

La Dirección General de Tráfico calcula que en esta segunda parte de la Semana Santa habrá unos ocho millones de movimientos automovilísticos por las carreteras. Según datos de Renfe, apenas se pueden encontrar billetes de tren para viajes de largo recorrido y algo parecido ocurre con los pasajes de avión. El sector de la hostelería saluda entusiasmado la recuperación de actividad y habla de un 90 por ciento de ocupación en la mayoría de las zonas turísticas. Las gentes que las televisiones entrevistan por las calles irradian entusiasmo. No sé si dije aquí que el personal, en cuanto toca un puente, lo hace como si siempre estuviese saliendo de un confinamiento. Las únicas lágrimas que hemos visto, además de las de Ucrania y algún crimen terrible en nuestro país, han sido las de cofrades cuyas procesiones tuvieron que ser suspendidas. Pero incluso esas lágrimas no volverán a repetirse porque el Jueves, Viernes y Sábado Santos vamos a tener un tiempo que solo las imágenes de los pasos y los tronos merecen. Y el colofón, la semana que viene: ¡fuera mascarillas, vade retro covid! Ante este panorama, el cronista no puede hacer otra cosa que exclamar: ¡qué bonita eres, normalidad! ¡Haced que dure mucho, Vírgenes y Cristos de la procesión!