
Ahorro y jubilación: qué rescatar, cuándo y como
Tener en cuenta las circunstancias personales y la fiscalidad de los productos financieros es clave

Prepararse para la jubilación desde el punto de vista financiero es imprescindible para poder disfrutar con tranquilidad de esta nueva etapa. En este sentido, es importante tener una idea de qué vamos a hacer con nuestros ahorros y decidir qué queremos rescatar, cómo y cuándo.
La fase de desacumulación, es decir, la manera en la que utilizamos el capital acumulado, es tan relevante como la etapa de ahorro durante la vida laboral. Cada persona afronta la jubilación con circunstancias y necesidades diferentes, por lo que no existe un único camino válido, aunque sí se pueden seguir pautas comunes que faciliten la toma de decisiones.
Además de analizar ingresos necesarios y gastos estimados durante la jubilación, deudas y patrimonio, conviene tener en cuenta aspectos clave como la fiscalidad de cada producto financiero, el orden en el que conviene rescatarlos y la forma de cobro más adecuada. Todo ello, acompañado de un asesoramiento personalizado, permitirá optimizar los recursos y asegurar una jubilación más estable y segura.
Qué ahorro rescatar primero
Una vez hemos analizado nuestra situación personal, el siguiente paso será decidir qué productos financieros, de lo que tenemos contratados, conviene rescatar primero, y para eso, es importante tener en cuenta la fiscalidad, ya que no todos los productos tributan de la misma manera.
- Fondos de inversión: suelen tributar como ganancias patrimoniales, por los rendimientos obtenidos, al momento del rescate, lo que permite aprovechar exenciones fiscales si se utilizan para contratar una renta vitalicia o si se compensan con posibles pérdidas. Son una opción interesante cuando se necesita liquidez inmediata.
- PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático) y seguros de ahorro: tienen un tratamiento fiscal favorable si se convierten en rentas vitalicias, ya que en ese caso están exentos los rendimientos obtenidos durante el periodo de acumulación (siempre y cuando se cumplan otros requisitos, como que hayan transcurrido, al menos, 5 años desde la primera aportación hasta la constitución de la renta vitalicia, que no se supere la aportación máxima anual de 8.000 euros ni el máximo de primas totales acumuladas de 240.000 euros) .
- Planes de ahorro a largo plazo (SIALP, CIALP): están exentos de tributación siempre que se cumplan los requisitos legales (por ejemplo, mantener la inversión al menos 5 años).
En general, es recomendable empezar por estos productos con ventajas fiscales y dejar los planes de pensiones para más adelante. De esta forma, se optimiza el uso del ahorro, se evita pagar más impuestos de los necesarios y se preservan los derechos consolidados de los planes de pensiones, que pueden servir como colchón para etapas más avanzadas de la jubilación o incluso como herramienta de planificación hereditaria.

Los planes de pensiones: opciones de rescate
Cuando llegue el momento de rescatar el plan de pensiones, habrá que decidir qué modalidad de cobro interesa más. De nuevo, la elección dependerá de la situación personal, las necesidades de liquidez y las implicaciones fiscales de cada opción, qué son las siguientes:
- Renta: permite cobrar el ahorro mediante pagos periódicos (mensuales, trimestrales, etc.), lo que garantiza una mayor estabilidad financiera a largo plazo y facilita la planificación del presupuesto en la jubilación. Además, al distribuir el cobro en el tiempo, el impacto fiscal suele ser más moderado. Las rentas pueden ser financieras (aquellas que se terminan cuando se agota el fondo en base al cual se pagan) o bien actuariales (aquellas que se pagan hasta el fallecimiento del asegurado o de ulteriores beneficiarios o bien, en el caso de las temporales, hasta el cumplimiento del plazo contratado si éste ocurre antes que el fallecimiento) que, a su vez, pueden ser vitalicias o temporales.
- Capital: consiste en recibir todo el ahorro acumulado en un único pago. Esta alternativa ofrece liquidez inmediata, pero puede tener implicaciones fiscales más gravosas, ya que el importe tributa íntegramente como rendimiento del trabajo en el ejercicio en que se percibe. Puede ser útil en casos puntuales, como cancelar una deuda o realizar un gasto extraordinario.
- Disposiciones parciales: proporcionan flexibilidad, ya que permiten rescatar solo la cantidad necesaria en cada momento, manteniendo el resto del ahorro invertido para el futuro. De esta forma, se combina liquidez con eficiencia fiscal y se prolonga la vida del capital acumulado.
En la práctica, algunos jubilados optan por una combinación de modalidades, adaptando el rescate a sus necesidades en cada etapa. Por ejemplo, se puede realizar un cobro inicial en forma de capital para cubrir un gasto importante, y después establecer una renta periódica para complementar la pensión pública.
Ejemplos prácticos
Para entender mejor cómo aplicar estas estrategias, veamos dos situaciones distintas que ilustran la importancia de adaptar el rescate del ahorro a cada caso personal:
María es pensionista, tiene ingresos limitados y un patrimonio sencillo. Su prioridad es contar con ingresos estables que complementen la pensión pública y le permitan mantener su nivel de vida sin sobresaltos. Para ella, una buena opción puede ser destinar parte de sus ahorros a contratar una renta vitalicia, que le proporcione un flujo periódico y garantizado de dinero durante toda su jubilación.
Laura, en cambio, llega a la jubilación con una situación financiera más holgada y un patrimonio diversificado. No necesita disponer de todos sus ahorros de inmediato, por lo que puede optar por realizar disposiciones parciales de su plan de pensiones, rescatando sólo lo que necesite en cada momento. Además, puede mantener parte de su patrimonio como reserva para el futuro o para fines de planificación hereditaria, evitando rescates innecesarios que le supongan una carga fiscal elevada.
Estos ejemplos muestran que no existe una fórmula única válida para todos. Lo más recomendable es analizar las circunstancias de cada persona y diseñar una estrategia que combine liquidez, seguridad y eficiencia fiscal. Y para ello, es recomendable consultar a un asesor financiero experto para que nos ayude a encontrar el camino que mejor se ajuste a nuestra realidad y nuestras necesidades. También se pueden utilizar recursos de apoyo como Mi jubilación de BBVA para planificar y gestionar el ahorro de manera segura.
Junto al asesoramiento, también hay que evitar comparaciones y centrarse en optimizar nuestro ahorro de acorde a nuestros objetivos y fiscalidad, porque la desacumulación es un momento muy importante para disfrutar con tranquilidad de esta nueva etapa, y una buena planificación y asesoramiento puede marcar la diferencia.