Sociedad

María Ángeles Durán: "Es un error insistir en la cantidad de años de vida si olvidamos la calidad"

María Bonillo

Foto: Cedida

Domingo 2 de noviembre de 2025

13 minutos

La experta en envejecimiento pide un Pacto de Estado sobre la vejez

María Ángeles Durán: "Es un error insistir en la cantidad de años de vida si olvidamos la calidad"
María Bonillo

Foto: Cedida

Domingo 2 de noviembre de 2025

13 minutos

María Ángeles Durán, primera mujer Premio Nacional de Sociología y experta en envejecimiento

 

Cada vez vivimos más, sin embargo, a veces el alargamiento de la vida no siempre va acompañado de bienestar. Para María Ángeles Durán, catedrática de sociología, profesora de investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y reconocida experta en envejecimiento, es "mucho más importante la calidad" de los años de vida, que la cantidad, tal y como destaca en una entrevista a 65YMÁS

Las personas mayores en España alcanzaron en 2024 el 20,4%, según el Censo Anual de Población de 1 de enero de 2024 publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La esperanza de vida también aumenta, alcanzando en la Unión Europea los 81,5 años en 2023, según el informe Panorama de la salud: Europa, de la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que refleja que España se encuentra entre los países que registraron una esperanza de vida más de dos años superior a la media de la UE.

Está claro que las sociedades son cada vez más longevas, vivimos más años, pero ¿cómo vivimos esos años? Recientemente fue captada una conversación privada entre los presidentes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladímir Putin, en el desfile militar en Pekín, en el que hablaron sobre longevidad e inmortalidad, en concreto de la posibilidad de que las personas pudieran llegar a vivir hasta los 150 años. Con todo, para Durán "no hay duda, lo más importante es la calidad, y poner demasiado énfasis en la cantidad a veces nos hace perder de vista que ganamos cantidad, pero perdemos calidad".

La experta hace referencia a un estudio reciente que refleja que "la proporción de años de enfermedad y de dependencia es mucho más alta que la proporción de años de buena calidad", lo cual, señala, "resulta bastante preocupante". Es por ello que considera que "es un error insistir en la cantidad si nos olvidamos de la calidad". 

 

Ángeles Durán: "Es un error insistir en la cantidad de años de vida si nos olvidamos de la calidad" (Europa Press)

Sumar vida a los años

La que ha sido la primera mujer en ver reconocida su labor con el Premio Nacional de Sociología en 2018, considera que "no hay una respuesta única" a cómo se puede sumar vida a los años, ya que "tanto en la cantidad como en la calidad intervienen muchos factores simultáneamente". 

"Lo que está claro es que haber tenido una vida saludable, disponer de una cobertura suficiente y tener una buena red de relaciones afectivas contribuye a que, por una parte, haya más cantidad de años, pero también mayor calidad", añade. Y aquí se incluye el envejecimiento activo, y es que, aclara, "envejecer activamente no solo significa moverse, que está muy bien, también estar atento intelectualmente y tener cariños a cosas y a personas". 

Uno de los retos principales para que las personas pasen por la etapa de la vejez manteniendo su autonomía es uno "muy difícil de resolver" y que "afecta sobre todo a las mujeres, y es meramente demográfico", explica. "Las mujeres estamos más años solas al final de nuestra vida que los hombres, sobre todo si por soledad entendemos la pérdida de la pareja con la que hemos convivido la mayor parte de nuestra vida. Y eso tiene mal remedio porque es, por una parte, una base biológica. Las mujeres parece que ya desde antes de nacer tenemos mejor resistencia física que los hombres y eso hace que vivamos algunos años más, aunque está bajando el tiempo que les llevábamos de ventaja. Los hombres tienen cubierto ese aspecto afectivo de la vida en una proporción mayor que las mujeres, es decir, ellos tienen al final en mayor proporción que las mujeres compañía, afecto y persona que les cuide". 

El tema económico es otro punto importante, señala, ya que "si la etapa de la vejez muy avanzada no cuenta con cierta garantía de cobertura de los gastos necesarios, eso implica muy baja calidad de vida".

También hay "un elemento filosófico muy importante, que es el grado de autonomía que tiene la persona. Ahora tenemos una ley que nos permite, al menos en teoría, que si llegado cierto punto la calidad de vida es tan baja que vivir es una tortura y es mejor, en opinión de quien está viviendo su propia vida, dejarse ir, debería resultar fácil poder comunicar esta decisión sin sentir culpabilidad ni que otra persona pueda decidir por ti qué es lo que vas a hacer". 

"Depende de muchas cosas al mismo tiempo. Solo he señalado tres elementos, pero en realidad son muchos, desde la calidad del aire hasta el sistema de transportes, el urbanismo y cómo se puede trabajar para que haya unas viviendas más adecuadas. Son muchos los factores", aclara. 

Que la longevidad vaya acompañada de verdadero bienestar y calidad de vida es algo complicado, señala la experta. "A mí me gustaría mucho tener una varita mágica que me dijera que basta con apretar un botón, o sea, tomar una sola medida, y conseguirlo. Pero es mucho más complejo", y explica que "habría que tocar muchos botones para conseguir esta mejoría de la calidad de vida". 

"El individualismo es también uno de los elementos que son difíciles de combatir. Nuestra sociedad ha basado en buena parte la idea de progreso, de libertad y de independencia en un individualismo que cada vez es más poderoso como valor dentro de nuestra sociedad. Y ese individualismo, para las personas que sean ya muy mayores, es difícil de compatibilizar con una vida de calidad". Con todo, se trata de "un valor muy profundo que tiene nuestra sociedad y cambiarlo no es nada fácil. Estamos toda la vida entrenados en la lucha individual por el éxito, y a partir de cierta edad lo importante no es lo individual, sino tener un entorno. O sea, pesa más lo colectivo que lo individual, pero hemos pasado muchos años luchando por lo individual y es difícil al final aceptar que lo colectivo es igualmente importantísimo". 

Durán explica, además, que "lo sanitario es sanitario y social al mismo tiempo. Y, en gran parte, "es económico, porque la sanidad hay que financiarla y hay que pagarla". En este sentido, resalta que "hay infinidad de temas en los que la calidad, en el aspecto estrictamente médico, puede mejorar. Pero implica un coste y hay que saber si queremos financiarlo o no". Y aquí entra en juego lo colectivo, apunta, "porque querer que la sanidad avance en muchos casos no solo es distribuir mejor los recursos, que es lo primero y lo fundamental, también implica aumentar los recursos. Y tener una población que tiene una edad muy avanzada prácticamente requiere aumentar los recursos dedicados a la salud de ese sector de la población. Eso no se hace si los demás no quieren financiarlo". 

 

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Desigualdades socioeconómicas vs. envejecimiento saludable

En este sentido, Durán advierte que las desigualdades socioeconómicas y la capacidad de las personas para envejecer de forma saludable "van completamente unidas". 

"De hecho, en los países en los que en este momento está mejorando mucho la capacidad de sobrevivir no hay tradición de ahorro porque históricamente no tenían apenas población mayor, y esto significa que hay que cambiar toda la organización del Estado empezando por el sistema tributario. Hay que tomar medidas que son a muy largo plazo. Una persona no puede, por así decirlo, ahorrar un año para poder financiarse 20 o 30 años fuera del mercado de trabajo. Tiene que empezar mucho antes, casi desde que empieza a producir para el mercado de trabajo tiene que guardar un poco de ese excedente porque el número de años que va a vivir después aumenta constantemente", explica.

"Al final vas a tener que tener un ahorro depositado para cuidar tu salud y no puedes esperar que sean los demás y tú gastar alegremente lo que has producido. Tienes que ahorrarlo. Esto significa una estructura económica distinta, quitando buena parte de lo producido para ahorrarlo para cuando nos haga falta al final de la vida", añade. 

Un Pacto de Estado sobre la vejez

A pesar de todo, la experta advierte que no se le da actualmente la suficiente consideración a estos temas. "No es suficiente", afirma. De hecho, participaba recientemente en el IX Foro Vivir Más, Vivir Mejor, organizado por HelpAge International España y el Ayuntamiento de Avilés, en colaboración con Fundación “la Caixa”. En él cuestionó quién debe hacer sociedades maduras: "¿Lo tiene que conseguir el Estado o nosotros mismos?”. También pidió un Pacto de Estado en relación a los temas de la vejez y la forma en que se afrontan.

El pasado mes de octubre participaba asimismo en el Ciclo Significado de la Ciencia y Tecnología en las Sociedades Democráticas, de la Fundación de Ciencias de la Salud, sobre el envejecimiento saludable, en el que lamentó que "nadie quiere la palabra viejo, es una palabra que tiene unas connotaciones muy desagradables y no hay manera de luchar contra una idea si nada más tenemos una palabra para nombrarla, que es una palabra que rechazamos". 

Sin embargo, explica, "por ahora, no han tenido mucho éxito todos los intentos de rebautizar ese periodo de 20 años, más o menos, que tenemos de vida, que puede ser una vida estupenda después de los 65. Nos llamamos sénior, mayores, tercera edad, en fin, andamos mareando la perdiz para ver si encontramos un nombre con el que estemos a gusto. No lo hemos encontrado todavía, y yo lo primero que propondría es encontrarlo porque, efectivamente, ahí viene una época muy buena, que es un enorme éxito histórico y social, y el periodo del declive grave en el que la enfermedad está muy presente y la dependencia es mucho más breve no tiene nada que ver con ese periodo de 20 años", un periodo que "está muy condicionado por razones económicas".

"Se inventó la jubilación cuando la gente se moría uno o dos años después de los 65, y ahora nos morimos como media 20 años después, ¿de qué vamos a vivir esos 20 años? Pongo un ejemplo muy sencillo: Si estuviéramos produciendo manzanas, tendríamos que guardar la mitad de las manzanas que producimos, el 50%, que pueden llamarse impuestos o ahorros, para poder pagar a la generación siguiente sus primeros 20 años y a la nuestra los 25 años de después de la jubilación. Pero eso sería suponiendo que todo el mundo trabajara. Como hay gente que está en paro, personas que están con enfermedad o gente que se dedica a cuidar a otros, resulta que no solamente tendríamos que guardar el 50% sino que en un país como España probablemente tendríamos que guardar tres cuartas partes de todo lo que producimos solamente para garantizar que estamos atendidos y están cubiertas nuestras necesidades en el conjunto de nuestra vida". En este sentido, ha recordado que en España "aumentamos la esperanza de vida en 3 meses al año". 

Durán también ha hecho referencia al término "cuidatoriado", un "gran grupo social cuya misión es producir servicios de cuidado". En este sentido, advierte que estos servicios "encajan muy mal con la economía de mercado", explica, y alude a la llamada "ley de hierro del cuidado", que es que "el que más necesita es el que menos los puede pagar. Y como no los puede pagar, inventamos que los cuiden gratis sus familiares, básicamente las mujeres, o inventamos trabajadores mal remunerados, básicamente mujeres inmigrantes". 

Cambio de mirada sobre la vejez

"Hasta una edad muy avanzada, casi hasta el final de la vida, las personas mayores dedican más tiempo a otros que el que se dedican a sí mismos. De modo que si lo midiéramos, no en dinero, que es obvio que en dinero, puesto que llevan ya muchos años fuera del mercado de trabajo, producen menos dinero, pero hay otras maneras de medir lo que es la productividad y lo que es la contribución a una sociedad, que es la dedicación de tiempo. Y las personas mayores, especialmente las mujeres que no tienen ni producen bienes que se miran en dinero, sin embargo hacen una contribución altísima a la sociedad en forma de cuidados", ha subrayado Durán, asegurando que "si no fuera por ellas, tendríamos que tener unos impuestos mucho más altos para que no estuviera la gente que lo necesita desatendida".

Teniendo esto en cuenta, considera que "ver la vejez como una época en que se produce mucho para sí mismo y para los demás, aunque no sea dinero, es un cambio importante". 

E insiste en la importancia de "la autonomía". "Yo creo que es imprescindible no solo la autonomía física, también la autonomía moral", señala en el ciclo en relación con el final de la vida, "saber que uno es quien toma las decisiones más importantes sobre sí mismo". 

"España tiene una ley desde hace algún tiempo que permite tomar decisiones", sin embargo, critica, "no se está aplicando bien". Es por ello que considera necesario revisarla, ya que uno de los componentes "esenciales" de la calidad de vida es "la calidad de muerte, y si no hay calidad de muerte tampoco podemos decir que haya calidad de vida". 

Considera, así, que "hay que trabajar mucho porque esa autonomía es una conquista cívica. Igual que creo que es una enorme conquista la longevidad, también falta muchísimo por trabajar desde los movimientos sociales por conseguir la autonomía moral". También ha destacado la importancia de los cuidados preventivos. "Si no cuidas lo de antes de la enfermedad, no lo estás haciendo bien porque cuidar antes puede ahorrar muchísimos años de enfermedad al final". 

"Las personas mayores tienen que tener autonomía para decidir sobre sus propias vidas, cómo quieren vivirlas y cuándo quieren no vivirlas. Y esto es un cambio radical, filosófico y moral que tarda tiempo en calar. Creo que vamos en la buena dirección, pero muy lentamente", explica la experta a este diario, añadiendo que también le gustaría "una moda para mujeres mayores que sea facilísima de llevar y que contribuya a que se sientan bien, cómodas y guapas". 

"¿Por qué hay que ser joven toda la vida cuando eso va contra natura? Tenemos que aceptar la belleza de la vejez", ha destacado también en el ciclo.

Sobre el autor:

María Bonillo

María Bonillo

María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.

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