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La desnutrición es tres veces más frecuente en los mayores de 70 años: descubre cómo prevenirla

Marta Vicente

Viernes 22 de octubre de 2021

ACTUALIZADO : Viernes 22 de octubre de 2021 a las 17:22 H

8 minutos

Sigue estos consejos para reducir el riesgo de mortalidad y mejorar tu calidad de vida

La desnutrición es tres veces más frecuente en los mayores de 70 años: descubre cómo prevenirla
Marta Vicente

Viernes 22 de octubre de 2021

8 minutos

Llevar una buena alimentación es clave a cualquier edad. Sin embargo, en las personas mayores, la nutrición adquiere una especial importancia resultando clave para la prevención de diferentes enfermedades. De hecho, desde Quirónsalud (​@quironsalud) afirman que la desnutrición en mayores se asocia a un mayor riesgo de mortalidad, mayores tasas de infección, aumento del número de caídas y fracturas, pérdida de masa muscular con mayor riesgo de deterioro funcional y dependencia, mala cicatrización de heridas o úlceras, estancias hospitalarias más largas y agravamiento de las enfermedades agudas y/o crónicas subyacentes. Por lo tanto, supone un riesgo y un deterioro general de la calidad de vida.

Con la edad aumenta el riesgo de padecer esta patología. Tal y como explica Nieves Fernández Letamendi, geriatra en el Hospital Quirónsalud Zaragoza, "la desnutrición es 3 veces más frecuente en personas mayores de 70 años que en los adultos de menor edad". 

 

La desnutrición es tres veces más frecuente en los mayores de 70 años: descubre cómo prevenirla (Foto: Bigstock)

 

Igualmente, la doctora señala que este riesgo, como es lógico, variará en función de los problemas de salud asociados o del ámbito de población que se analice, es decir, institucionalizada en centros residenciales, hospitalizada o que viva en la comunidad. Se trata de un problema real que, además,  será más prevalente debido al aumento de la esperanza de vida de la población. Según la Dra. Fernández Letamendi, existen varios factores relacionados con el envejecimiento (como los problemas de masticación, deglución, digestivos…) o más de orden psicosocial (dificultades para hacer la compra y cocinar, soledad, depresión…) que explican que, cerca del 35% de la población mayor que vive en casa, esté en riesgo nutricional y que un 7% esté ya desnutrido.

Por lo tanto, está clara la importancia de activar mecanismos para su prevención y detección precoz, y prevenir estos graves problemas que puede acarrear.

 

Mitos sobre la nutrición en personas mayores

Mitos sobre la nutrición en los mayores que hay que desterrar

Nieves Fernández Letamendi desmiente las siguientes creencias extendidas acerca de la nutrición en las personas mayores:

  • "La pérdida de apetito en los mayores es normal". No es normal y debe considerarse un signo de alerta y, por ello, se debe consultar siempre con nuestro médico de atención primaria o geriatra. A menudo se traduce como una enfermedad orgánica o psicoafectiva y puede mejorar con el tratamiento, antes de que tenga mayores consecuencias.
  • "Los mayores con cardiopatías o problemas renales deben restringir el aporte de líquidos". Solo debe hacerse en situaciones de descompensación aguda y bajo indicaciones específicas médicas. En fase estable se debe consumir las cantidades recomendadas diariamente, ya que el riesgo de deshidratación aumenta en estos pacientes.
  • "Las personas mayores, cuando están encamadas, no necesitan apenas comer". Aún en reposo o encamado se produce un consumo basal de energía que en presencia de enfermedades (infecciones, quemaduras, etc.) puede incluso aumentar.
  • "La desnutrición en mayores solo aparece en personas con ingresos menores". Una dieta puede ser equilibrada en nutrientes, con un coste razonable. Sin embargo, sí que puede existir, relación entre un mayor consumo de alimentos precocinados, conservas, bollería industrial…etc. y que no esté presente un cuidador que supervise la alimentación o ayude para realizar la compra (y no tiene porqué estar relacionado con más ingresos, ese cuidador que supervise o ayude puede ser el familiar).
  • "Tiene anemia porque come poco". Es una creencia errónea muy extendida. La anemia siempre tiene que ser un signo de alarma y debemos investigar su origen de manera adaptada a la situación del paciente.
  • "Da igual lo que coma que siempre voy estreñido". La dieta sí que influye, y mucho, en el ritmo deposicional, al igual que el consumo de líquidos y el ejercicio. “Consultar con el geriatra qué adaptaciones se pueden hacer y qué laxantes son necesarios en cada caso, pero nunca automedicarse ni utilizar productos de naturopatía sin consultar, ya que puede ser peligroso", asegura Fernández Letamendi.

Recomendaciones sobre la dieta saludable para una persona mayor

La geriatra del Hospital Quirónsalud Zaragoza defiende que la dieta más saludable será la que aporte la energía necesaria para mantener la actividad diaria de la persona y un peso estable, es decir, la que conserva un equilibrio entre la ingesta energética y el gasto calórico. ¿La dieta prototipo?: la "dieta mediterránea", la cual integra frutas, verduras, pescado, legumbres, frutos secos y aceite de oliva. Sin embargo, indica que un factor a tener en cuenta es que la dieta de las personas mayores debe estar adaptada a las recomendaciones de los distintos especialistas si padecen patologías crónicas como hipertensión, diabetes, o insuficiencia renal; si tienen dificultades para masticar o tragar; y, además de esto, si toman determinados fármacos.

Junto con estas recomendaciones, Letamendi lanza una serie de consejos sobre alimentación que deben tener presentes los adultos en edad avanzada:

  • Una buena alimentación es fundamental para mantener una óptima salud bucodental.
  • Las personas mayores sanas pueden digerir la mayor parte de los alimentos, pero presentan un enlentecimiento fisiológico de este proceso de digestión, y por ello se toleran peor las ingestas copiosas, los fritos, los asados, los guisos y las salsas.
  • Hay que limitar las bebidas estimulantes, carbonatadas y alcohólicas –un vasito pequeño de vino al día y siempre que no esté contraindicado–, controlar la sal –por debajo de 6 gramos/día–, las especias y los condimentos, moderar el consumo de azúcar y reducir el consumo de embutidos a un máximo de 1-2 días por semana.
  • La doctora apunta que, muchas veces, los pacientes le preguntan por la suplementación de preparados nutricionales que venden en farmacia "para fortalecer". En esta línea, Letamendi declara que hay que tener en cuenta que se debe hacer un aporte de proteínas adecuado y no suplementarlas sin supervisión médica. Tomarlas en exceso puede ser peligroso, porque puede provocar una sobrecarga de la función renal y mayor riesgo de gota o de litiasis renales. Sin embargo, hay muchos problemas asociados a la edad que pueden conllevar una ingesta proteica menor de la recomendada y, a su vez, existen determinadas enfermedades que "hiperconsumen" estas proteínas (como una fractura de cadera, procesos oncológicos…). "Consultar siempre al geriatra si están indicados o no en su caso y qué tipo", recomienda.

  • En los pacientes polimedicados es muy importante la revisión periódica de los fármacos que tome, ya que muchos de ellos pueden influir u ocasionar alteraciones del gusto, del olfato o pérdida de apetito y hay que valorar su continuidad.

 

El papel que juega la alimentación en la prevención de las enfermedades

Y si se combina con ejercicio, mucho mejor

Por último, la geriatra de Quirónsalud recuerda que, en los mayores, el verdadero equilibrio dietético se alcanza cuando se combina la dieta saludable con el ejercicio o actividad física regular, acorde siempre a las posibilidades de cada persona.

"Si es posible, se recomiendan paseos de 25-30 minutos, dos veces al día, a un ritmo de paseo cardiovascular (aquel en el que pueden caminar sin fatigarse, pero no podría ir hablando y caminando a la vez a ese ritmo porque tendrían que parar). En resumen, como decimos los geriatras: 'Menos pastillas y más zapatillas'", garantiza.

Sobre el autor:

Marta Vicente

Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.

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