Miriam Gómez Sanz
Transición Activa Fundación Ibercaja
Por qué el tiempo pasa más rápido al hacernos mayores y cómo ralentizarlo
Un experto explica cómo recuperar la sensación de días más largos con hábitos sencillos
¿Quién no ha pensado alguna vez que, a medida que cumplimos años, los días pasan más deprisa? De niños, los veranos parecían interminables. En la madurez, desaparecen en un suspiro. La cronobiología, la ciencia que estudia cómo percibimos el tiempo, tiene mucho que decir al respecto.
El profesor Juan Antonio Madrid, pionero en este campo en España y catedrático de Fisiología en la Universidad de Murcia, explica en su libro El sueño del Sapiens por qué ocurre este fenómeno y, más interesante aún, qué podemos hacer para "estirar" nuestra experiencia del tiempo.
Madrid recuerda que los griegos distinguían el kronos (el tiempo del reloj) del kairos, el tiempo que sentimos. Y este último cambia claramente con la edad. Cuando somos niños todo es nuevo y todo lo vivimos con emociones, con sorpresa y con novedad. Con el paso de los años, esa capacidad de asombro se atenúa. Ya hemos visto muchas cosas, muchas veces, y por eso nos impactan menos y las olvidamos antes.
Además, el profesor subraya que la memoria reciente se vuelve más frágil: "De adultos tenemos una memoria más detallada de la etapa de la infancia que de lo que sucedió la semana anterior".
A esto se une un tercer factor: la monotonía. Cuando los días se parecen unos a otros, es más difícil que nuestro cerebro almacene recuerdos y, en consecuencia, la sensación subjetiva del tiempo se comprime.

Cómo ralentizar la sensación del tiempo
En su obra, Juan Antonio Madrid propone varias estrategias muy sencillas para recuperar la amplitud de nuestros días:
- Haz de cada día una historia. Si al terminar la jornada puedes recordar "algo nuevo que te ha sorprendido", dice Madrid, habrás ganado tiempo vivido.
- Practica la atención plena. Detente a saborear el café, a escuchar los sonidos del entorno, a sentir las texturas. Estar presente alarga la percepción del minuto.
- Conéctate con la naturaleza. El vaivén del mar, el vuelo de un pájaro o el murmullo del agua ralentizan nuestro ritmo interno.
- Realiza actividades creativas. Pintar, escribir o cualquier acto de creación nos sitúa de lleno en el presente.
- Rompe la rutina. Cambiar el camino del paseo, probar una comida distinta o aprender algo nuevo ayuda a contrarrestar la monotonía.
- Recuerda y revive. Revisar fotos, escribir recuerdos o simplemente rememorar momentos significativos expande el tiempo vivido.
Madrid insiste en la importancia de recuperar nuestra relación con la naturaleza, incluso mientras dormimos. Recomienda, al menos una vez en la vida, la experiencia del glamping o de dormir al aire libre. "Tenemos una relación con la naturaleza, con las estrellas, con la oscuridad que hemos perdido actualmente", lamenta.
Aunque vivamos rodeados de tecnología, nuestros genes siguen siendo los de hace miles de años, configurados en un entorno natural. "Seguimos teniendo un diseño biológico de sapiens de hace 100.000 años, donde no podemos cortar con la naturaleza, porque si no nos sentiremos mal", explica. "Dormir bajo las estrellas nos dejará una huella que nadie va a olvidar".



