
Fernando Romay, en 'Ahora Sonsoles': "En la vida hay que reinventarse, también a los 65 años"
Foto: Atresplayer
Lunes 20 de octubre de 2025
ACTUALIZADO : Lunes 20 de octubre de 2025 a las 12:09 H
11 minutos
El jugador de baloncesto y presidente del Comité de Deporte de 65YMÁS llama a no rendirse nunca

El jugador de baloncesto y presidente del Comité de Expertos Turismo Cultura y Deporte de 65YMÁS, Fernando Romay ha protagonizado una emotiva entrevista el pasado viernes en el programa de Sonsoles Ónega, Y ahora Sonsoles (@YAhoraSonsoles), donde ha abordado su trayectoria profesional y, sobre todo, su incesante capacidad de reinventarse, un poder que sigue aplicando a sus 65 años.
Romay (A Coruña, 1959), medallista olímpico en Los Ángeles 84 y leyenda del Real Madrid, ha recordado que su primera gran reinvención fue forzosa. Tras 17 temporadas en el Real Madrid y 174 partidos con la selección, tuvo que "colgar las botas" a los 36 años. Desde entonces, lleva "una jubilación a los 36" y su vida ha sido una constante adaptación.
Ha trabajado en la creación de ONGs ("deportistas contra la droga" y "deportiva y vida"), ha estado en marketing, y confesó haber hecho "muchísimas cosas, muchísimas cosas", incluyendo haber "bailado en la tele" o su actual colaboración con el programa El poder de reinventarse, una campaña de sensibilización y empoderamiento de los mayores de 45 años que se encuentran en situación de desempleo, impulsado por la Cámara de Comercio de España, en colaboración con 65YMÁS.
La ventaja de la experiencia
El deportista, que proclama que "la vida, como el deporte, es adaptarse", reflexionó sobre la dificultad de iniciar nuevos caminos. Romay confesó que, si bien el espíritu de "no rendirse nunca" le guía, el miedo es más intenso en esta etapa de la vida. "Nos da miedo, según va pasando el tiempo, o sea, con más 65 da mucho más miedo," aseguró Romay, pero invitó a seguir reiventándose. Este temor se basa en la percepción de que el tiempo es limitado: "O sea, empezar de cero con más 65 dices que no me va a dar tiempo, que déjame", opina.
No obstante, la estrella del baloncesto insistió en que ser sénior trae consigo una ventaja inestimable: la experiencia. Aunque haya que "empezar desde abajo," él afirma que "con el bagaje la subida va a ser muchísimo más fácil". Esto se debe a que, al haber pasado por muchas situaciones, uno lleva "un bagaje dentro que te da muchísima soltura para muchísimas situaciones".
Romay subrayó que su motor para el cambio es la curiosidad, más que la obligación: "No todo es por obligación, es también por inquietud". Por ello, aconseja que las personas sigan disfrutando de las cosas que hacen, pues "normalmente de lo que te arrepientes de verdad es de lo que no has hecho".
Reclama el derecho a una" pensión digna" para los olímpicos
La necesidad de Romay de seguir buscando "otro vagón" en la vida se hace palpable al abordar su situación precaria de jubilación. Pese a ser uno de los grandes nombres del deporte español, Romay no cuenta actualmente con una cotización que le garantice una pensión digna. Romay explicó que durante décadas, muchos deportistas olímpicos no cotizaron a la Seguridad Social, dado que tributaban bajo el epígrafe de "artistas y toreros". Esta injusticia ha dejado a muchos exatletas en situaciones económicas delicadas.
Como ejemplo de esta dura realidad, el baloncestista relató que un deportista que estuvo en dos Juegos Olímpicos ahora cobra "600 € de jubilación". Su propia situación le obliga a seguir activo: "Mis compañeros o mis amigos que se han jubilado ayudan con la jubilación a sus hijos y en mi caso son mis hijos los que me tienen que ayudar a llegar a fin de mes," lamentó Romay, calificando esta situación de "verdaderamente triste". Romay recordó que esta falta de reconocimiento no es nueva, mencionando que incluso en la élite deportiva no gozaban de la misma cobertura que otros trabajadores.
Actualmente, Romay está en la lucha para que se reconozca a los deportistas como trabajadores con derechos y se les garantice una pensión justa. Aseguró que el tema está ya "en manos de la Seguridad Social" y que se está buscando una valoración para saber cómo actuar. Sin embargo, urgió a las autoridades a acelerar el proceso: "Lo que sí pediría es que sea rápido, que la gente empiece a tener muchos problemas".
El baloncesto, su válvula de escape frente al bullying
Romay ha recordado también que desde pequeño fue un "niño grande", naciendo con 6 kg y midiendo 1.85 metros a los 10 años. Esta diferencia lo hizo "el objeto de sus compañeros de clase". "Destacaba, aunque no quisiera, el bullying es contra todo lo que es distinto". Su altura era el blanco constante de sus compañeros: "Me llamaron de todo".
El acoso llevó a enfrentamientos constantes, que Romay tuvo que manejar solo: "me pegué muchísimas veces". Sus dificultades se trasladaban incluso al deporte escolar. La gimnasia, disciplina fundamental, fue imposible de aprobar para él: "Yo la gimnasia no la aprobé en mi vida". Esto se debía a que los ejercicios no estaban diseñados para su talla. Romay opina que el verdadero problema del bullying actual no es solo el hecho de que se metan con uno, sino "es la difusión que tengan el que te vacilen".
Afortunadamente, encontró en el baloncesto la clave para transformar su diferencia en su mayor fortaleza. El deporte "se convirtió en su válvula de escape". El baloncesto, junto con su familia, a la que considera uno de sus principales pilares, le permitió sobrellevar la situación y "relativizabas mucho lo que pasaba". A los 14 años, cuando el Real Madrid lo fichó, Romay tuvo la oportunidad de explotar lo que le hacía diferente. En el club le aseguraron: "Chaval, sabemos las posibilidades de que tienes y te quedas porque creo en ti".