El electrodoméstico que consume tanta energía como 65 neveras encendidas a la vez
Este aparato supone el 6% del consumo energético anual de los hogares en EE. UU.
Diariamente utilizamos una gran cantidad de aparatos electrónicos sin saber a ciencia cierta cuánta energía consume cada uno de ellos. Muchas veces buscamos ahorrar dinero apagando o dejando de usar algunos aparatos, por lo que es importante tener en cuenta cuál es el que más consume.
Si bien forma parte de la rutina cotidiana, utilizar la secadora de ropa puede significar un aumento muy grande en tu factura energética, pues es uno de los electrodomésticos que más energía consume dentro de los hogares.
Estudios recientes revelan que una secadora promedio puede gastar la misma cantidad de energía que 65 neveras funcionando al mismo tiempo en horas de máxima demanda, una cifra que sorprende incluso a los expertos en eficiencia energética.

Según indica el Departamento de Energía de Estados Unidos, estos electrodomésticos pueden representar hasta el 6% del consumo total de energía doméstica. Cuando millones de hogares la utilizan al mismo tiempo, se generan “picos de carga” que obligan a activar fuentes de energía adicionales, como calderas de gas natural, más contaminantes y menos eficientes.
Sin embargo, la secadora no es el único problema, ya que muchos dispositivos siguen usando electricidad incluso cuando están apagados. Este “consumo fantasma” puede llegar al 26% del gasto energético anual de un hogar, según menciona la Universidad del Norte de Texas. Los televisores, equipos de fax y teléfonos fijos contribuyen de manera silenciosa a este derroche energético.
Para reducir este impacto, los especialistas recomiendan seguir ciertas recomendaciones como aprovechar el calor residual entre cargas, elegir secadoras con bomba de calor o recurrir al secado natural cuando sea posible.
Utilizar una secadora entre cuatro y cinco veces por semana puede aumentar la factura anual de un hogar en unos 130 euros. Adoptar pequeños cambios en el uso diario de este aparato puede marcar la diferencia en el consumo energético y la sostenibilidad ambiental.


