados, bien informados y periodistas libres.
El desencanto no sirve de brújula. Sirve el pensamiento crítico. Sirve el periodismo como nervio sensible de toda sociedad democrática.
"Por un periodismo que ilumine y no incendie"
Unámonos por una educación e información de la mano de una revolución humanística. Por una inteligencia artificial instrumento de progreso humano, no herramienta de poder para someter la libertad a la matemática del algoritmo. El algoritmo no puede reemplazar al criterio como el clic no reemplaza a la acción. Como la libertad de expresión y la libertad de prensa nunca amparan la mentira. Unámonos por un periodismo que ilumine, no que incendie.
Esta distinción que tan generosamente me otorgáis hoy es para mi mucho más que un reconocimiento por el camino recorrido, es fuerza para seguir caminando en servicio a la comunidad. Vuelvo a casa feliz con este Doctorado Honoris Causa que pesa… pero pesa dulcemente.
Hace 50 años entré en este oficio que me ha llevado a vivir la historia en directo. Ni un solo día me he arrepentido, ni un solo día he dejado de agradecer el privilegio, ni un solo día he pensado en jubilarme del periodismo, sería como jubilarme de la vida. No entra en mis planes.