
¿Por qué confiamos más en las personas que crecieron con menos?
Las infancias modestas inspiran más confianza que las crianzas privilegiadas, según un estudio

La confianza es vital para interacciones sociales efectivas y positivas, como se demuestra en algunos trabajos. Sin confianza, las relaciones románticas se rompen, las culturas en el lugar de trabajo se desmoronan, recuerda un ensayo de 'Annals Review in Psychology' o surgen facciones .
La confianza puede guiar cómo las personas resuelven dilemas sociales: si depender unos de otros para lograr más, ayudarse mutuamente y tener relaciones significativas, o hacerlo solos para evitar la explotación y el rechazo
La confianza se define tanto como un comportamiento (aceptar la vulnerabilidad con respecto a otra persona) como una expectativa (que esta persona recompensará en lugar de explotar la propia vulnerabilidad). Las características de quien confía pueden determinar cuánto lo hacen en los demás: algunas personas, en general, están más dispuestas a aceptar posiciones de vulnerabilidad y a tener expectativas positivas de los demás, por razones disposicionales culturales o contextuales.
Sin embargo, un grupo de investigadores ha buscado examinar una característica del que confía ¿cómo determina su contexto de clase social cuánto confían las personas en él? Los estereotipos amplios sobre la moralidad respaldan la hipótesis de que los individuos de contextos de clase baja frente a los de clase alta se beneficiarán de una mayor confianza.
El ensayo
Al decidir en quién confiar, las personas tienden a elegir más a quienes crecieron con menos recursos que a quienes asistieron a escuelas privadas o pasaron sus vacaciones en Europa, según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología.
"La confianza es esencial para unas relaciones sanas. Sin ella, las relaciones románticas pueden fracasar, los entornos laborales pueden verse afectados y las divisiones sociales pueden crecer", ha afirmado en un comunicado la investigadora principal, Kristin Laurin, PhD, profesora de psicología en la Universidad de Columbia Británica. Y ha insistido: "Pero, ¿qué lleva a la gente a confiar en alguien en primer lugar?".
Para averiguarlo, los investigadores realizaron una serie de experimentos con más de 1.900 participantes. Exploraron si la clase social de una persona, ya sea durante su infancia o en la actualidad, afecta la credibilidad que perciben los desconocidos. La investigación se ha publicado en la revista 'Journal of Personality and Social Psychology'.

En un experimento, se pidió a los participantes que participaran en un juego de confianza con lo que creían que eran otras personas reales, pero que en realidad eran perfiles ficticios. Cada participante completó un perfil y recibió copias de los perfiles de su 'grupo'. Algunos perfiles falsos describían a personas que crecieron con menos recursos, como personas que asistían a la escuela pública o trabajaban a tiempo parcial. Otros describieron antecedentes más privilegiados, como asistir a una escuela privada o tomar vacaciones en Europa.
'Confiadores'
En el juego, los participantes (conocidos como "confiadores") comenzaron con 10 boletos de rifa para un sorteo de dos tarjetas de regalo de de cerca de 100 euros. Tenían la opción de transferir cualquier número de estos boletos de rifa a uno de los jugadores ficticios de su grupo (conocidos como "confiadores"). A los confiadores se les dijo que cualquier boleto transferido a un confiador se triplicaría, y este podría decidir devolver cualquier número de esos boletos al confiador.
El estudio analizó la confianza como un comportamiento: ponerse a merced del otro jugador. La cantidad de boletos de rifa que los participantes transfirieron a otro jugador indicó cuánto confiaban en él.
También analizó la confianza como una expectativa: creer que el otro jugador sería confiable. A los participantes se les preguntó: "Si le dieras los 10 boletos a esta persona, tendría 30. ¿Cuántos crees que devolvería?".
En experimentos similares, los investigadores ajustaron los perfiles falsos para sugerir el estatus socioeconómico actual de los fideicomisarios y pidieron a los participantes que calificaran la moralidad de los demás jugadores. Las personas tendían a mostrar mayor confianza conductual hacia individuos de bajos recursos, tanto en el pasado como en el presente. Sin embargo, solo creían que un jugador era más confiable cuando este había crecido en un hogar de bajos recursos.
"Nuestra investigación muestra que las personas trazan una línea clara entre la infancia de alguien y su situación actual. Generalmente veían a quienes crecieron en hogares de clase baja como más morales y confiables. Si bien a veces actuaban como si confiaran en personas que actualmente pertenecen a la clase baja, no siempre creían que esas personas honrarían esa confianza", ha afirmado Laurin.
Estos hallazgos sugieren que las personas podrían querer ser estratégicas al presentarse en situaciones sociales donde la confianza es un componente. “Si siempre has sido rico, por ejemplo, podrías querer restarle importancia a esa historia y centrarte en el presente, mientras que si siempre has tenido dificultades económicas, dejar claro que creciste con raíces humildes podría ser más ventajoso”, ha añadido la investigadora.
Laurin ha recordado que si bien el estudio muestra una preferencia por confiar en aquellos de entornos de bajos ingresos, especialmente aquellos que crecieron de esa manera, no preguntó si esos individuos son realmente más confiables.
"No examinamos si la infancia de una persona o los antecedentes de clase actual realmente influyen en su comportamiento. Esa es una pregunta para futuros estudios, especialmente para entender cuándo la confianza está fuera de lugar o cuándo las personas pierden oportunidades de confiar en los demás de manera justa", ha determinado.