Los ejercicios que mejoran la movilidad en el párkinson
Ayudan a detener el progreso de la enfermedad y alivian muchos de los síntomas
Las últimas cifras que nos hablan de la enfermedad de Párkinson nos recuerdan el gran impacto familiar, social y sanitario de la enfermedad. La Sociedad Española de Neurología (SEN) documenta: "Es una enfermedad neurodegenerativa y crónica que afecta en nuestro país a unas 120.000-150.000 personas. Se trata de la segunda patología neurodegenerativa más frecuente, después de la enfermedad de Alzheimer. El párkinson también es, tras el alzhéimer, el segundo diagnóstico neurológico más frecuente entre los mayores de 65 años. Y es que el 2% de los mayores de 65 años y 4% de los mayores de 85 años también la padecen. No obstante, no es exclusiva de personas mayores: el 15% de los pacientes no superan los 50 años y también se pueden encontrar casos en los que la enfermedad se inicia en la infancia o en la adolescencia".
Fue a principios de la década del 2000, cuando la ciencia empezó a demostrar por primera vez que el ejercicio puede ayudar a aliviar los temblores comunes en la enfermedad de Parkinson.
Víctor García Fonseca, fisioterapeuta del Health Center Quirónprevención, constata esta afirmación: "Hay innumerables estudios que evidencian los beneficios de ejercicio físico en el párkinson, tanto para detener el progreso de la enfermedad como para mejorar la sintomatología que cursa".
Programa personalizado
Como recuerda García Fonseca, "evidentemente hay que adaptar el ejercicio a cada caso, haciendo una valoración previa para pautar un programa de ejercicio personalizado".
Es importante, no obstante, si estás pensando en iniciar actividades de ejercicio físico, que planifiques adecuadamente su realización y será necesaria una evaluación por parte de un profesional con experiencia en la incorporación del ejercicio en la enfermedad. La planificación de una rutina deportiva, si es posible, debería ser supervisada por un especialista, un fisioterapeuta, un especialista en preparación física e incluso un terapeuta ocupacional.
¿Qué tipo de ejercicio hacer?
Se debe tener en cuenta que el párkinson "cursa con múltiples síntomas", reconoce el fisioterapeuta.
- Los motores son los más conocidos. Temblor, lentitud y rigidez corporal son de los más característicos.
- Los no motores son menos conocidos, pero también son muy frecuentes y pueden ser muy limitantes. Estamos hablando de dolor, fatiga o trastornos del sueño.
El ejercicio, por tanto, debe "ser de fuerza de bajo impacto y encaminado a la mejora del tono muscular, la deambulación y el equilibrio", enfatiza el especialista.

Defiende también que "se ha demostrado que no solamente el ejercicio puede detener el progreso de la enfermedad, sino que además puede mejorar muchos de los síntomas. El ejercicio puede hacer que las AVD (actividades de la vida diaria) se realicen con mayor destreza y con más seguridad".
Además, recuerda que "para reducir los síntomas motores hay ejercicios encaminados a la reeducación de la marcha y otras actividades que mejoren la movilidad y la coordinación como pueden ser ejercicios de facilitación neuromuscular, estiramientos y movilizaciones articulares activas y pasivas".
En cuanto a los síntomas no motores, "se deben practicar ejercicios de carácter cognitivo, que también ayudan a mejorar el estado de los pacientes con párkinson", insiste García Fonseca,
Y para todos los pacientes defiende que la práctica de ejercicio es mejor realizarla "en principio por la mañana, que es cuando el organismo está mejor preparado para la actividad física. Además, estos pacientes suelen acumular fatiga a lo largo del día".
Barrera a derribar
Para el especialista de Health Center Quirónprevención "el problema es que una barrera importante es el desconocimiento del tipo de ejercicio que deben realizar Además, existen otras barreras como son la inseguridad o la falta de fuerza a la hora de hacerlos de manera que muchas veces se abandona la práctica del ejercicio. Por eso es muy importante la supervisión y el refuerzo del trabajo que hacen estos pacientes".
Así, "y en función del grado de afectación del paciente, es recomendable seguir unas pautas de seguridad, como son tener algún supervisor para controlar la ejecución del trabajo físico y no exceder el tiempo recomendado de trabajo, ya que la fatiga extrema puede ser contraproducente", apostilla el experto.
