Marco Herrera
Cuál
Diferencias entre temperatura y sensación térmica: cómo afecta cada valor
La sensación térmica da una mejor comprensión de cómo nos sentiríamos saliendo a un determinado área
Muchas veces, miramos el pronóstico del tiempo y decidimos que es un día perfecto para ir al campo, pero después tenemos mucho más calor de lo que predecía el meteorólogo o la aplicación consultada. En estos casos, la información que hemos visto no tiene por qué ser errónea. Es simplemente que la temperatura en la predicción no siempre es la que se siente realmente.
De forma habitual, con la llegada de internet y las aplicaciones especializadas en smartphones y tablets, a la hora de conocer el estado del tiempo en los próximas días, vemos otro valor distinto al de la temperatura que muchas personas no reconocen o no saben identificar. Este representa la sensación térmica que, dependiendo de varios factores como el clima, la altitud, la hora del día, la estación del año o la humedad, puede variar en algunos grados en comparación con el valor que marca. Pero, ¿qué cambia en la sensación térmica y a qué afecta cada valor? Lo vemos.
¿Qué es la temperatura?
Para comprender mejor este tema, primero debemos entender el concepto más fundamental de temperatura. Básicamente es la medida del calor y el frío, es decir, es el grado de calor presente en una sustancia que nos da esa misma sensación. A nivel molecular, es la energía cinética promedio que poseen los átomos de un material. Cuanto mayor es en un objeto, mayor es su energía cinética. Hay muchas unidades atribuidas a su medición, pero las más famosas son Celsius, Fahrenheit, que se utiliza sobre todo en Estados Unidos, y Kelvin, que se utiliza sobre todo en Física y Química.
La temperatura se mide con un termómetro y se basa en el principio básico de que los líquidos se expanden cuando se calientan y se contraen cuando se enfrían. Por lo tanto, cuando esta aumenta, el mercurio se expande y sube en el tubo, y cuando disminuye, se contrae y hace lo contrario. Estos movimientos se comparan con un punto de referencia para obtener el valor de las lecturas de temperatura.
¿Qué es la sensación térmica?
Si medirla consiste en registrar la temperatura del aire desde un termómetro que se ha mantenido dentro de una pantalla Stevenson o mediante el uso de cualquier otro instrumento apropiado, la sensación térmica, por otro lado, es una cifra calculada que considera varios factores diferentes aparte de la temperatura del aire. Este valor proporciona a las personas una idea aproximada de cómo se sentirán realmente si salen a la calle donde la temperatura ha sido registrada.
Los otros factores tomados en cuenta por la sensación térmica son la velocidad y la fuerza del viento, la temperatura del aire, la humedad relativa del área y la tasa de pérdida de calor de un cuerpo humano cuando está cubierto de ropa. Cuando combinamos todos estos factores y la temperatura media del área circundante, el resultado final es la llamada sensación térmica, que en algunas aplicaciones viene reflejada con el anglicismo "Real Feel". Por lo tanto, ¿cómo cambian estos factores nuestra percepción del calor y el frío?
¿Por qué el viento nos hace sentir más frío del que realmente hace?
Por un momento, pensemos en una ráfaga de viento que se mueve rápidamente por el ambiente. Los humanos son seres vivos de sangre caliente y, como resultado, nuestro cuerpo se mantiene dentro de un rango fijo: los 37 grados Celsius. Ahora, ese calor que fluye dentro del organismo también se transfiere a la piel, que a su vez calienta el aire que la rodea. A medida que se reduce la diferencia de temperatura entre el cuerpo y el aire, nos sentimos más cálidos. Lo que hace el viento es alejar esta capa de aire caliente, dejando nuestra piel expuesta al aire más frío que nos rodea.
¿Por qué la humedad eleva la temperatura a nuestro alrededor?
La humedad, otro factor que cambia nuestra percepción de la temperatura, opera de manera completamente opuesta. En un día cálido y soleado, nuestro cuerpo utiliza un proceso muy especial para enfriar nuestro cuerpo: suda. Y el sudor, es decir, agua salada con algunos minerales e iones, absorbe el calor del aire circundante y se evapora de nuestra piel, proporcionando una sensación refrescante. Este proceso se conoce como enfriamiento por evaporación. Sin embargo, este se reduce enormemente si el aire que nos rodea es húmedo, pues ya transporta agua. Como resultado, el aire cálido y el sudor permanecen en nuestra piel, haciéndonos sentir aún más calor.
Para medir la sensación térmica, los meteorólogos usan algo llamado Índice de calor (HI), que combina la temperatura del aire y el punto de rocío o humedad relativa para determinar la temperatura equivalente percibida por el ser humano. A 30 grados centígrados, con 10% de humedad, nos sentimos más cercanos a los 26 grados, pero a 90% de humedad, se notará más cerca de los 38.