Adiós al chollo portugués: Grecia, Malta e Italia toman el relevo para captar jubilados extranjeros

Desde 2009, mucho antes de que la pandemia de Covid-19 pusiese el mundo patas arriba y todo cambiara por completo, Portugal tenía puesto en marcha un agresivo plan para captar jubilados de todo el mundo convirtiendo el país luso en un 'paraíso' para pensionistas, grandes fortunas y famosos. Pero hoy las cosas han cambiado y son Grecia, Malta e Italia los que se afanan por tomar el relevo en la captación masiva de pensionistas extranjeros.

Así era el modelo portugués

Trasladarse al país vecino no es en absoluto complicado y por aquel entonces ofrecía muchos beneficios, tanto desde del punto de vista económico como del de la tranquilidad basada en un estilo de vida relajado, sin contar con que los portugueses son famosos por su cordialidad, amabilidad y hospitalidad. 

"Portugal ha lanzado un plan agresivo para captar jubilados del mundo. Tan agresivo que les quita los impuestos y que ha puesto en solfa el sistema de bienestar social nórdico", explicaba en 2019 Iñaki Ortega, director de Deusto Business School en Madrid y coautor del libro La revolución de las canas, durante una Jornada sobre 'Los retos de la vejez'.

Y es que, los acuerdos fiscales entre países han ido suprimiendo la injusta doble tributación por unos mismos ingresos y suele dejarse que sea el país del residente el que cobre los impuestos. En base a esto, Portugal decidió no cobrar tributos sobre rendimientos procedentes de otros países. La legislación portuguesa permite que los ingresos originados fuera del país procedentes del trabajo de autónomos o profesionales, de la propiedad inmobiliaria, de intereses y dividendos puedan verse beneficiados por el programa de exención. Tampoco hay ningún tipo de impuesto sobre patrimonio, sucesiones y donaciones.

La clave era residir allí seis meses y un día. El Gobierno decidió no aplicar retención alguna a la pensión bruta con lo que el pensionista la recibía íntegra durante diez años con la condición de vivir, comprando o alquilando una vivienda, en el país durante al menos 183 días, no necesariamente continuados, al año. Y había un atractivo más para los pensionistas: además de un bajo coste de la vida, que también pueden rescatar sus planes de pensiones privados sin pagar absolutamente nada al fisco por hacerlo.

Adiós al paraíso fiscal 

A raíz de estas ventajas, decenas de miles de pensionistas españoles, alemanes, franceses, holandeses, suecos, británicos... trasladaron su residencia a Portugal.

Sin embargo, Europa se planteó tomar medidas al respecto cuando Finlandia presentó una protesta formal ante la Comisión Europea contra el país luso por “competencia desleal” y cambió su legislación para poder cobrar impuestos por los planes de pensiones en caso de que el país del residente no lo haga. En aquel momento, Portugal era una especie de paraíso fiscal para jubilados y desde el año 2016 al 2017 las solicitudes para acogerse a este régimen habían aumentado un 70%.

Con todo, aquella ley de 2009 que abría la puerta de ese paraíso y que fue puesta en marcha un Gobierno socialista, paradójicamente, una década más tarde fue rebajada por otro Gobierno socialista. ¿Por qué? Para acallar las protestas de sus dos socios a la izquierda de la socialdemocracia, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués, sin los que no hubiera logrado conseguir mayorías parlamentarias ni aprobar los presupuestos.

Y la reforma fiscal consistió en que jubilados y pensionistas tributaran un 10% de su pensión. Una medida introducida por los socialistas en su propuesta de presupuestos del Estado, que entró en vigor en febrero de 2020. Se trata de una norma que no tiene carácter retroactivo, por lo que aquellos jubilados inscritos con anterioridad seguirán con las mismas condiciones de exención de impuestos hasta un máximo de diez años.

Los nuevos 'paraísos' para pensionistas

Pero, como en su ancestral sabiduría explica nuestro refranero, 'a rey muerto, rey puesto', el vació dejado por Portugal no ha tardado en encontrar candidatos a ocupar ese nicho de mercado y trasladarlo desde el Atlántico portugués a la cuenca del Mediterráneo, a países como Grecia, Malta e incluso el sur de Italia.

Grecia ha decidido que la fórmula para superar la crisis es aprovechar la privilegiada situación mediterránea de sus islas para atraer capital extranjero. Para ello, el gobierno del primer ministro Kyriakos Mitsotakis ofrece una tasa impositiva del 7% de la totalidad de la renta imponible a los jubilados (pensión, ingresos financieros o procedentes del ahorro, etc.) que se asienten en su país.

Una tarifa plana, que tendrá una aplicación de 10 años para los impuestos de los pensionistas y que se suma a un bajo coste de la vida en un país en el que el sol y la playa no escasean. "La lógica es simple: queremos que los pensionistas se muden aquí. Tenemos un país precioso con un buen clima. Así que, ¿por qué no?", confesó al rotativo británico The Guardian en ministro de Finanzas, Athina Kalyv.

Por otra parte, el gobierno griego ha elaborado un proyecto de ley por el que, con una inversión mínima de 500.000 euros en el país heleno, bien sea en productos financieros o inmobiliarios, el contribuyente foráneo tan sólo pagará un impuesto fijo sobre la renta de 100.000 euros, que en ningún caso se verá incrementado por ningún pago adicional sobre el patrimonio o por cualquier otro concepto.

Y es que, como explica el viceministro de Finanzas griego, Theodoros Skilakakis, "las personas con recursos económicos enormes ya tienen muchas vías como los paraísos fiscales para evitar los impuestos. A nosotros nos interesan individuos acaudalados que puedan invertir en Grecia y residir aquí. Tenemos varios proyectos, incluido el inmobiliario, que ofrecen buenos rendimientos".

Italia quiere reactivar su economía en el sur

Italia tampoco quiere quedarse fuera del mercado a la hora de captar pensionistas y jubilados extranjeros que se establezcan en su territorio. En este caso, lo que se busca es la reactivación económica del sur del país separado del industrializado norte por una brecha económica que no para de aumentar, sobre todo, a partir de la declaración de la pandemia de covid-19, puesto que ya se registra en el país transalpino el triple de tasa de paro y de pobreza en el sur que en el norte.

Se trata de impulsar el crecimiento del Mezzogiorno, esa macroregión que suele delimitarse por una sesgada línea que va desde el mar Tirreno hasta el Adriático y comprende Campania, Apulia, Molise, Lacio, Marcas, Basilicata, Abruzos, Calabria, Sicilia y Cerdeña. En esta zona, donde vivenen torno a 21 millones de italianos, las diferencas del PIB con las regiones del norte pueden llegar al 45%, según datos del ISTAT, el equivalente de nuestro INE en Italia.

Por ello, la condición que impone Italia para beneficiarse de ventajas fiscales es la de establecer la residencia en estas regiones del sur y permanecer en ellas un mínimo de cinco años, además no haber residido fiscalmente en el país durante los cinco ejercicios anteriores.

Si estas condiciones se cumplen, los jubilados que las acepten tan solo pagarán un 7% por su pensión o por cualquier otra renta procedente de fuera de Italia.

Régimen especial para pensionistas en Malta

Por lo que a Malta se refiere, el Gobierno del primer ministro Robert Abela ha instaurado un régimen fiscal directamente pensado para la captación de pensionistas.

Se ha bautizado como el 'Retirement Program' o 'Programa de Jubilación' y otorga un estatus fiscal especial a los pensionistas de la UE, el Espacio Económico Europeo y Suiza, si la pensión representa al menos el 75% de sus ingresos imponibles.

El solicitante debe cumplir las siguientes condiciones:

• Adquirir una propiedad por no menos de 275.000 euros o alquilarla por no menos de 9.600 euros al año.
• Si la propiedad está en Gozo o en el sur de Malta, el valor de compra tan solo debe ser superior a 220.000 euros En este caso, el valor del alquiler no debe ser inferior a 8.750 euros anuales.
• Disponer de un seguro médico adecuado que cubra el territorio de la UE.
• Los solicitantes no pueden pasar más de 183 días al año en una jurisdicción extranjera.
• Solicitar una tarjeta de residencia por jubilación.

A partir de aquí, se aplica un impuesto del 15% con respecto a los ingresos extranjeros si se reciben en Malta, con la posibilidad de reclamar una desgravación por doble imposición. El impuesto mínimo anual de este programa es de 7.500 euros. Si hay algún dependiente o cuidador especial, se aplicarán 500 euros adicionales por cada uno. Además, el Gobierno de Malta cobra una tasa de registro única que asciende a 2.500 euros.