Marco Herrera
Libros
'Desde los márgenes: 150 películas que deberías ver'... la antilista
Los autores hacen una lista atípica, con cintas que nadie suele recomendar en estas clasificaciones
Desde los márgenes: 150 películas que deberías ver y que nadie más te va a decir que deberías ver (Libros Walden, 2014) se presenta como una antilista, sin ningún orden establecido más allá del alfabético. Y, sobre todo, se presenta como una lista de películas semidesconocidas para el gran público, casi como un libro para descubrir obras geniales, de las que muchos no conocían su existencia.
Concepto
A sus autores, José Sanz y Manuel Moreno, las listas de "1001 películas que debes ver..." les parecían monótonas, en ellas siempre veían las mismas películas y de un estilo muy académico, que no se salían de los cánones marcados por Hollywood. "Surgió hablando los dos de cómo siempre se pone en un altar a las mismas películas, mientras que hay cientos de joyas por ahí maravillosas y que no conoce nadie. En el libro hay películas que quizá no son mejores que El Padrino (1972), pero que son interesantes por un motivo u otro", apunta Moreno. Y nos cuentan cómo surgió la idea: "Fue a la muerte de Resnais, con el exagerado consenso de la gente en hablar de las mismas dos películas de él. Así que la idea principalmente era esa: devolver al carril del centro las obras que iban quedando en la cuneta", comenta Sanz.
El prólogo corre a cargo del director Marçal Forés, al que Moreno conoce del mundo de la música, cuando el cineasta tocaba con el grupo ¡Pelea! Tanto Sanz como Moreno señalan que no existe ningún articulador ni preferencia por el tipo de producción, la localización o el género entre los 150 films elegidos, y que la intención del libro era pervertir el género de elaborar listas de películas.
Ni mejores ni peores
Destacan que la mayoría de los largometrajes incluidos no obedecen a formas muy comerciales y acentúan que con el libro no han querido recomendar "lo mejor", sino que son 75 filmes por las que cada uno siente predilección: "El libro lo que quiere sugerir, y creo que hasta lo ponemos en algún prólogo, es que el mar es muy grande. No puedes quedarte solo con el cine de Hollywood, con el europeo o el asiático, ni solo con las películas más conocidas de cada director. Hay cosas maravillosas en todos lados", destaca Manuel Moreno, que aparte de escribir se dedica a la traducción de obras en inglés y es el fundador de la editorial Libros Walden.
En el libro obvian épocas más reivindicadas históricamente, como puede ser el Hollywood clásico. Y comentan que no hace falta hablar bien de Billy Wilder o Gregory La Cava porque ya se ha hecho en muchas ocasiones durante décadas y por bastantes autores. Y sobre no pasar por algunos movimientos o épocas del cine, Moreno apunta: "El libro no pretende ser completista. No son 'las 150 películas que deberías ver', son solo unas 150 películas que deberías ver. Se podrían hacer miles de libros así, cada uno tendría que escribir el suyo".
Sanz comenta que aún con la mencionada falta de pretensiones de editorializar, se les ha reprochado no incluir determinados estilos o filmografías. Y destacan que dejaron fuera muchas cintas por las que sienten devoción, y que el parámetro para incluirlas en el libro a veces iba más por la facilidad para escribir sobre ellas y "venderlas" que por el hecho de considerar a unas mejor que otras.
¿Obras menores?
Los autores señalan que se enfocan hacia "películas menores", pero no menores en calidad, sino en consideración general del gran público. Y apuntan a largometrajes con cargas dramáticas más moderadas, coincidiendo ambos en que las películas que mejor reflejan cualquier realidad son las que introducen en su trama tanto momentos dramáticos como de comedia, un género que consideran infravalorado y contra el que grandes directores de la historia del cine tienen prejuicios.
"Igual [esos directores] piensan que rebajan el tono o se salen de él, cuando a mí precisamente es lo que me saca de un drama, la ausencia de algún punto cómico: no puedo suspender la incredulidad ante una película de dos horas de lloros, cuando en la vida real hasta en un funeral ocurre algo gracioso", nos aclara Sanz.