Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorSu verdadero nombre es Monasterio de San Jerónimo de Yuste y fue el refugio de Carlos V. Tras una visita a este lugar, uno comprende perfectamente que fuera elegido por este monarca para vivir los últimos años de su vida.
El monasterio fue fundado en junio de 1409 y se encuentra en la localidad de Cuacos de Yuste. Entre los años 1508 y 1525. A mediados del siglo XVI se construyó el nuevo claustro, de estilo renacentista. Sin embargo, el gran cambio en este monasterio se dio en el año 1554, cuando el Emperador Carlos V decide abdicar y retirarse a este solitario convento extremeño de Yuste. Y no solo fue su lugar de retiro, también fue el primer lugar donde reposaron sus restos hasta que fueron llevado a San Lorenzo de El Escorial, donde descansan en el Panteón de Reyes.
Con la intención de retirarse al monasterio del rey, comenzaron las obras del Cuarto Real. El claustro, por ejemplo, sufrió algunos cambios ya que parte fue incorporado a esas estancias reales. Otra de las incorporaciones fue una terraza cubierta en la fachada principal de la casa-palacio. También se incorporó una fuente y un pequeño estanque.
Tras la muerte de Carlos V, el monasterio recupera su condición de ser exclusivamente convento religioso. Su hijo, Felipe II realiza algunas obras para cumplir con los deseos de su padre, como el retablo mayor de la iglesia. Después de ese tiempo, quedó prácticamente inalterado hasta el incendio que sufrió en 1809.
En el año 1931 es declarado monumento histórico-artístico y desde 2004 es bien de Patrimonio Nacional, quedando bajo su gestión y cuidado.
En nuestra visita al monasterio de Yuste nos vamos a encontrar dos partes diferenciadas: el convento y la residencia del emperador. El convento lo forman la iglesia gótica y los dos claustros, uno de ellos gótico y de enorme elegancia y el nuevo, de estilo renacentista, más amplio y con mayor decoración.
La residencia de Carlos V fue construida junto al muro sur de la iglesia, de tal forma que desde la habitación personal del emperador hay una visión directa entre la cama y el altar mayor de la iglesia.
Esta residencia es una construcción sencilla, de dos plantas y el acceso de la planta principal es por medio de una rampa. Destaca su hermosa terraza cubierta, desde la que se divisan los jardines y el estanque.