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A ciegas con la octava ola de Covid: "Vivimos con incertidumbre, porque no tenemos datos reales"

Pablo Recio

Jueves 20 de octubre de 2022

ACTUALIZADO : Viernes 21 de octubre de 2022 a las 13:24 H

12 minutos

"Tenemos una sensación de cierto grado de descontrol. No sabemos a qué nos enfrentamos"

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Cada vez sabemos más sobre el virus que provoca la Covid pero, en paralelo, paradójicamente, los datos públicos sobre la transmisión de la pandemia son menos precisos.

Desde que se expandió la variante ómicron, muchos estados, incluida España –con la gripalización–, han ido flexibilizando su estrategia de testeo de positivos y contactos para recuperar progresivamente la normalidad –Sanidad sólo da datos de positivos mayores de 60 años, hospitalizados y muertes–.

Una decisión, que ha provocado que los informes oficiales de contagios sean menos fiables y que puedan confundir a la ciudadanía, según afirman varios expertos consultados por 65YMÁS.

Poco margen para ser proactivos

Así, por ejemplo, al no contabilizarse todas las infecciones o, al menos, un buen porcentaje de ellas, resulta complicado saber cuál es la letalidad real del virus o la tasa de hospitalización sobre el total de contagios. En ambos casos, únicamente se pueden hacer estimaciones.

Por otra parte, varios expertos consultados entienden que esta carestía de datos puede provocar que las olas no se detecten a tiempo, únicamente, cuando llegan los casos a los hospitales o centros de salud, lo que dificulta actuar con antelación –refuerzos del sistema de salud y otras medidas preventivas (restricciones)–.

Ahora bien, no todos piensan que tenga sentido volver al 'testeo, cuarentena y rastreo'. Las principales razones: las subvariantes de ómicron, gracias a las vacunas y a infecciones previas, están generando sobre todo muchos casos asintomáticos o leves difícilmente detectables por el sistema –a no ser que se recurra a estrategias muy estrictas de control–, y además, cada vez resulta más complicado y no tiene por qué ser necesario seguir cargando en la ciudadanía la responsabilidad sobre el control de la transmisión y la declaración de casos –salud mental, fatiga pandémica...–.

De esta manera, en opinión de otros expertos, el análisis de aguas residuales, el testeo a mayores de 60 años y otros muestreos realizados en hospitales y atención primaria –gripe, Covid, VRS...– podrían bastar para anticiparse, detectar nuevas variantes y preparar el sistema de salud para atender y tratar a los vulnerables. 

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"Parece que esta va a ser la estrategia"

"Es un problema no tener tantos datos como en el pico de la pandemia. En estos momentos, las curvas de contagios y la transmisibilidad son sólo estimaciones muy aproximadas", entiende el investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido), Salvador Macip (@DrMacip).

"Ninguno de los indicadores sirve de mucho, aparte de la ocupación de camas o la saturación de la primaria, que se tienen en cuenta cuando ya es demasiado tarde para hacer prevención", se lamenta y añade: "Parece que esta va a ser la estrategia: no actuar hasta que la presión en los servicios sanitarios nos obligue a hacerlo".

"El enfoque restringido de la 'gripalización' no nos ayuda a ver la imagen completa del problema", comenta por su lado el exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña (@lopezacunad), por ello propone volver al sistema anterior, mejorándolo. "Hemos perdido poder de resolución para monitorizar las cosas, entender lo que pasa, contar con información que guíe la acción anticipatoria y superar el modo 'reactivo' con el que se está operando en estos momentos", critica. Y propone: "Además de la información sobre ocupación de camas y UCI, deberíamos agregar indicadores de utilización de servicios ambulatorios y hospitalarios por pacientes Covid y, sobre todo, conocer el coste que tienen sobre la atención de otras patologías –altas ocupaciones hospitalarias y saturación de la atención primaria–". 

"Hacer esto nos permitiría tener una idea más clara de por qué se ha producido una alta mortalidad este 2022 en el que hemos alcanzado casi 40.000 decesos excesivos en relación a las cifras observadas en años prepandémicos. Necesitamos mejorar la capacidad de nuestra lupa para visualizar mejor lo que está sucediendo y poder tomar acciones correctivas que permitan mitigar los efectos de una elevada incidencia", propone.

"No es de recibo tener un abordaje decimonónico, cuando existe la posibilidad de enfoques mucho más completos y modernos con la tecnología digital del siglo XXI", denuncia. "Publicar semanalmente los datos no me parece suficiente y considero que empobrece. Se pueden observar grandes tendencias, pero perdemos la capacidad de mirar variaciones con el detalle suficiente para actuar a tiempo", apostilla.

Los urgenciólogos, inquietos

Por su parte el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (@SEMES_), Pascual Piñera, asegura que, en estos momentos, los hospitales viven una calma tensa, con un incremento de casos de diferentes patologías, entre ellas, Covid. "Vivimos con incertidumbre, porque no tenemos datos reales. Las PCR que se hacen son a personas mayores de 60 años; y de gripe, estamos expectantes, viendo casos desde junio, sobre todo, de la cepa A. Además, estamos teniendo un aumento de pacientes con Covid que nos consultan por patologías respiratorias y otros que vienen por otra enfermedad y, al hacerles una prueba, tienen coronavirus", explica. 

"Tenemos una sensación de cierto grado de descontrol. No sabemos a qué nos enfrentamos. En primer lugar, por el Covid, porque no medimos. Y, en segundo, por la gripe, ya que no sabemos cómo se comportará", denuncia. 

El número de ingresos nos "acerca más a la realidad"

No obstante, no todos los expertos opinan igual. El catedrático en parasitología de la Universidad de Valencia, Rafael Toledo (@alfwarrior), entiende que estos nuevos indicadores de la gripalización son útiles para saber cómo está afectando la enfermedad a los vulnerables, que es, a día de hoy, lo más importante, una vez vacunada casi toda la sociedad. 

"Son los que más nos pueden acercar a la realidad. Se ha visto que la incidencia acumulada no puede ser considerada, puesto que depende de demasiadas variables: número de test realizados, grupos poblacionales en los que se hacen... Y eso hace que no sea del todo útil. Pienso que siempre debemos basarnos en los casos hospitalizados y en las UCI –y también se podrían incluir los intubados o en Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios–; pero siempre distinguiendo el ingreso 'por' Covid del 'incidental' –es decir, el que llegó infectado o se contagió en el hospital–", propone. 

"Se han generado unas expectativas que hacen que siempre parezca poca la información, pero también es cierto que buena parte de esos datos se están malinterpretando o usando de forma errónea, con lo cual es difícil encontrar el equilibrio", valora Toledo. 

Y es que, según él, esta puede ser una de las razones por la que Sanidad da cada vez menos información. "Debe ser lo más transparente, pero el uso que se está haciendo de ella supongo que influirá en determinados ámbitos a la hora de limitarla. Creo que los datos de grupos vulnerables son interesantes, al igual que los análisis de aguas residuales, pero deben transmitirse adecuadamente. Por ejemplo, las aguas pueden dar subidas o bajadas dependiendo de diversos factores y, para que tengan relevancia, deben estar relacionadas con subsiguientes incrementos de hospitalizaciones. El problema no es que se dé información, es que se haga un análisis riguroso de la misma", asegura. 

"Los indicadores establecidos, aún faltando información, pueden ser útiles"

Por último, el Jefe de Servicio de Inmunología de Hospital CU Virgen de Arrixaca, Manuel Muro (@manuelmuro5), opina que la información aportada actualmente por las autoridades sanitarias es suficiente. "De todas formas será la evolución de la pandemia la que nos va a marcar si debemos o no adicionar algún otro indicador, que en mi opinión no será el caso", comenta.

"Evidentemente si tuviéramos el dato en toda la población, absoluto y por edades, no solamente en mayores de 60 años, tendríamos una imagen más real de la pandemia. Sé que es complicado volver a atrás, más habiendo disminuido la virulencia del virus con las sucesivas subvariantes de ómicron", reconoce.  

Sin embargo, apunta, "nunca me pareció la estimación de aguas residuales un valor fiable". "Los indicadores establecidos, aún faltando información, pueden ser útiles para estimar la pandemia, coexistiendo con la gripe estacional", finaliza.

¿Dónde consultar el resto de indicadores de la pandemia?

Cabe recordar que existen otros informes semanales de acceso público que pueden ayudar a vislumbrar cómo está evolucionando la pandemia –si hay más o menos transmisión o cuál es su gravedad–, y pueden ser útiles para tomar decisiones colectivas o individuales –personas muy vulnerables–. Sobre todo, en puertas de una posible nueva ola –la incidencia lleva semanas aumentando, si bien, por ahora, las subidas no parecen explosivas–. Estos son:

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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