Probablemente, dentro de unos meses los científicos podrán hacer una estimación sobre cuántas personas se infectaron o estuvieron en contacto con ómicron durante la sexta ola, y esa cifra, seguramente sorprenda, ya que puede ser mucho más elevada que la incidencia registrada por parte de las autoridades.
Por ello, ciertos inmunólogos y epidemiólogos advierten: esta mutación parece que no es tan peligrosa. Y es que millones de personas se han contagiado en un mes y medio, la gran mayoría de ellos, vacunados, y el porcentaje real de graves, a falta de confirmarse esta tendencia tras el pico de hospitalizaciones, podría ser muy bajo.
Es por esta razón que algunos expertos ven esta oleada de casos como una dosis de refuerzo inesperada para buena parte de la población que se recupere de la infección, lo que permitirá, junto a futuras vacunas y antivirales, domesticar al virus o al menos tener una convivencia con él más pacífica –todo ello, esperando que no mute a peor, como ocurre en ciertas ocasiones con la gripe–. Sobre todos estos temas ha conversado 65YMÁS con el jefe del servicio de Inmunología del Hospital Virgen de la Arrixaca, Manuel Muro.
PREGUNTA -¿Cómo se vive actualmente la sexta ola en su hospital? ¿Quién está ingresando por Covid?
RESPUESTA - Ocurre en prácticamente todas las comunidades igual, salvo quizá en Cataluña. Las UCI están bastante saturadas en los centros pequeños, y en los grandes, como el nuestro, al 25%.
Los que están ingresados son en teoría muchos no vacunados y personas que, incluso con tercera dosis, tienen comorbilidades y una edad muy avanzada. Son pacientes que se dice que fallecen 'con' Covid más que 'por' Covid.
Luego, delta sigue campando y produce cuadros graves, y ómicron, los menos severos. Pero ahora mismo, por resumir, lo que vemos en los hospitales es una subida de casos, en espera del pico de la curva y de su bajada.
Eso sí, los contagios no se corresponden con los ingresos. Es decir, el número de infecciones es enorme, porque la mayoría de personas no registra el positivo de los test caseros, mientras que la tendencia en el hospital es más estable.
P.- Cuando hace referencia a personas ingresadas 'con' y 'por' Covid, ¿a qué se refiere?
R.- Antes, lo típico era la neumonía bilateral que llevaba al respirador. Pero hoy en día la patología es más leve. Sólo ocurre en algunos casos de no vacunados. Y luego están las personas con ciertas comorbilidades, que se les complican, ya se tenga Covid o no.
P.- ¿Y estas personas se contabilizan como ingresados Covid aunque sean asintomáticos?
R.- Nosotros ahora mismo tenemos un brote en el hospital Reina Sofía y esas personas no han ingresado por Covid, sino que lo han cogido aquí, por ejemplo. Hay que tener cuidado con la estadística.
De momento, lo que hay que tener en cuenta es que la hospitalización y la mortalidad siguen estables. El lío grande está en la Atención Primaria, con las bajas laborales. En los hospitales, aunque hay muchas personas ingresadas, la situación es manejable.
Además, es previsible que los casos bajen en una semana, esperemos, como pasó en Sudáfrica. Ya hay señales de que lo está haciendo. Y un porcentaje grande la población española está 'vacunada' con ómicron por el aumento de casos que ha sido demencial. Podría llegarse al 50% de población que pase la nueva variante según aseguran varios organismos. Y eso, para un inmunólogo, a parte de suponer que algunas personas puedan quedarse con un Covid Persistente, se podría considerar como una vacunación natural, con la última versión del virus.
P.- Imagine que no se hubiesen contabilizado los casos de esta ola y sólo se hubiese mirado el número de personas con neumonía bilateral en los hospitales y quizá la presión total, ¿se podría decir que el Covid se parece ya a una temporada mala de gripe? ¿Es correcto comparar las enfermedades?
R.- No es comparable. Esto se transmite más rápido. Y aunque los síntomas son similares, ómicron se manifiesta más en las vías respiratorias altas. Pero, sobre todo, la diferencia es la incidencia. Aun así, es verdad que la gripe no la cuantificamos como el Covid, haciendo una PCR a casi cada caso.
P.- Se hace un muestreo, ¿no?
R.- Se hacían estudios índice sobre una determinada población. Se realizaba una serología y se decía, sí, efectivamente, es gripe, para diferenciar. Pero no se hacía una PCR a cada caso acatarrado en el centro de salud. Se hacían prospecciones.
P.- Teniendo en cuenta que el impacto en hospitales no es tan grande, en comparación con el número de casos registrados, ¿cree que ya se puede convivir con el virus centrándose en los casos graves –vacuna y antivirales– y relajando las medidas de control de la transmisión?
R.- Lo de gripalizar el Covid, lo veo algo pronto. Hay que esperar a que baje la sexta ola. Además, esta enfermedad, como dice el doctor Adolfo García Sastre, ya no es la Covid. Ómicron produce otra patología. Antes, venía con la neumonía bilateral, pero ahora es un síndrome parecido al catarral. Y eso se ve en Cataluña, donde el 80% de la población ingresada es por delta. Así que las previsiones que hacen los expertos son distintas. Algunos creen que habrá picos de sierra hasta marzo, otros, que este coronavirus se quedará de forma estacional y que cada año nos vacunaremos y yo, por ejemplo, creo que hay que esperar a ver la evolución del virus, teniendo en cuenta que tiende a adaptarse al hospedador –más transmisible y menos virulento (inmunidad)–, por lo que podría parecerse a un catarro, como los otros cuatro coronavirus que conocemos. Sin embargo, no sabemos. Llevamos seis olas y nadie las ha previsto. Y ahora, ómicron ha saltado la vacuna.
P.- Dando por válida la hipótesis que prevé que la inmunidad adquirida valdrá para atenuar el efecto del virus por mucho que mute el patógeno, ¿quién cree que debería recibir refuerzos de la vacuna?
R.- Las personas que nosotros llamamos inmunocomprometidas, es decir, de más de 60 o 70 años cuyo sistema está más envejecido y responde peor; y quienes tienen inmunodeficiencia por alguna enfermedad, las personas transplantadas, pacientes oncológicos, etc.
Siempre lo he dicho, esta última aprobación de la tercera dosis para personas de 18 a 40 años no la veo con buenas ojos, incluso la OMS entiende que no hay datos de que haga algo más que lo que hacía la pauta completa. Creo que hay que tener paciencia. El sistema inmunológico siempre ha producido anticuerpos, luego, desaparecen y se quedan las células B y las T. Y cuando termina la infección, éstas se mandan a la médula osea. Posteriormente, cuando uno se vuelve a contagiar, se estimulan de nuevo, se dividen y se vuelven a producir anticuerpos. Eso se nos ha olvidado en esta pandemia. La inmunidad celular es muy potente.
Por ello, los inmunólogos buscamos que haya una respuesta. Y al que no consigue montarla, le damos más dosis. Pero si aun así no lo logra se les puede inmunizar de forma pasiva. Es decir, existen anticuerpos monoclonales, se pinchan y protegen durante un tiempo. Y además, están llegando los antivirales. Tenemos un arsenal que no teníamos antes y ómicron es menos grave. Hay un camino de esperanza.
P.- Por lo tanto, ¿los refuerzos serían para vulnerables?
R.- Sí. Y si sale la vacuna de Pfizer contra ómicron, pues quien no lo haya pasado, que se vacune.
P.- Cuando se gripalice la Covid y ya no se hagan cuarentenas, muchas personas mayores que tengan aún miedo al virus quedarán 100% expuestas. ¿Qué les recomendaría para que no cunda el pánico?
R.- Si se gripaliza, pues los pacientes con patologías deberían vacunarse y el geriatra quizá debería darles, si tienen riesgo, una inmunización pasiva cada 'x' meses. Pero deben hacer lo mismo que antes.
Con la gripe, los pacientes con patologías eran las personas que acababan en el hospital, aún estando vacunados, y algunos necesitaban respirador y, otros, fallecían. Debemos acostumbrarnos que, a partir de una cierta edad, esto puede ocurrir. Posiblemente también pase con el Covid. Así que lo que hay que hacer es protegerse: tener la dosis de la gripe, la del coronavirus y vivir. Hemos perdido dos años. Y lo veo en los chavales. Hay muchos casos de depresión y ansiedad, que ven que su vida se ha parado.
Luego, hay que tener cierta cautela, y cuando baje la sexta ola evaluar cuánta gente se ha contagiado y qué proporción está inmunizada e intentar que se normalice la cosa. No ya gripalizar, sino que conviva el virus con nosotros sin tanto miedo. Hemos tenido verdadero pavor.
P.- ¿Por qué la OMS no termina de compartir esta gripalización?
R.- Lo tengo claro. Ven que gran parte del mundo está sin vacunar. Uno responde bien al virus porque está con las dos dosis. Pero, para los que no lo están, la OMS pide que por favor lleguen las vacunas, para erradicar el virus o limitar su capacidad de mutación.
P.- Pero visto que este coronavirus podría infectar también a animales y luego volver al ser humano, ¿no es un poco una quimera el pensar que se pueden limitar las mutaciones?
R.- Es complicado, porque los organismos mutan. Fijáos en la gripe. De un año a otro hay una cepa nueva. Es complicado hacer que la naturaleza pare. Hay que adaptarse a lo que pueda venir. Y pueden surgir nuevas variantes que esperemos que sean menos virulentas, como ómicron –si hubiese sido como delta, e igual de contagiosa, no habría UCI en España para contener la ola–.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.