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Los órganos donados tras la eutanasia, nueva esperanza para trasplantes

Patricia Matey

Miércoles 29 de octubre de 2025

ACTUALIZADO : Miércoles 29 de octubre de 2025 a las 9:44 H

10 minutos

La directora de la ONT aclara que se logran tan buenos resultados como con la donación tradicional

Los órganos donados tras la eutanasia, ¿nueva fuente para trasplantes? (Bigstock)
Patricia Matey

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Algunos países han legalizado la práctica de la asistencia médica para morir (MAiD, de sus siglas en inglés), también conocida como eutanasia voluntaria. En ella, un equipo médico administra directamente medicamentos intravenosos aprobados y estandarizados dentro de un hospital y un entorno monitorizado para acelerar intencionalmente la muerte de un paciente que ha recibido asesoramiento y consentimiento adecuados. Esto difiere del suicidio asistido, en el que se proporcionan medicamentos orales al paciente para su autoadministración. A partir de 2025, la donación después de MAiD se ha legalizado solo en unos pocos países, a saber, Bélgica, Países Bajos, Canadá, España y Australia, como recoge un estudio de Transplant

Eutanasia

La donación después de MAiD se ha clasificado como donación después de muerte circulatoria (DCD) categoría V, pero se diferencia de la tradicional (asistolia tipo III). en que se realiza en un entorno controlado en un entorno hospitalario, con equipos de recuperación de órganos para trasplantes en el lugar y en espera, y con un receptor de trasplante compatible preparado. El corto período agónico esperado antes de la muerte ha generado interés en la comunidad de trasplantes, ya que los donantes de MAiD pueden representar una importante fuente adicional de órganos para ampliar el grupo de donantes. Los primeros estudios han mostrado resultados satisfactorios tanto para los órganos abdominales como cardiotorácicos.

En Canadá, la donación de órganos tras la MAiD está regulada legalmente desde junio de 2016, con procedimientos y criterios de elegibilidad definidos. Una vez confirmada la elegibilidad para la MAiD, el paciente es derivado a una organización de donación de órganos y debe obtener su consentimiento informado. 

Es importante destacar que el procedimiento de MAiD y la donación de órganos son procesos legalmente separados, y es fundamental que la asesoría al paciente y a la familia se realice sin ningún conflicto de intereses, asegurándoles que la donación no afectará al procedimiento de MAiD y viceversa. Además, el médico que participa en la MAiD no participa en el proceso de donación. Entre 2016 y 2021, 155 pacientes donaron sus órganos y tejidos tras la MAiD en Canadá, como refleja un ensayo de CMAJ

A pesar del creciente número de donaciones tras el MAiD, lo que sugiere una mayor aceptación e integración logística de esta práctica, existe escasez de datos sobre los resultados del trasplante hepático.

Nuevas evidencias 

Ahora, sin embargo, llegan nuevas evidencias: al parecer, la donación de órganos tras la eutanasia es una práctica relativamente nueva tanto en Norteamérica como en todo el mundo. como hemos mencionado anteriormente, pero una primera comparación del trasplante de hígado con órganos donados tras la MAiD en Canadá ha demostrado una buena supervivencia de los pacientes con resultados similares a la donación estándar tras la muerte circulatoria. Los hallazgos del estudio, publicado en el Journal of Hepatology, destacan que esta práctica puede ayudar a satisfacer la creciente demanda de órganos al ampliar el grupo de donantes y, de esta manera, salvar más vidas.

 

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En declaraciones a 65YMÁS, Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), explica: "Este estudio revisó 313 trasplantes de hígado realizados en seis centros canadienses de trasplantes, con órganos obtenidos de donantes tras muerte circulatoria entre 2016 y 2023 Los investigadores analizaron la evolución de 56 receptores de injertos hepáticos procedentes de donantes tras eutanasia y la compararon con la de 257 receptores de hígados de donantes en asistolia tipo III. En su estudio objetivan que la supervivencia de paciente e injerto es similar en ambos grupos, y que la donación tras eutanasia no se asocia con un mayor riesgo de complicaciones, ni de pérdida del injerto. Los autores concluyen que este tipo de donantes permite realizar trasplantes hepáticos de manera segura y efectiva".

Y recuerda: "Este estudio adquiere especial relevancia porque existen pocas publicaciones en la literatura científica sobre los resultados de los trasplantes con órganos de donantes fallecidos tras eutanasia. El motivo es que sólo unos pocos países han legalizado la eutanasia y puesto en marcha programas de donación en este contexto de fallecimiento: Australia, Bélgica, Canadá, Holanda y España. De acuerdo con el Observatorio Global de Donación y Trasplante, gestionado por la ONT en colaboración con la OMS, en 2024 se registraron 13.366 donantes en asistolia en todo el mundo, de los que solo 178 (1,3%) correspondieron a personas fallecidas tras eutanasia. Esta cifra ilustra lo incipiente que es aún esta modalidad de donación a escala global".

Algo llamativo de la publicación "es el dato de que el 22% de los trasplantes hepáticos realizados en Canadá en los siete años posteriores a su legalización procedieron de donantes fallecidos tras eutanasia. Este dato contrasta con la situación en España, donde este tipo de donación es menos frecuente. Desde que entrara en vigor la Ley de Regulación de la Eutanasia en 2021 hasta diciembre de 2024, en España se habían realizado 96 trasplantes hepáticos de donantes fallecidos tras eutanasia (aproximadamente el 2% del total de trasplantes hepáticos efectuados en ese periodo de tiempo). En análisis preliminares realizados en nuestro país, observamos que estos injertos presentan resultados similares a los obtenidos con otros tipos de donantes, con supervivencias de paciente e injerto al año incluso superiores a las objetivadas en el estudio canadiense", apostilla Beatriz Domínguez-Gil. 

Nos comenta también que "más allá de sus resultados, el estudio nos recuerda la importancia de comprender la donación tras la eutanasia desde la perspectiva de la persona que fallece. Esta práctica no sólo tiene un enorme impacto en la salud de los pacientes que se trasplantan, sino también un profundo significado ético y humano: ofrece a quienes han decidido poner fin a su sufrimiento la oportunidad de ayudar a otras personas a seguir viviendo. Como señalan los autores, convertir el final de la propia vida en un acto de generosidad hacia los demás” resume el espíritu que impulsa esta forma de donación, que combina respeto, autonomía y solidaridad".

 

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT. (ONT)

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT

 

James Shapiro, presidente de Investigación de Canadá y Director de Trasplante de Hígado en la Universidad de Alberta, Edmonton (Canadá) y coinvestigador principal de la nueva investigación ha explicado en un comunicado: "Nuestro estudio proporciona la primera experiencia canadiense a gran escala, similar a estudios previos de Bélgica y los Países Bajos, que muestran que los resultados son positivos, a la vez que demuestran el impacto real que la donación MAiD puede tener en la disponibilidad de órganos”.

Y ha insistido: “Si bien no todas las personas que buscan la eutanasia son aptas para la donación por diversas razones, esperamos que nuestro estudio permita una mejor comprensión del papel potencial de la donación de órganos después de MAiD y su impacto para salvar vidas de muchas personas en su último acto de generosidad”.

El coinvestigador principal, Dr. Alessandro Parente, de la División de Trasplantes, Departamento de Cirugía, Universidad de Alberta, Edmonton; Instituto de Estudios Hepáticos, y Hospital King's College, Londres, ha señalado: "Quienes eligen la donación de órganos a menudo se enfrentan a enfermedades incurables, y se trata de una decisión profundamente personal y cuidadosamente regulada. Se han establecido protocolos para garantizar que cualquier decisión sobre la donación de órganos se tome libremente, sin presiones ni juicios. La donación de órganos solo ocurre si el paciente decide de forma independiente realizarla y esto está estrictamente separado de su decisión sobre los cuidados paliativos".

En lista de espera

El trasplante de hígado es un procedimiento vital para pacientes con enfermedad hepática terminal, insuficiencia hepática aguda, cáncer de hígado y trastornos hepáticos genéticos bien seleccionados. La incidencia de enfermedades hepáticas y las indicaciones para el trasplante de hígado están aumentando. Miles de pacientes esperan un trasplante, pero la cantidad de órganos disponibles es mucho menor que la demanda.

Los hallazgos de este estudio sugieren que la donación tras la muerte circulatoria podría ampliar significativamente la disponibilidad de hígados. Este tipo de donación representó un aumento de casi el 22 % en la actividad de donación tras muerte circulatoria en Canadá, lo que se traduce en aproximadamente ocho hígados adicionales para trasplante cada año durante un período de siete años.

El profesor Shapiro ha referido: "Esto no es solo una cifra; significa que más pacientes serán retirados de la lista de espera, se salvarán más vidas y se obtendrán mejores resultados para las personas con enfermedades hepáticas. Además, otros estudios previos mostraron resultados positivos para otros órganos, como corazón, pulmones y riñones donados después de la MAiD, lo que destaca los posibles beneficios de más procedimientos que salvan vidas, no limitados únicamente al hígado".

"Para muchos pacientes, la oportunidad de donar sus órganos les brinda consuelo al saber que pueden dejar un legado significativo, honrar su deseo de ayudar a los demás y dar el regalo de la vida incluso al final de su propio camino. La donación también puede brindar consuelo a las familias, al saber que su ser querido puede ayudar a otros de una manera tan significativa mediante este profundo acto de compasión", ha determinado Parente.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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