Gastronomía

Ni salmorejo ni gazpacho: aprende a hacer ajoblanco

Verónica Mollejo

Foto: Bigstockphoto

Lunes 29 de junio de 2020

ACTUALIZADO : Jueves 20 de agosto de 2020 a las 18:48 H

3 minutos

Procedente del sur de España, típica de Málaga, el ajoblanco es una sopa fría de gran sabor

Aprende a hacer ajoblanco paso a paso
Verónica Mollejo

Foto: Bigstockphoto

Lunes 29 de junio de 2020

3 minutos

Aunque en verano el salmorejo y el gazpacho triunfan en los menús semanales de multitud de hogares españoles, existe otra sopa fría que también merece dicho reconocimiento y que en el sur del país, especialmente en Málaga, tiene tantos seguidores como sus dos semejantes. Hablamos del ajoblanco, vinculado a la gastronomía romana y griega, pero que aquí se popularizó en la posguerra y otras épocas de escasez, debido a la accesibilidad y el bajo coste de sus ingredientes.

Considerado una variante del gazpacho andaluz, el ajoblanco está compuesto principalmente por pan, aceite y ajo. Aunque luego, dependiendo de la zona donde se elabore, también puede incluir almendras, vinagre y otros alimentos propios de cada región. De hecho, además de triunfar en Málaga o Almeria, es una receta muy arraigada en algunas localidades de Extremadura. ¿Quieres aprender a prepararlo? Pues toma nota de las siguientes indicaciones.

Ajoblanco

Elabora tu propio ajoblanco, paso a paso

Ingredientes:

  • 250 gr de miga de pan
  • 1 litro de agua fría
  • 3 dientes de ajo
  • 200 gr de almendras crudas y peladas
  • 35 ml de vinagre de vino blanco
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Uvas o jamón (para acompañar)

El primer paso es quitar la corteza al pan, poner la miga en un recipiente y echarle agua por encima para que se ablande. A continuación, solo tienes que introducir todos los ingredientes expuestos anteriormente en una batidora para crear la sopa fría. Eso sí, durante el proceso también debes incluir el litro de agua, poco a poco, para conseguir la consistencia deseada. Con batir la mezcla un par de minutos es más que suficiente, aunque debes comprobar que el resultado es fino y que los ingredientes están completamente ligados.

Antes de servirlo, tienes que probarlo para rectificar el punto de sal y, una vez conseguido, dejar que el ajoblanco repose en la nevera para que esté bien fresquito. Lo normal es dejarlo una hora, pero también puedes meterlo en el congelador para conseguir la temperatura deseada en menos tiempo.

Unos segundos antes de consumirlo, incluye en la superficie las uvas deshuesadas o los taquitos de jamón que habías comprado como acompañamiento, aunque también puedes recurrir a unos picatostes, unas anchoas picadas o un trocitos de melón. Sin olvidar el chorrito de aceite de oliva que tan bien combina con este tipo de platos. El ajoblanco puede durar en perfecto estado alrededor de 3 o 4 días.

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Verónica Mollejo

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